Extra O1

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Trece años después

Las luces de los candelabros sujetados a la pared era lo único que otorgaba claridad para el rizado, el pasillo de color vino, era interminable de atravesar y con cada paso quedaba el llanto de aquel bebé era más claro y fuerte. Finalmente encontró la puerta, aquella puerta que el propio rizado decoró.

JiMin eran letras enmarcadas de color blanco y con varios caballos decorados, cuando el rizado coloca su mano sobre el mango de la puerta, color rojo brillante se encontraba sobre su palma. Inmediatamente busca la fuente y es cuando se percata del dolor en su vientre que le atraviesa, su bata con la cual duerme todas las noches, está llena de sangre y en el medio en su vientre una herida grande y abierta se burla.

Y finalmente abre la puerta, una cabellera roja y en sus brazos arrullaba a un bebé, un pequeño que no dejaba de sollozar.

─Shh, amor, mami está contigo─. Susurra la voz, y JungKook la reconoce como si de una pesadilla se tratase.

Vuelve arrullarlo, pero de nuevo, no sirve de nada porque el bebé no detiene su llanto, y cuando Minhee se coloca de pie puede ver el rostro del bebé, su bebé. JungKook es capaz de reconocer aquellos ojos ónix idénticos a los suyos.

Su Mingguk, es su bebé─. Suéltalo─. JungKook dice en un susurro, pero su voz no suena, es apenas un murmuro lento y silencioso.

La mirada del rizado se distrae cuando la puerta que da al baño se abre y de ahí sale JiMin en sus brazos lleva a una niña, aunque está cubierta con una manta rosa puede olerla. Ming Hua.

Sin poder detenerse, camina hacia JiMin en busca de protección, pero el Alfa lo detiene con una de sus manos libres, sus ojos no son cariñosos en cambio lucen fríos y duros, como al inicio.

─Guardias─. Minhee dice en voz alta y por la puerta entra unos guerreros, cuatro todo liderados por Edin su fiel sirviente. ─Llévenlo al calabozo y asesínenlo al amanecer.

Sus brazos son sujetados por los guardias, ─No, soy yo su Reina. Su Alteza. Edin.

Edin lo ignora y en cambio aprieta con más fuerza los brazos de JungKook.

─JiMin, Alfa, detén esto, mírame por favor.

Un sollozo lo atraviesa cuando ni siquiera su Alfa puede mirarlo en cambio lo único que recibe es una mirada engreída de Minhee.

─¿Lo ves? Yo siempre gano─. Y vuelve a mirar al pequeño bebé ─. Yo siempre gano, ¿verdad, hijo?

Cuando es alejado de la habitación solo puedo encontrar su voz para gritar con voz desgarradora─. No toques a mis bebés.

Con un sobresalto se despierta, sus rizos se pegan a su frente. La habitación está vacía, pero por la ventana lo recibe la tarde ventosa de septiembre, sus pies tocan el suelo y sin molestarse en colocarse sus zapatillas sale de la habitación.

El viento remueve sus rizos, en el camino choca con algunas de sus sirvientas que inmediatamente se inclinan con respeto, pero JungKook no tiene tiempo de charlas cordiales, se promete más tarde disculparse, pero él necesita algo, solo necesita.

Y lo encuentra cuando llega al último escalón. Risas joviales y mejillas sonrojadas con tierra en sus rostros.

─Mamá─. Es Ming Hua la primera que lo ve, lleva un vestido blanco con medias del mismo color, su moño mal colocado y sobre sus manos unos guantes llenos de tierra─. Fue fantástico, encontramos un venado y papi lo cazo.

─Yo le ayude, mamá─. Es Mingguk, su primogénito el que habla. Su cabello castaño está revuelto y puede notar hojas secas entrelazadas y a diferencia de su hermana él lleva unos pantalones blancos.

hate u love u › jikook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora