hate u love u › jikook.

Final

Pero en este crepúsculo nuestras elecciones sellan nuestro destino.

El frío nocturno era helado y siniestro, los omegas se escondían dentro de sus viviendas y los alfas gruñían de impotencia. El reino se había convertido en un infierno andante, los rebeldes habían tomado la plaza principal y la guardia real no había movido tan siquiera un dedo, no tenían a un rey que los defendiera, su rey había desaparecido.

─Han robado todo el mercado principal─. Yoongi habló era uno de los asesores reales─. No tardaran en ingresar al palacio.

─Debemos tomar la corona, el rey ha sido clasificado como impotente para este cargo, ha desaparecido─. Fue la voz de otro de los hombres, el reino se había convertido en cenizas.

─El rey Park es el único heredero legitimo a la corona, si lo destituyen solo provocara que la corona quede desprotegida.

─La corona ha sido desprotegida, el rey ha decidido esconderse detrás de los muros de su habitación─. Era completamente real, dos días atrás el rey apareció empapado de lluvia y con un olor amargo dentro que lo cubría. Él no habló, tomó una botella de vino y se encerró en su habitación.

Habían pasado tres días desde aquel momento, y los hombres se sorprendieron cuando vieron al rey entrar desnudo con solo una bata cubriendo su anatomía inferior.

─Joon tiene razón, esto es una mierda, debería llamar a Ae-Ra, esa bruja puede hacer un mejor trabajo.

─Su majestad─. Fue Yoongi quien habló, su mirada en el suelo─. Usted es nuestro rey, debe tomar su cargo.

JiMin lo miró por un segundo y negó─. Soy un imbécil, el bastardo del rey. Fui engañado por un simple omega y he perdido a mi luna.

─Majestad, no lo ha hecho. La reina es sabía y lo entenderá─. Fue Yoongi, quien se acercó y colocó una mano en el hombro del rey─. Lo ha hecho bien, Majestad, usted le otorgó su confianza al omega, él le falló. No usted.

JiMin miró la mano, y suspiro sin poder evitar que sus ojos avellanas se cristalizaran, una presión en su pecho creció─. Le fallé, le fallé a mi omega, a mi luna. La madre de mi heredero, creí en un ex amante antes que en mi esposo.

─Se lo puede decir. Si lo lamenta, se lo dirá. La reina está por llegar, ha navegado desde hace cinco días, su majestad.

JiMin lo miro como si de un loco se tratase. ─¿JungKook está volviendo?

El alfa asintió. ─Las doncellas han preparado su habitación, en el momento que embarque, será enviado─. Tomo uno de los pergaminos y fue entregado en las manos del rey. Era una carta, firmada por JungKook. La carta avisaba en palabras cortas su viaje de regreso al palacio, y también la condición de su avanzado embarazo.

─No puede, le harán daño─. JiMin se acercó a uno de los ventanales y desde ahí se podían observar la manada de personas afuera del castillo exigiendo ver al rey. Exigiendo un poco de misericordia y justicia.

─Mi rey─. Habló uno de los beta─. No lo harán, el pueblo está molesto, sus mentes han sido envenenadas por murmullos venenosos, pero ellos atesoran a la reina y el fruto que crece en su vientre, el pueblo desea la vida de la reina. Jamás lo lastimarían.

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El mar rugía en dirección del barco. JungKook aferraba sus manos en el rosario que colgaba alrededor de su cuello pálido. Su vientre era acariciado por la mano de su madre, las contracciones habían comenzado a volverse exactas.