Extra O2

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Las sábanas hechas de exquisita seda acariciaban la piel del omega de rizos. Su piel desnuda brillante bajo la luz de la luna y su vientre extendido era tocado por su esposo, su Alfa.

Los ojos ónix brillaban bajo la oscuridad de un temprano invierno, sus carnosos labios fueron tocados por los delgados de su esposo. Y un leve empujón se presionó en medio de su vientre.

─¿Ha despertado?─. JiMin preguntó, su palma áspera no dejaba de acariciar el vientre hinchado de su omega.

JungKook, dejó salir un suspiro con fingida molestia─. Alfa, tú lo has despertado.

JiMin se encogió de hombros, y mostró una sonrisa desvergonzada.

─Tengo cierta debilidad por mis cachorros─. Y era cierto, para Park JiMin el ex temible rey, no existía nada mejor en el centro del universo que sus cachorros.

Era un Alfa, siempre deseó tener descendencia. Era instinto pero, el amor que sentía por sus hijos era más allá que un simple instinto era un amor inimaginable. Un amor que nunca en sus más locas fantasías pensó que sentiría.

JiMin fue educado por un padre egoísta, un hombre que no tenía tiempo para ser un padre amoroso y en su lugar era un rey ambicioso. Fue ese sentimiento que orillo a Park a entregarle su corona a JungKook.

No quería que un título ser interpusiera entre sus cachorros, y en ese momento cuando tomo la decisión solo estaba consiente de un bebé, ahora tenía cuatro- próximamente cinco. Sus hijos, sus más grandes tesoros.

─Creo, que este bebé sabe que su padre lo adora demasiado─. JungKook dice, su dedos se entrelazan con las hebras castañas de JiMin.

─Ninguna medida es suficiente cuando se trata de mis cachorros, pero tengo que levantarme, le prometí a Ggukie que lo llevaría a conseguir un pino.

JungKook asiente y se abraza así mismo cuando el calor corporal de su Alfa se aleja─. Oh sí, estuvo hablando sobre eso durante toda la semana, creo incluso cansó a sus profesores.

JiMin esboza una sonrisa. ─Está en la edad perfecta de la aventura, le apasiona todo sobre salir al bosque.

─Alfa, no es solo la aventura. El ama estar contigo, lo miro en sus ojos. Le apasiona estar con su padre.



✧ ✧ ✧


─Papá, ven encontré el pino perfecto─. Mingguk grita. Sus rizos se agitaban con el viento de un fresco invierno, sus ojos ónix lucían brillantes y sus mejillas sonrojadas por el frío.

El niño de trece años vestía un pantalón de cuero y un abrigo cálido junto con una capa para protegerlo del invierno.

─¿Has encontrado algo, cachorro?─. JiMin se acerca a un lado de su hijo y observa el pino, es frondoso y alto. Una buena elección.

Gguk asiente. ─Eso creo, papi─. Él niño comienza a tocar el pino con cierta delicadeza. Mingguk siempre fue así desde pequeño demasiado sensitivo a la naturaleza. ─Es el indicado.

─Confío en ti, cachorro─. JiMin mira a su hijo y asiente. Con una señal llama a los guardias que comienzan a cortar el pino. ─Toma esa hacha, te enseñaré cómo hacerlo.

El niño asiente y toma la herramienta con cuidado, escucha a su papá y asiente en lo que dice. Un cuarto de hora después el pino finalmente cae y es amarrado por los guardias.

El día termina por irse y la oscuridad los saluda. ─Su Alteza, no creo que sea adecuado viajar.

JiMin asiente y hace una mueca con disgusto─. Edin, no quiero pensar que está sugiriendo-

─Mi rey, con el respeto que le tengo. Lo hago─. Edin inclina su cabeza en dirección del niño. ─No es buen clima para el príncipe y aquella casa sigue bajo el cuidado de los sirvientes.

─JungKook me matará si se entera que he ido a ese lugar y he llevado a mi cachorro─. JiMin dice sin embargo lo piensa, no deseaba llevar a su hijo al lugar que compartió con Minhee, aquel omega que solo era un terrible recuerdo en la vida del Alfa.

Edin se encoge de hombros. ─Creo que la Reina se molestaría muchísimo más si el príncipe resultara enfermo.

JiMin no responde sin embargo asiente y con un brazo sobre los hombros de su hijo camina a lo largo del bosque, directo al lugar que conocía de memoria. Cuando visualizan la casa, él niño mira a su padre.

─¿Quién vive ahí, papi?─. Mingguk pregunta. Nunca le habían permitido venir hasta aquel lugar. Era una casa hogareña rodeada de animales y pastizales.

JiMin mira a su hijo. ─¿Ahora? Unos sirvientes y en el pasado fue mi hogar, antes de conocer a tu madre.

─¿Antes de vivir en el castillo?─. Mingguk vuelve a preguntar. Y antes de que el Alfa le dé una respuesta, la puerta es abierta.

Los sirvientes inmediatamente se inclinaron con respeto y besó el dorso del rey. La caballería es llevada a hospedarse en el establo y JiMin es guiado a la habitación real.

─¿Mi cachorro?─. Mira a su hijo que se encoge en su lugar.

─Oh, no tenga angustia, Alteza. El príncipe dormirá en una habitación de invitados, está siendo preparada ¿Es un Alfa, cierto?─. La mujer pregunta, es una beta de cuerpo esbelto─. Un Alfa de su edad debe tener su propia privacidad.

JiMin asiente y mira a su hijo. ─¿Estás bien con eso?─. Y aunque el niño asiente. JiMin duda durante un segundo, en efecto la edad de su cachorro era suficiente para ser independiente pero en cambio, Mingguk era un niño que todavía compartía habitación con su hermana gemela y recibía el beso de mamá todas las noches.

─Príncipe, acompáñame─. Dice la beta y se inclina─. Su Alteza, con su permiso.

La puerta es cerrada, y JiMin se toma un segundo para soltar el aire que había retenido. Estar en aquella casa que en algún momento fue su hogar le provocaba escalofríos.

Los minutos pasaron convirtiéndose en unas horas, y aquel sentimiento no se eliminaba. Se colocó de pie en busca de su cachorro, solo necesitaba aspirar su aroma.

El aroma de su hogar, el aroma de su omega. La casa estaba oscura y finalmente llegó a la habitación de invitados, abrió lentamente la puerta no queriendo despertar a su hijo.

Pero, la imagen que observó le destrozó su corazón. Su Mingguk se encontraba en posición fetal con su pequeño cuerpo temblando en sollozos y se aferraba al abrigo de su padre. Sus ojitos se presionaban con fuerza en un intento de finalmente dormir.

JiMin no esperó demasiado, entró a la habitación y envolvió en sus brazos a su cachorro. ─Hey, amor─. JiMin susurró sobre el cabello rizado de su hijo ─. ¿Qué ocurre?

Y finalmente aquellos orbes ónix se abrieron, rojos por las lágrimas acumuladas.

─Perdón, papá, no quería despertarte─. Sollozo y más lágrimas escurrieron por su rostro.

JiMin beso con delicadeza sus mejillas. ─¿Tuviste una pesadilla?

El niño negó─. Solo-o, extraño a mamá, a ti, y a mis hermanos, y-y me da miedo estar solo aquí, pero quería ser un Alfa valiente, papi.

─Hey, cachorro, mírame, ere mi hijo, no necesitas ser valiente si papá está aquí, puedo serlo por ti, ven vamos a la cama y quizás te puedo contar uno de esos cuentos que mamá te lee por la noche ¿Te gustaría?

Mingguk asiente y con una sonrisa deja que su papá lo cargue y lo lleve a la habitación real. Ahí el Alfa mayor abraza a su cachorro y le susurra cantos melodiosos hasta que el niño se queda dormido.

Al día siguiente, aquella beta frunce el ceño al ver al niño en la cama del rey, pero es callada por la mirada furiosa de parte del rey.




JiMin como padre es un amor TT lo amo







hate u love u › jikook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora