Los villanos y la razón

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 Los villanos

Julius, Terrence y Xackary

El teléfono de Julius sonaba con más urgencia que de costumbre, Michael observaba el ceño fruncido de su amigo al mirar el teléfono, sabedor de que su tiempo se agotaba ─ Tío, así no funciona, si no respondes no sabrás que quiere ─ En momentos como ese, el lobo desearía poder destripar a jodido amigo, pero era el único que lo soportaba.
─ Cierra el hocico, no estoy de humor, mi tiempo se acaba, Terrence se está desesperando de nuevo, porque Xackary vuelve a querer tener a Lexy para él y mientras yo sufro las putas consecuencias, como cuando esa perra llegó a nuestras vidas ─ La mente de Julius siempre volvía al momento en el que supo que tendría una hermana, su odio por ella crecía a cada segundo que era obligado a protegerla. Al nacer, esa perra le quito su sitio y hasta los más viejos decían que ella era quien había heredado la mayor parte del poder demoníaco, la odiaba con todas sus fuerzas y por muchos siglos que pasasen jamás le perdonaría la cicatriz de su rostro. Si pudiera descubrir que planes tienen para ella, me sería más fácil convencerla ¿Pero así? ─Joder, apesto a desconfianza y la muy perra no es tonta, es más poderosa de lo que todos suponen, no creo que Xackary sepa lo que es realmente ─ Comenzaba a creer que aquello era cierto, ya que después de casi cien años sus cicatrices seguían siendo visibles, lo que significaba que la zorra sí que había heredado esa genética especial.

Y seguramente Xackary había hecho que Terrence investigara a su familia, eso hizo que el empeño del Tigre aumentase y con ello las amenazas hacia Julius. Había estado demasiado calmado los últimos cincuenta años, sus experimentos con humanos le tenían absorbido, pero, como se suponía, las mujeres humanas no aguantaban en su vientre a un bebe híbrido. Aún menos cuando eran violadas y torturadas para conseguir su propósito, Terrence sabía lo que Xackary hacía y aun así le iba a entregar a Lexy, aunque los rumores de los más cercanos al tigre comenzaban a decir que si Xackary estaba obsesionado, Terrence aún lo estaba más y que posiblemente estuviese pensando en rebelarse contra su jefe y quedarse a la loba para él. Aunque eso no era más que una especulación y el problema real radicaba en que los bebés Metademon necesitaban un tipo de nutrientes que las hembras humanas no tenían, cincuenta años había necesitado para averiguar que solo los cambiantes hembras poseían el gen y aún así no se garantizaba que el feto llegase a término. Por lo visto, Terrence ya se había cansado de tanto experimento y ahora reclamaba de nuevo lo que un día se le prometió. Rodando sus ojos, como aburrido por la situación, el lobo traído como Lexy le había bautizado contesto al teléfono tratando que su voz sonase lo más normal posible.

─ ¿Qué necesitas Tigre? ─ La línea crujió con un gruñido.
─¡Maldito hijo de puta! ¿Estás tocándome los conoce Julius? Déjame en espera otra vez y no me conformaré con matarte, sino que lo haré tan lentamente que suplicaras que acabe ─ El lobo puso sus ojos en blanco, después de tanto tiempo sus amenazas ya no eran tan terribles y para su dolor de cabeza creciente el tigre no tenía precisamente un buen día, el pez gordo le estaba pidiendo resultados y él a su vez se los pedía a Julius.

─¿Qué quieres que haga cabrón, crees que es fácil llegar has esa perra de mi hermana?─ Le contestó sabiéndose a salvo e intocable, su hermana le odiaba, pero aun así él tenía cien veces más posibilidades de atraparla que ellos.

─ Nos estás fallando ¿Has podido localizarla al menos? Mi encuentro con ella fue breve, apenas recuerdo lo dulce que fue, no me obligues a volver a los viejos tiempos o tu clan pagará el precio.

─ No me presiones, sabes que no te gustará el resultado, y sí, digamos que tuvimos un agradable encuentro ─ Su trasero era testigo del maldito resultado.

─ Dame una buena noticia, dime que se creyó tu lacrimógena historia.

─No me dio tiempo a decirle nada, un vampiro apareció de la nada y se la llevo.

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