Capítulo 12: X-rated

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El lunes, después de clases, el club de teatro realizó las audiciones para Romeo y Julieta, su siguiente obra. Elizabeth trató de convencerme de unirme al club para que interpretáramos juntos a los protagonistas, pero hasta ese día insistí en que no quería, a lo que terminó haciendo la audición junto a Will, como si no hubieran protagonizado recientemente un musical.

Si bien ella quería que la acompañara, decidí aquel día ir con Adrián a conseguir licencias falsas para su cumpleaños, con un dato que le había pasado un amigo de él que estaba en su banda.

—¿Cómo que cuarenta? —Adrián se quejó con el chico que tenía contacto con un falsificador—. ¿No que eran dos en cuarenta?

—¿De verdad crees que una licencia falsa te saldría menos? Y te estoy cobrando poco, casi sin comisión para mí.

—Jódete, no tengo ese dinero.

—No creas que voy a dejar de ganar porque tú no tienes. Trata de preguntar por otro, dudo que consigas y no será por menos si encuentras a alguien. —Sonrió arrogante—. Terminarán volviendo conmigo.

—Adi, ya vámonos —le pedí—, fue una mala idea.

—Sí, conozco lugares que no piden licencia —dijo con total seguridad.

Lo miré confundido, pero preferí no objetarlo, pues con eso se dio media vuelta y se marchó, así que, solo lo seguí. Varios metros más allá, decidí preguntarle:

—¿De verdad conoces alguno?

—Eh... No, pero seguramente va a haber alguna fiesta grande en un galpón o algo así y es como el equivalente.

—¿Cuál es el punto? ¿Por qué quieres ir a una en vez de que celebremos en tu casa?

—No lo sé... Creo que necesito conocer a más personas o festejar más allá de nosotros.

Asentí, con cierta preocupación. No estaba seguro de que estuviera bien, sentía que algo podía salir mal en la fiesta, pues Adrián se veía muy ilusionado con estar en una gran fiesta, como en las películas.

Nos alejamos sin volver a hablar por un rato, cada uno con sus propios pensamientos.

—Tal vez sí debería ser en mi casa, ¿no? —dijo bastante después—. Es más fácil. Puedo pedirle a mi mamá que nos compre alcohol.

—¿Seguro de que quieres que tu mamá sepa? —Solté una risilla.

—Mmm... O sea, es de mentalidad muy abierta, pero no sé si ella nos compre tanto. Ay... Sí está difícil, ¿no?

—¿Y el vocalista de tu banda? El qu te pasó el dato del falsificador?

—Todavía no cumple 21.

—Ya, pero si te pasó el dato...

—¡Debe tener una licencia falsa! —exclamó alegre. Que bueno que se dio cuenta.

—Sí, así es. —Reí a carcajadas.

Sí, lo quiero mucho, pero admito que también es divertido burlarme un poco de él cuando se pone algo... ¿tonto?

Bueno, también es tierno cuando se pone así.

Me invitó al cine, pues según él estaban proyectando una de sus películas favoritas solo por esa semana. Se trataba de un thriller, no me sorprendía, aunque yo hubiera preferido de otro género... Digamos que no me gustan mucho las películas de terror, pero quería acompañarlo y que se sintiera mejor.

Sin embargo, al llegar a la boletería, tuvimos un problema:

—Sus licencias.

Adrián lo miró con molestia, frunciendo el ceño y descolocando su quijada.

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⏰ Última actualización: Sep 30 ⏰

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