6. ...Se veía extraño...

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"..."

TW/Contenido:
- Actividad no aconsejada médicamente
- Menciones de intenciones suicidas

El sol pegaba fuerte aquel día, y el canto de las cigarras se podía oír en todos lados aquel día de mayo, casi imitando los calurosos días del inicio de verano si no fuera por los charcos esparcidos por el camino de piedra por el que caminaban.

   — ¡Venga, Atsushi-kun! — Llamó Dazai desde más adelante en el camino. — ¡Te estás quedando atrás!

   — Sería más... sencillo... si cargases con tus cosas, Dazai... san... — Respondió el albino con dificultad, intentando recuperar aire tras el esfuerzo.

   — Piensa en ello como un entrenamiento de resistencia para tu próxima carrera.

Chuuya simplemente chasqueó su lengua al ver como el menor se resignaba a seguir cargando con la gran cantidad de bolsas de plástico que el castaño se había negado a llevar por su cuenta usando su brazo roto como excusa.

El pelirrojo se secó el sudor de su frente. Realmente era un día caluroso para el mes de mayo, y no terminaba de entender como se había dejado engatusar para acompañar a Dazai a la montaña ese fin de semana.


























— ¿Tienes algo que hacer este fin de semana, Chuuya?

Dazai le preguntó a inicios de esa semana tras encontrarse en la estación de tren cuando Chuuya volvía de verse con Gin y Tachihara.

Ya hacía un mes desde que se encontraron en el mercadillo, y sus encuentros solo habían aumentado desde entonces, hasta el punto en que comúnmente se encontraban juntos en las horas de la tarde en que Chuuya no trabajaba.

Sus conversaciones eran animadas, a menudo involucrando burlas por parte de ambos, y gritos sobre todo por parte de Chuuya, quien había llegado a la conclusión que el otro hombre obtenía su entretenimiento a base de sacarle de sus casillas, pero ambos habían llegado a considerar eso algo rutinario, sintiendo como más extrañas las ocasiones en que no se veían.

Las veces en que, a escondidas, el pelirrojo había tenido que hacer cosas que antes creía impensables para ver subir el temporizador de Dazai solo un par de dígitos también habían aumentado ahora que pasaban más tiempo juntos, y a veces incluso habían pasado de simplemente acompañar al castaño a distintos lugares y que así este aprovechase la ocasión para distraerse de sus pensamientos más retorcidos (siempre a costa de Chuuya), hasta una vez tener que rogarle a Akutagawa, algo que el pelirrojo nunca pensó que caería tan bajo como para hacer, que estropease una estufa de gas.

Esta vez, sin embargo, la presencia de Chuuya en aquel lugar no se debía a una coincidencia ni al alarmante número presente en la palma de su mano.

Cuando el pelirrojo le preguntó qué se traía entre manos al hacerle esa pregunta en la estación de tren, Dazai le explicó que, junto a unos amigos habían decidido aprovechar la subida de temperaturas y dirigirse a la montaña para organizar algo parecido a una barbacoa.

Chuuya, que no tenía ninguna conexión con el grupo de amigos del otro hombre, no entendía para qué le contaba aquello, pero la invitación cobró más sentido cuando, algo a regañadientes, Dazai le contó que, al ser idea de Atsushi, tanto él como el joven albino debían ir al sitio decidido el día antes y prepararlo todo, pero, una vez más excusándose con su brazo y pierna lesionados, Dazai decidió pedirle a Chuuya que viniera con ellos en tren y así ayudar a cargar con todo lo que iban a necesitar.

También cabe decir que no fue muy sencillo para Dazai el lograr convencer al otro de ayudarles, pues solamente accedió cuando, finalmente harto de la insistencia del castaño, aceptó con esperanzas de ser dejado en paz y sin realmente pensar en ello.


























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