𝙲𝚒𝚐𝚊𝚛𝚛𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚂𝚊𝚗𝚍𝚒𝚊

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¿Gregory?

¿Gregory?

¡GREGORY!

La voz de Judith lo despertó de casi caerse encima de la pava hirviendo para el mate, se sostuvo contra la mesada aún algo ansioso, tallando sus ojos tratando de despertarse un poco.

-¿De nuevo no podes dormir?

Preguntó su hermana preocupada por cómo se había encontrado hace pocas... ¿Semanas?, ¿Meses?, ya había perdido la cuenta desde hace cuánto que no dormía bien.

-Es una boludez Judith no te preocupes

Trato de sonreírle pero sus ojeras eran tan marcadas que incluso con el pelo cubriéndole los ojos podían notarse

-Gregory no soy pelotuda, ¿cuántas veces te dije que vayas al médico?, tenemos obra social, yo te puedo prestar plata si querés

Aún sentía vergüenza siendo que venía de una familia adinerada que ahora se encontrará en una situación bastante deplorable, recordaba aún ver los incendios por la tele y la gente marchando, la plata que ahorraba en el banco había desaparecido igual que los otros y el bar no iba para nada bien, la gente no tenía plata para poder olvidarse de sus penas con licor, ya hasta estaba pensando seriamente en empezar a vender Paco.

-No Judith, deja, encima de que estamos iguales los dos no quiero que capaz andes sin comer por mí culpa.

-No podes andar así Gregory, ¿qué pasa si te dormís en el trabajo?

-Si no está viniendo nadie

-Pero se pueden meter a robarte las botellas y vos dormido

Ahí tenía razón, suspiró con algo de hartazgo y volvió a hablar.

-Bueno, voy a ir al médico pero no me prestes nada, ya tengo algo ahí guardado yo

-¿Seguro?

-Seguro, vos no te calentes

Pudo hacer que su hermana se calmara un poco de su situación con el insomnio, no le daba desde que fue el concurso de mariposon en el campamento cuando era chiquito, ¿así de mal estaba?, era de mañana, iría después de tomar el mate con su hermana.

Martes y seguía sin prender la tele, queriendo ignorar aunque sea por unas horas el desastre que estaba viviendo, las marchas, la gente drogada tirada en la calle, jubilados, hasta cuidaba los pocos pesos que le quedaban en el bolsillo por miedo a que le robaran, si él le dijeran que ese era el infierno, realmente lo creería, caminaba en dirección al médico, bostezando varias veces, la preocupación de que apenas llegaba con la plata a mitad de mes lo mataba, que capaz podrían saquear el bar, además de que apenas podía ver a sus amigos.

El viejo casi se había muerto tras haber perdido su plata que tantos años había juntado, Carlitox ahora lo cuidaba en la casa de sus padres puesto que no pudieron encontrar a su familia, era el único medianamente estable, volvió a vender cornalitos junto con el viejo para evitar que esté se deprimiera, y Alejo y Valentina... mentiría su recordaba la última vez que los vio, pero si la vio llorando cuando anunciaron el corralito.

Se tenían el uno al otro por suerte, y algo harían para salir adelante, capaz estarían vendiendo cornalitos o con la plata que guardaba Alejo debajo del colchón habrían decidido partir del país a buscar una mejor vida afuera, no lo sabía pero ahora sus cortinas estaban cerradas.

Pensando eso saco un cigarrillo, no sabe cuándo había empezado a fumar, pero sabía que había sido reciente, no faltaba mucho para el hospital, pero seguramente llegaría a la mitad del cigarrillo.

¿𝘿𝙤𝙣𝙙𝙚 𝙩𝙚𝙣𝙜𝙤 𝙡𝙖 𝙘𝙖𝙗𝙚𝙯𝙖? (Gretias)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora