Ivy siempre se ha caracterizado por ser la defensora y protectora de todo aquel que lo necesite, pero tal vez también ser tan impulsiva, y no reflexionar el tomar un trabajo de niñera de la nada, puede llevarla a que su crisis de los casi 30 tenga m...
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N/A: No me hago responsable por levantar ánimos ni por el final del cap. Adiosito. Disfruten.
Ivy
Hoy es sábado 4 de julio. Desde hace tres días la zona se ha vestido de adornos con los colores de la bandera americana.
En la mañana lleve a las niñas al desfile que celebra la independencia del país. Carros alegóricos, música y mucha celebración. Ni siquiera Lizzy pudo ignorar toda la emoción y empeño que hubo en el evento.
Se la pasaron señalando cuál era su carro alegórico favorito, y cómo nos dieron vista privilegiada desde el balcón de un restaurante gracias a que el tío de las niñas es el famoso Ryder Taylor, no tuvimos que preocuparnos por movernos entre la gente.
Oh, privilegios de los famosos. Nunca pensé que yo sería alguien que pudiera gozar de ellos. Y si, lo presumo así que les tocará soportar.
Nos trataron muy bien y nos dieron privacidad, algo que agradecí enormemente.
Sé que Ryder no es el único famoso que está en Los Hamptons, así que mientras desayunábamos y veíamos el desfile, logré ver en otros balcones caras conocidas de la televisión. Casi puedo jurar que vi a Fran Drescher asomar la cabeza en el balcón del restaurante de al lado.
El espectáculo de fuegos artificiales es esta noche pero no soy muy partidaria de ellos.
Mañana yo celebraré en casa, aunque ya sea 5 de julio, porque resulta que mis dos hermanos mayores se irán respectivamente con las familias de sus esposas.
Fue por eso que cuando Ryder me ofreció el día libre decline la oferta. De todas formas me dijo que llegaría temprano, así que si queda tiempo puedo irme antes de que anochezca y llegar a casa de la abuela no muy tarde.
Ruby mueve la boca sin hacer ni un solo ruido mientras se reproduce "You belong with me". La imito pero se que su intención es retrasar lo inevitable.
-Has avanzado bien-le digo optimista.
Tiene propósito. Es una niña que convierte un "no puedo" en "¿Cómo carajos no voy a poder?". Sin la grosería, claro.
Pero el miedo de aventurarse a decir más palabras seguidas sigue estando ahí. Se esfuerza pero de repente me toca dar incentivos para seguir avanzando.
-Adalyn está durmiendo, así que podemos estar aquí una hora entera sin problemas.
Está sentada en un taburete de la isla de la cocina. Estoy a un lado de ella, con mis antebrazos recargados en la superficie de mármol. En una mano tengo conectado vía Bluetooth mi celular a las bocinas del estéreo de la casa, y en el otro, un paquete de gises de colores fosforescentes.
Tengo que variar los incentivos. Darle helado no es muy sano.
-Hagamos algo. Yo empiezo y tú me sigues, pero al final tienes que terminar de decir todo sola. ¿De acuerdo?
