El fuego

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Cuando estaba a un mes de cumplir 16 las cosas se pusieron... turbias en mi vida, en comparación a la de cualquiera de mis dos hermanos, no sé, mi padre comenzó a hacerse más violento, llegó a dejarme inconsciente en la cocina múltiples veces, aunque una fue la definitiva. También, el cielo se abrió un poquito sobre mi...

Quería morir, cortarme las venas bajo algún puente o algo así, porque lo único que yo quería era tener una cena en paz, pero mi padre me odiaba, me odiaba tanto que hasta yo sabía que él quería matarme.

-Mamá...- Dije cuando al fin desperté, aún en el piso de la cocina.

-Estas bien Noelie!- Gritó Liam sonriendo mirando a mamá, después a mi y luego otra vez a mamá.

-Noel, ten cuidado, gracias a Dios que estás bien- Mi madre siempre fue "una mujer de Dios" pero yo no lo entendía ¿Por qué si Dios me había visto caer tantas veces no me salvaba ni una?

-Dios... Mamá, creo que Dios no existe, si lo hiciera por qué deja que Tommy nos haga esto? Dios me odia?- Susurré para que Liam no escuchara. Claro que yo no creía tanto en Dios pero era un poco molesto que mi madre lo mencionara después de todo lo que había sucedido con mi padre. Esa noche cometí un error contándole a mi madre.

-Noel no digas eso! Claro que existe, pero Dios nos da el sufrimiento para que aprendamos y...- Estaba todavía algo mareado que no recuerdo el discurso de mi madre, lo que si recuerdo es que días después me llevó a la iglesia a exponerme con un padre por ser un "renegado".

-Mamá no necesito esto, lo que necesito es que dejes a Tommy porque me va a matar o quizá yo a él- Le susurré mientras entrabamos a la iglesia y nos quedabamos en el pasillo donde claramente se veía la cruz con Jesús en ella.

-Noel escuchate, lo dejaré te lo prometo pero haz esto por mi, no quiero que tu alma se condene.- Yo no lo sabía y mi madre menos, pero mi alma estaba condenada desde el día que nací.

Estaba apunto de contestar cuando un sacerdote se acercó a nosotros, mamá estaba hablando con él y al principio los estaba escuchando hasta que vi a un joven rubio sentado en una de las bancas de la iglesia, él me miraba, supongo que había escuchado la pelea con mi madre, me sonreía y por primera vez en esa tarde la vida no se sintió una mierda.

-Noel!,Noel!- Mis ojos tuvieron que despegarse de los del rubio para observar al padre que aunque era demasiado viejo sonreía.

-Lo siento- Me disculpe sintiendo el calor de mis mejillas, reacción provocada por la vergüenza de que ellos notaran como miraba al rubio.

-No te preocupes, seguro que creíste que serías el único de tu edad al que tus padres mandan a que reiteres tu fé ¿no?- Asentí frenéticamente, claro que era eso yo no me estaba interesando en aquel chico ¿verdad?, no era que había sentido algo lindo en el estómago por notar que sus ojos jamás se despegaron de mi.

Entonces no me pareció tan mala la idea de comenzar a ir todos los fines de semana a la iglesia a "ayudar", sobre todo porque ahora que mi padre no estaba todo parecía mejorar.

En ese momento ya lo sabía, quizá quería desafiar un poquito a Dios, me gustaban los chicos.

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⏰ Última actualización: Dec 18, 2023 ⏰

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