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Eran como las doce de la noche.

Y Danielle ya había llevado a Haerin a su apartamento, pero como la castaña aún no se contentaba al no obtener el algodón de azúcar, le rogó, no, le suplicó unas diez mil veces que por favor le consiguiera el algodón azucarado.

¿Y que creen que Danielle dijo?

Pues, si no la conocen aún, les digo que por supuesto aceptó, pero solo porque era Kang Haerin, su linda, tierna y preciosa novia.

Ella asegura que si fuera otra chica no le cumpliría sus caprichos, ni saldría con otra chica. Pero por esa castaña bajita.

Ella cruzaría mares y desiertos.

Enfrentaría dragones y zombies.

Haría... bueno, ya me entiendes.

- ya es muy tarde - Haerin vio de reojo el reloj grande que colgaba en la sala - y aún no viene - observó en su ventana estando muy preocupada.

Se alejó de la ventana cerrando las cortinas y empezó a dar vueltas, sintiéndose inquieta.

- estúpida, estúpida Haerin - se pegó en la frente repetidas veces, sin hacerlo realidad fuerte.

- Solo a ti se te ocurre mandarla a las doce de la noche por golosinas - se regañaba - ¿que tal si le pasó algo de camino? - rápidamente negó ante ese pensamiento, queriendo no pensar en nada.

Las agujas del reloj corrían rápidamente, el tiempo iba rápido y Danielle muy lento.

Eran las doce y media.

Y para estos momentos Haerin se hizo bolita en los sofás, tratando de contener las lágrimas pero se le hacia imposible evitarlo.

Luego de unos cuantos segundos, el picaporte de la puerta fue girada, la puerta se abrió y Danielle apareció.

Haerin se levantó muy rápido, temiendo que se tratara de un intruso.

Pero al ver los ojos oscuros y cálidos de su Dani, no evitó sollozar y correr hacia ella como flash.

Danielle la recibió con una sonrisa tierna y cerró sus ojos al respirar el dulce aroma que desprendía el cabello de su novia.

- te extrañé mucho - dijo sonando más como una queja y dándole un golpe en el pecho.

Danielle río al sentir el puñito de Haerin sobre su pecho.

- auch, Hae eso duele - dijo dándole un beso en la frente.

Lentamente la tomó de las mejillas y levantó su rostro, pero los ojos de Haerin miraban el suelo y estaban pintados en rojo pastel.

Esto preocupó a Danielle y rápidamente le dio otro beso en la frente.

- ¿Que ocurre, Hae? - la más baja no respondió - Hae, preciosa, mírame - Danielle buscaba los ojos de su linda novia.

Haerin suspiró y levantó la mirada, amando y agradeciendo que nada le haya pasado a ese hermoso rostro.

- Discúlpame, Dani. Juro que jamás, jamás volveré a pedirte estos estupidos favores - las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas y Danielle se apresuró a quitarlas.

- No digas eso ¿sí? Todo lo que tú quieras es mi prioridad, no me importa lo demás, solo tú, no llores, no quiero verte desperdiciar tus bellas lágrimas - diciendo esas sinceras palabras, la tomó suavemente de la cintura y acercó su rostro al de Haerin.

Haerin dejó de llorar con el cálido abrazo que Danielle le daba, la dulce sonrisa y suave mirada.

- Además... - pausó llevando una mano a los bolsillos de su chaqueta - lo conseguí - de su bolsillo sacó la mitad del algodón de azúcar y lo extendió hacia Haerin.

Haerin miró el dulce con la boca levemente abierta y luego a Danielle.

- Lo sé, no está entero porque me la comí, pero tenía hambre y aún estaba lejos de ca... - el repentino beso de haerin la calló.

Haerin colocó sus manos en la nuca de Dani mientras deboraba esos labios naturalmente rojos.

Danielle sonrió entre el beso y llevo sus grandes manos a la pequeña cintura de su novia.

- idiota - susurró Haerin contra los labios de Danielle - deja de ser así, solo haces que mis ganas por ti sean más fuertes - sintió la mano traviesa de Haerin ir a su entrepierna.

- y tú deja de tocarme así si no quieres terminar en silla de ruedas - dijo mordiendo cuidadosamente el labio inferior de Haerin.

Consiguiendo gemidos muy sumisos de haerin. Y eso, era música en los oídos de Marsh.

- Dani, vamos a la habitación - dijo sin las fuerzas para hablar, solo para gemir.

Danielle sonrió y se alejó de ella.

- Primero termina de comer tu algodón de azúcar, me costo las piernas para traertelo - sonrió al ver lo sonrojada que estaba Haerin.

- ¡Danielle!- comenzó a perseguirla.

My Love - Daerin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora