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Hoy, día lunes, el peor día de la semana para todo estudiante.

Sí, también lo era para Danielle. Pero algo había cambiado, y es que después de conocer a Haerin lo único que ama son los días de la semana porque eran los días en que podía verla seguido.

Ya que los fines de semana siempre estaba ocupada siendo entrenada por su padre, que era un empresario de alto rango social, por cierto.

Volviendo en la realidad de Marsh, todo iba bien en ese perfecto sueño que estaba teniendo con Haerin, sin embargo, fue interrumpido por su alarma.

Intento ignorar el incesable sonido, pero solo pudo durante unos segundos. Además ¿Quién diablos aguanta la alarma? Yo no.

- Agh - sin muchas ganas quito la cobija que la cubría, se puso los pares de zapatillas y entró al baño.

Luego de una tranquila ducha decidió vestirse, optando por sus amados pantalones holgados color negro y una remera blanca que estaba algo ajustada, marcaba perfectamente su cintura y abdominales bien trabajados y por último para completar su look se puso unos Jordans que combinaban con su outfit.

Estaba por salir de su habitación pero el espejo que colgaba en la pared la detuvo.

- Dios mío, me parezco a esa tal Anna de frozen que haerin ve - Danielle abrió los ojos al ver su desordenado cabello.

A lo que Danielle se refería:

Corrió en busca de un peine y sus cremas para el cabello

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Corrió en busca de un peine y sus cremas para el cabello.

Luego de varios intentos de hacer un buen peinado, lo logró. Tomó su movil y mochila para después por fin bajar hacia la sala donde sus padres la estaban esperando.

Danielle sonrió al verlos y los saludo como cada día lo hacía. Primero reverencia y luego un corto abrazo.

- Faltan 10 minutos exactos para la entrada de tu colegio, ¿porque tardaste? - dice su padre serio mientras veía su laptop.

- Perdón, no escuché la alarma sonar. Pero no se preocupen, ya voy - pero antes de mover siquiera un pie..

- Danielle Marsh, no te irás sin desayunar - demanda su madre.

- Ma, ya es tarde, si llego tarde otra vez, el pro-

- Tesoro, dije que tu desayuno espera - Danielle traga seco cuando ve a su madre recostada por el marco de la cocina, mirándola seriamente.

En la familia Marsh, la mirada seria es como una advertencia.

- Sí madre - Sin perder más tiempo, Danielle deboro todo lo que había en su plato y luego se despidió de sus padres.

Para después montar su motocicleta deportiva y arrancar hacia el instituto.

...

Danielle corría como si no hubiera un mañana, ya había llegado pero los salones de clase ya habían cerrado, solo rezaba para que su maestro del día la dejara entrar.

Y como lo supuso, su salón tenía las puertas cerradas, y seguro saben lo odioso que puede ser llegar tarde y tener que abrir la puerta del salón para después ser recibido de una manera no tan buena por parte de tu maestro y la filosa mirada de tus compañeros.

Es horrible.

Danielle suspiró mientras se preparaba mentalmente para abrir aquella puerta.

- La vas a abrir o solo te quedarás como idiota pensando - Danielle se asustó al escuchar una voz detrás suyo.

Giró y vio que era una compañera suya, Danielle sonrió un poco apenada aunque esto parecía importarle 0 a la chica.

- Perdón, es que jamás llegué tarde - Que mentira -  y es algo incómodo tener que pasar cuando ya están dando clase - sonrió nerviosamente al ver la intimidante mirada que su compañera le ofrecía.

- Ajá - la chica le resto importancia girando los ojos - mejor hazte a un lado, antes de que la directora nos vea - Danielle obedeció dejando paso libre para la chica.

Ella tocó dos veces y luego un señor calvo y con cara de malhumorado abrió la puerta.

- Buenas tardes profesor, disculpe la tardanza, tuve unos contratiempos. Pero no volverá a pasar - dijo la rubia sonriendo amablemente.

El profesor rápidamente asiente y la deja entrar, en cuanto a Danielle. Este la miro con las cejas fruncidas, haciendo que Danielle tragara en seco.

- Y usted? - dijo el esperando una  justificación.

- ¿Y-yo? - Danielle se señala a sí misma haciendo que el maestro ruede los ojos.

- Cuál es el motivo de su GRAN tardanza - Danielle quería hablar, explicar lo que había pasado pero en situaciones así, no era capaz de hablar claramente.

Más bien, ni hablar le salía.

Pero entonces la rubia de antes vuelve junto a ellos.

- Ella venía conmigo profe, solo que tuvo más inconvenientes antes de que nos viéramos - El maestro no muy convencido asintió dejando entrar a Marsh quién era jalada del brazo por la rubia.

Esto no era bueno para ella, todos sus compañeros sabían de su relación con Haerin y digamos que esto era un gran chisme que tenían que llevar hasta los oídos de la niña kang, algunos porque querían con todas sus fuerzas acabar esa relación por celos, otros por querer desatar rumores falsos y tener atención.

Danielle estaba aterrada al ver muchos pares de ojos sobre ella y esa rubia.

Entonces quiso soltarse.

- O-oye, sentemonos de una vez - con su otra mano logró quitar el agarré de la más baja, dejándola algo desconcertada, pero lo ignoró.

- De acuerdo - le restó importancia y tomó asiento en una silla que estaba emparejada con la silla de Danielle.

Ahora ya no tenía modo de alejar a la chica, suspiro y tomó asiento al lado de ella.

Solo Dios la salvaría de esto, para el receso Haerin ya se habrá enterado y se habría enojado, y solo Danielle sabía como era su novia de celosa.

Justo detrás de la rubia y Danielle estaban sentados sus amigos, los reales de Dani.

Ellos eran cinco: Ryan, Mark, Leo, Jenna y ruby.

Uno de ellos, Ryan, el más cercano a Danielle, jaló la chamarra que Danielle traía puesta, logrando que ella de vuelta para verlo.

- Marsh, estas en problemas - dice el pelinegro.

- Lo sé, pero no tenía de otra, además me salvó del profesor - dijo susurrando.

Ryan asintió entendiendo a su mejor amiga.

- Esta bien, si quieres podemos hablar por ti con Haerin cuando el desastre suceda - Ryan señala a su grupo quienes saludan a Danielle desde asientos más alejados.

Ella les devuelve el gesto pero niega a lo que su amigo propone.

- No, eso no es de un alfa - ambos ríen en silencio para después dar por terminada su charla.

Ya que el maestro empezaría con su clase nuevamente.

Pero antes...

- Guarda silencio o te pegaré una cinta en la boca - la niña rubia mira un poco molesta a Danielle, ya que ella aún quería seguir hablando con sus compadres.

- Bueno me calló - dijo algo sorprendida por esa actitud. Por la suya y la de la más baja.

También se dio cuenta de que era una gobernada de mierda por las chicas.

My Love - Daerin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora