➵ 𝑩𝒓𝒐𝒎𝒂𝒔 𝒉𝒊𝒓𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔

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¡Perdonen las faltas de ortografía!

[....]

En aquella casa solo se podía escuchar el tarareo de un castaño ojiverde, se movía inquietamente por la cocina esperando a que su hamburguesa se preparará.

Hace 3 meses que Carre había decidido mudarse con Spreen y realmente no hacía nada más que salir a veces o quedarse acostado todo el día. De lo único que se quejaba era cuando tenía que cumplir su parte de los quehaceres.

Ahora estaba solo, era uno de esos días en los que Spreen volvía tarde, odiaba esos días porque su novio no estaba ahí para hacerle cariño, algo que Rodrigo amaba demasiado.

Al ver que su hamburguesa estaba lista subió rápidamente hacia la habitación para poder comer con tranquilidad mientras veía su celular. Daba vueltas en la cama y reía viendo cortos videos.

Había pasado una hora, termino de comer y se quedó un rato más despierto hasta que el cansancio le fue ganando, se quito su poleron celeste y se acostó para dormir, justo en ese momento se escucho la puerta abrirse, sus orejitas como su cola se movieron emocionadas al saber que era Spreen.

Los pasos se acercaron hasta llegar a la habitación, se escucho un suspiro de parte del pelinegro al entrar, se acercó hasta Carre para darle un besito en la frente.

—Hola mi amor....— Le dijo en un susurro, desordenando el cabello del pequeño —En un momento me acuesto contigo—

Carrera sonrió feliz al por fin estar con Iván, desde la mañana que lo había extrañado. Espero a que se cambiará y una vez estando listo, Spreen se acercó para abrazarlo por detrás, rodeando sus manos en la cintura del castaño para pegarlo a su cuerpo.

Se escuchaba la suave respiración de ambos, Carre estaba bastante tranquilo y cómodo, hasta que sintió la mano de Spreen sobre su abdomen, no le hubiera importado si no fuera porque el pelinegro lo apretó un poco, provocando que salga un quejido de su boca.

—Rodri.... parece que has estado engordando, tienes rollitos— Dijo en un tono divertido, soltando una pequeña risa nasal.

Carre al escuchar eso hundió un poco su panza, ni siquiera el lo había notado, o simplemente no le daba importancia.
Vio la parte que Spreen presionaba, no era mucho, pero a sus ojos empezó a deformarse.

—Tal vez si he subido un poco....— Dijo en voz baja, viéndose a si mismo y empezando a sentir una presión en su corazón.

—Bueno, si te quedás en la casa todo el día sin hacer nada es obvio que vas a engordar— Dejo de presionar para hacer un pequeño masaje sobre el mismo lugar.

El bajito se abrazo a si mismo, cerrando los ojos y tratando de no hacer demasiado ruido, de alguna forma empezó a sentirse pesado, y las ganas de llorar no faltaron.

—De todas formas te ves tierno, me gustan tus cachetes— Le dio un beso en la mejilla y apretó este mismo lugar con la punta de sus dedos

Rodrigo empezó a sentirse incomodo por la forma en la Spreen tocaba cada parte de su cuerpo como si estuviera examinando cuales tenían más grasa que otras, las ganas de llorar se hacían más fuertes. Mierda, odiaba ser una persona tan sensible.

Hace algunas semanas que intentaba no ser así, solo porque Iván una vez le había reprochado esto, diciendo que era demasiado débil y que se la pasaba chillando por cualquier cosa. Y le dio la razón.

Y como es obvio, en este momento no quería que le dijeran esas palabras otra vez, por lo que retuvo esas lágrimas.

Capaz y lo decía por su bien, ¿no?

[....]

El de ojos verdes fue el primero en levantarse, al ver a su novio aun durmiendo sonrió con ternura. se levantó y bajo hasta la cocina para hacerse un desayuno, a pesar de lo que le dijo Spreen aun le seguía doliendo quiso prepararse algo rico para él.

Agarró algunos ingredientes y preparo unas donas junto con una chocolatada, las cuales a su parecer le salieron deliciosas. Dejo una para Spreen, pues sabía que el no era muy de comer cosas dulces.

Al momento en que dejó todo en la mesa vio a su novio caminar hasta él, sonrió y lo saludo con un abrazo.

—Buenos días cariño— Le dijo en un tono empalagoso, mirando hacia arriba para poder verle la cara.

—Buenos días— Le dijo con el mismo cariño, para después darle un piquito en los labios, algo que provocó que las mejillas de Carrera se pusieran coloradas.

Ambos se sentaron en la mesa, los ojos de Spreen miraron directamente al plato de Carre y vio las tres donas que se había servido e hizo una mueca de desagrado.

—¿Todo eso te vas a comer?— Pregunto, apuntando con una cuchara.

—Sí.... ¿Por qué?—

—Oh, es que vas a engordar más— Se rio un poco, pero al ver que la expresión de Carre cambiaba a una más triste se puso serio —No te pongas así, era un broma—

Cruzo los brazos y suspiro, mirando con desinterés a su novio, aunque ver ese brillo en sus ojitos le hicieron sentir un poco mal. Se levantó y camino hacia él.

—Ya amor, era solo una broma, no exageres....— Se agacho un poco y lo abrazo, su voz se volvió más dulce —Tu sabes que te amo mucho ¿no? Aunque seas muy llorón a veces—

En vez de hacerlo sentir mejor, empeoró, sin embargo prefiero quedarse callado y forzar una sonrisa, de todas formas el sabía que era muy sensible, ni una broma podía soportar.

Sus orejitas se ocultaron entre sus cabellos, fingió estar bien para que Spreen no lo moleste más, y al momento en que esté se fue voto las donas qué había preparado.

Talvez Spreen tenía razón, debía dejar de comer tanto.

[....]

No se escribir este tipo de historias, pero hago lo que puedo. También porque ya tengo mucho fanfic que termina bonito.

Como siempre espero les guste, los amo.

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𝙄 𝙡𝙤𝙫𝙚 𝙝𝙞𝙢.... [𝙃𝙖𝙥𝙥𝙮𝙗𝙚𝙖𝙧] [𝘾!𝙍𝙤𝙙𝙧𝙞𝙫𝙖𝙣]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora