1.TODO POR SOFIA

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JULIANA VALDES:

El teléfono móvil está sujeto entre mi oreja y mi hombro mientras busco en el interior de mi bolso la carta que Sofía me entregó hace una semana. Sí, sé que un 27 de noviembre aún es demasiado pronto hasta el día de Navidad, pero mientras más pronto termine con todo esto de los regalos, mejor para mí. Lo que menos deseo es pasar un mes tan estresante como diciembre preocupada por lo que podría gustarle o no a mi sobrina. De esta forma no corro el riesgo de cometer algún error con el regalo porque tengo la certeza absoluta de tener lo que ha pedido.

Una vez mis dedos tocan la carta, la saco al aire con un pequeño grito de victoria que
Parece sorprender por completo a Gabriela. Ahora lo único que hay en mi mente es llegar al centro comercial antes de que sea demasiado tarde. La reunión de emergencia que hemos tenido en la empresa en el último momento ha conseguido postergar lo que tendría que haber sido una rápida visita a los grandes almacenes, ahora lo único que puedo hacer es cruzar los dedos para que aún quede una de esas muñecas.

-¿Por qué tanta prisa? – la pregunta me hace poner los ojos en blanco y acelerar el paso mientras aprieto aún más las solapas de mi abrigo, el frío comienza a ser demencial en esta época del año y yo siempre he sido más de pasar el tiempo tumbada en una playa mientras me tuesto al sol.

-Al parecer, no sé qué les ha dado a las niñas con esta muñeca, pero salió la semana pasada y está prácticamente agotada en todo el país. Ayer una compañera del trabajo me contó que hoy volvería a entrar mercancía, pero que no aseguraban que esto volviese a ocurrir hasta enero.

-¿Y no existen más muñecas que puedas comprar? -Quiero gruñir por la poca ayuda que está aportando mi mejor amiga,pero no tengo tiempo para quejarme -Sofía es una niña adorable, seguro que se contenta con cualquier regalo que Santa Claus le tenga preparado para ella.

-¡No, Gabi, no! -Debe notar la irritación en mi voz, porque refunfuña por lo bajo- Solo ha puesto dos cosas en la carta a Santa Claus, y únicamente puedo cumplirle una, la maldita muñeca. Por eso mismo no existen más opciones, así que no le des más vueltas al asunto.

-¡Vale, vale!- Puedo imaginarla con las manos en alto para mostrar inocencia- Lo único que te digo es que, si no la encuentras, no te vuelvas tan loca y obsesiva como acostumbras, ya ambas sabemos cómo actúas cuando no puedes darle a Sofía lo que quiere.

-Bastante ha perdido. Lo menos que puedo hacer por ella es conseguir estas pequeñas cosas que tanto parece desear – mi tono de voz baja a medida que pronuncio las palabras, queriendo apartar cualquier pensamiento negativo de mi cabeza. Solo tengo que cruzar una calle para entrar en Brookfield Place, uno de los grandes centros comerciales de New York.

-Si dejases de intentar compensar las cosas que no están al alcance de tu mano con objetos...- habla para sí misma, pero puedo escuchar claramente lo que dice.

Ni siquiera tengo tiempo para sentirme mal por el hecho de que incluso mi mejor amiga sea capaz de ver esa parte de mí, porque una chica choca contra mí por la espalda, haciendo que tanto la carta como mi bolso caigan al suelo justo en el momento que el semáforo se pone en verde. La llamada con Gabriela  tendrá que continuar más tarde porque cuelgo a toda velocidad. Mi maldición debe escucharse en toda la avenida, y para suerte de la agresora, ésta se detiene a ayudarme a recoger alguno de los objetos que ha contribuido a tirar.

¿Es que la vida ha confabulado en mi contra para que no consiga esa estúpida muñeca?

-Lo lamento, señorita- la voz de la chica que suena a mi lado es profunda y sensual, logrando que mi piel se erice en un escalofrío, aunque supongo que eso tiene mucho más que ver con el viento frío. En fin, no tengo tiempo para distraerme por lo que sea que tenga que decirme- Iba con prisa y no la he visto, lo siento mucho.

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