Cuando salimos del hotel me duele el cuerpo y me sonríe el alma. Disfruto del placer de recorrer la ciudad cogida de su mano, de mirarme en sus ojos y dejar que recueste su cabeza en mi hombro. Disfruto enjabonándola, acariciándola, lamiéndola. Disfruto del suave tacto de su piel y de sus dulces besos, de sus manos, de su lengua, de su olor. Disfruto del sexo como nunca antes lo había hecho. Y la magia de Sevilla se me cuela en los huesos y la llama del cariño y del deseo prende irremediablemente en mis entrañas.
El verano avanza inexorablemente y me doy cuenta de que me he enamorado como una chiquilla de Kenia. El cielo que nos cobija, el sol que nos calienta, la playa que nos arropa y el mar que nos acuna anestesian mis sentidos. Y Kenia se encarga cada noche de encender una llama que hace hervir mi interior. Ha dejado el hotel y se ha instalado en casa con Santiago y conmigo. Mi hermano me besa y me abraza a todas horas diciéndome que nunca me había visto tan feliz. Y es verdad, nunca había sido más feliz.
Y me doy cuenta de que lo quiero todo, quiero el verano, pero quiero también el resto de las estaciones del año. No puedo dejar escapar a Kenia de mi vida, pero a la vez no me atrevo a decirle nada a ella. No me gustaría ser para ella solo una flor estacional. Me da miedo. No sé qué hacer. Ambas tenemos nuestros pujantes futuros por delante, ella una prometedora carrera como actriz que la ancla inexorablemente al otro lado del océano y yo una incipiente carrera como investigadora para la que llevo preparándome toda mi vida. Me aferro a Kenia como si fuera el único tronco que flota en las turbulentas aguas en las que me ahogo. Ella no está mejor, creo. Me dice que se ha enamorado de mí. Pero ambas sabemos que ella no puede quedarse y yo no puedo ir.
Sus vacaciones han terminado y mañana se irá. No quiero pasar mi último día con ella triste o llorando, pero a mi cuerpo le cuesta horrores remontar esa sensación de vacío que ha pintado mis entrañas por dentro, esa negrura que me devora.
-Esto no puede acabar así -me dice Kenia entre leves sollozos-. No es justo. Nunca he querido a nadie como te quiero a ti. Y nunca me he sentido más querida por nadie de lo que me siento por ti. No es justo.
-Buscaremos la forma de estar juntas, mi amor -intento tranquilizarla, aunque no sé ni cómo mantenerme tranquila yo misma, ella está tatuada a fuego en mi piel y no sé cómo voy a ser capaz de respirar sin ella-. Tiene que haber alguna.
Se abraza fuertemente a mí. Es nuestra última noche y no quiero pasarla lamentándome. Quiero grabar en mi memoria cada rincón de su cuerpo, cada pliegue de su piel. Está prendida fuertemente a mí, abrazada a mi cuello. La beso en la frente y veo una lágrima rodar por su mejilla. La estrecho contra mi pecho y le susurro al oído cuánto la quiero. Levanto su barbilla hacia mi boca y bebo de sus labios. La beso dulcemente. Acaricio su nuca y bajo mi mano por su espalda. Se aferra a mi cintura, me besa e introduce su lengua en mi boca. Ese contacto húmedo me excita. Sus besos me excitan. Me gusta muchísimo cómo me besa. La atraigo firmemente hacia mí y siento sus pezones endurecidos. Está excitada también, pero las lágrimas siguen bañando sus ojos. Su pelvis contra mi pelvis, su boca contra mi boca, su desesperación contra mi impotencia todas en una danza loca. Me deshago de su camiseta y libero sus turgentes pechos de la prisión del sujetador. Acaricio suavemente su seno con mi mano, mientras voy bajando la cremallera de su falda. Ella se deja hacer y llora en silencio. Tomo su cara con mis dos manos y la beso con dulzura "No pares, Valentina, por favor" me dice "Quiero que me hagas el amor".
Al día siguiente la llevo al aeropuerto. Cuando embarque en el avión se llevará irremediablemente un trozo de mi alma.
-Sé que lo que te voy a decir suena egoísta, lo sé -me está diciendo Kenia-. Yo tengo que regresar a California. La promoción de la serie que hemos rodado comenzará enseguida, ya que quieren estrenarla el próximo otoño. Es mi oportunidad de que mi carrera despegue.
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A fuego lento (Juliantina AU)- Adaptación
FanfictionKenia apareció en la vida de Valentina y la puso patas arriba. Pero tan abruptamente como entró, salió de ella. Juliana, entones, se convierte en su paño de lágrimas. ¿Logrará Juliana salir de la friendzone de Valentina, como ella desea? Esta histo...