Ultraviolence [Ran Haitani] [Rindou Haitani x T/N] [One Shots & Song Shots]

3. Fireside - Arctic Monkeys

Hay todos estos secretos que no puedo guardar
Como si en mi corazón hubiera una suite de hotel
Y tú viviste allí tanto tiempo
Es un poco extraño ahora que te has ido

...

Y pensé que era tuyo para siempre
Tal vez me equivoqué
Pero no puedo conseguir sobrevivir el día
Sin pensar en ti últimamente

- Por favor Ran, solo escucha...-

- Es mi última palabra, no irás- Dije cruzándome de brazos -Tienes tiempo suficiente para hacerte a la idea...-

- No estás entendiendo, no te pedí permiso- Rugió levantándose del sofá. Noté a Rin tensarse en cuanto vio cómo me aferraba al mueble para evitar ponerme de pie -Voy a ir mi evento de graduación, te guste o no- Tomó su mochila y se dirigió a la puerta para azotarla mientras gritaba -Usa el tiempo que falta para entender que no puedes darme ordenes-

Mi hermano y yo cruzamos miradas por unos segundos antes de que él agarrara las llaves de su motocicleta y saliera rápidamente para poder llevarla a casa, ya era tarde y la idea original era que se quedaría con nosotros esa noche, pero era evidente que ya no sería así.

La discusión había empezado un par de horas antes, mientras estábamos en Tokyo Midtown y se le había escapado mencionar que solo le faltaba comprar algún accesorio para su vestido de graduación. Obviamente Rindou sabía sobre el asunto porque eran ridículamente cercanos, pero a mí me tomó por sorpresa porque la señorita "esas cosas son ridículas", nunca había dicho que tenía interés en asistir y ahí entendí que en realidad, solo no hablaba del tema conmigo, pero estaba más que lista para ello.

Con el ambiente tenso volvimos al departamento y en lo que pareció un interrogatorio, terminé por enterarme no solo que no estaba invitado, sino que además, su padre no tenía idea de que salía conmigo y que ella había inventado que su pareja era el imbécil de las fotos de su habitación, lo cual me hizo perder la cabeza; estábamos por cumplir seis meses, ¿cómo era posible que hasta mis pésimos padres lo supieran mientras ella iba por la vida negándome?

Envié un mensaje a algunos amigos y afortunadamente no tardé mucho en encontrar alguna reunión para perder el rato, lo que menos quería era estar en casa y darle más vueltas al asunto, así que esa noche me dedicaría a beber y fumar hasta perder la conciencia. Rindou estuvo marcándome varias veces, pero en ese momento no tenía ganas de verlo, una parte de mí se sentía traicionado.

Era la una o dos de la mañana cuando un grupo de chicas llegaron a la reunión, reconocí rápidamente a una de ellas, Yukari, la líder de las 'Kuroi tanken', era uno o dos años mayor que yo, no me parecía precisamente bonita, pero su personalidad la volvía la más atractiva a donde quiera que fuera.

Ni siquiera supe en qué momento comenzamos a coquetear, pero no lo pensé dos veces cuando me pidió que la siguiera a una de las habitaciones y comenzamos a besarnos, aunque no estoy seguro si podría llamarlo así porque prácticamente me estaba devorando la boca y succionando la lengua mientras me rasguñaba el pecho.

- Vamos Haitani, no pensé que fueras a ser tímido- Murmuró mordiéndome el lóbulo de la oreja con voz dulzona

- No es eso- Jadeé asiéndola por la cintura, la acariciaba para que no notara que con eso estaba tratando de mantenerla lejos de mi cuerpo, estaba ebrio y mi mente se sentía difusa.

- Sé cómo animarte y que dejes de pensar- Dijo juguetona sacando una pastilla fluorescente de su bolsillo

Ni siquiera pregunté que era; su hermano y ella eran conocidos distribuidores de heroína y MDMA en Yokohama.

- Compartiré contigo- La metió a su boca y me atrajo por el cuello para besarme, su lengua me invadió depositando la pequeña pastilla -Traga-

Mierda. Ni siquiera me resistí en lo mas mínimo. Solo obedecí.
Nunca había consumido esa mierda y en un principio pareció ser lo mejor que me había pasado en la vida, mientras me besaba con Yukari podía sentir como mis latidos se aceleraban; el sonido de mi corazón era ensordecedor y mi piel ahora descubierta -pues la chica me había sacado la camiseta-, percibía cada rasguño y cada caricia intensamente.