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Miré mi taza de café, hacía mucho que no salía a solas con ella... tenía que admitir que me ponía nervioso, siempre había sido así.

Recordaba nuestro primer encuentro muy bien.
Mi hermano y yo habíamos salido a escondidas al parque frente a nuestro edificio, eramos un par de niños de 6 y 8 años, aunque ya solíamos meternos frecuentemente en pleitos escolares, nuestra vida era muy diferente a la de ahora.
Era una de esas noches en que Ran proponía una escapada y yo emocionado por la aventura lo seguía cruzando de puntitas por fuera de la habitación de nuestros padres.
Hasta que fui mayor entendí que Ran me sacaba del apartamento cada que discutían y especialmente si llegaban a mencionarnos acusandonos de ser la razón por la que habían terminado juntos y arruinando sus vidas.

En algún momento poco antes de la medianoche vimos sus vehículos pasar uno detrás del otro y con un suspiro cansado y una sonrisa que siempre me tranquilizaba Ran me indicó que podíamos volver a dormir.
Y así, cuando llegamos a nuestro piso, Ran me empujó tras una enorme lámpara de pasillo mientras me indicaba con un dedo que hiciera silencio.
Había una princesa con una falda de tul blanca que daba vueltas en puntillas esparciendo migajas de galletas mientras tarareaba o eso me pareció hasta que la reina apareció de la nada y comenzó a regañarla por ensuciar su vestido para algún recital importante de ballet.

Se habían mudado recién, su padre un médico militar había llegado casi un mes antes que ellas. La princesa se llamaba Luna y su madre Aoi Hirawa.
Tenía 6 y no me había enamorado nunca, pero pensé que seguramente así se sentiría porque no hizo más que crecer con el tiempo.

Fueron los únicos dos años de mi infancia en los que recuerdo haber tenido un hogar.
Las tardes después de la escuela Ran y yo pasábamos por el departamento de Luna a comer, jugar videojuegos y hacer la tarea obligados por la señora Hirawa, antes de que ella saliera apresuradamente a su trabajo como reportera de investigación.
Poco después del cumpleaños 10 de Ran (en el que Aoi le hizo un pequeño pastel de cumpleaños y a escondidas hicimos una pijamada aprovechando que el padre de Luna estaba en una comisión de trabajo y la total indiferencia de mis padres), todo se fue a la mierda.
Recuerdo que estábamos cenando y mis padres mencionaron haber escuchado una discusión y a una niña gritando desde las puertas del elevador hacía más de una hora, Ran salió corriendo del departamento y comenzó a patear la puerta mientras gritaba.
Luna abrió y entre sollozos le dijo que su padre había golpeado a Aoi dejándola inconsciente y luego salió con ella del departamento. Esa fue la última vez que la vio.
Iniciaron trámites de divorcio apenas y salió del hospital, pero no volvió al departamento. Luna le lloraba todas las noches sollozando que su mamá se había ido sin ella, yo no sabía que hacer además de escucharla y sostener su mano y Ran era quien se encargaba, (como lo hacía conmigo), de hacer que dejara de llorar; le contaba historias, la abrazaba, le acariciaba el cabello y le decía que él la cuidaría, que él haría que todo fuera mejor.

Me di cuenta que lo que Ran sentía por ella era igual o más fuerte que lo que yo creía que era amor, porque en más de una ocasión desafió al médico militar o a mis padres por estar con ella, por hacerla feliz.

- ¿Rin?-
Me miraba con curiosidad con sus enormes ojos oscuros, brillantes y cansados. Siempre me gustó como se veía con labial rojo.
Aun llevaba al cuello el estúpido anillo de promesa que le había regalado, el mismo que yo usaba escondido bajo la ropa o ahora en mi cartera.
- Te tomaste tu tiempo-
- Perdona, de verdad lo siento- Dijo mirándome con el entrecejo fruncido - ¿Qué?, ¿No vas a pararte a abrazarme después de tanto tiempo din verme?-
- Eres muy encimosa, Luna...-
- Cállate y abrázame- Dijo jalandome del hombro y obligándome a ponerme de pie -Te extrañe tanto, hermanito...-
- Y yo a ti- Susurré abrazado a su cintura, con el olor de su cabello tatuándose como siempre en mi nariz

-- Y yo a ti- Susurré abrazado a su cintura, con el olor de su cabello tatuándose como siempre en mi nariz

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Es muy pequeño, pero me costó la vida escribirlo

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Es muy pequeño, pero me costó la vida escribirlo...
Entré a trabajar en un sitio muy intenso en mitades de enero y ahora si que me siento miembro de Bonten, en cuanto a cargas de trabajo... una locura.

Espero aún sigan por aquí !!
Me dará gusto saber de ustedes, cuéntenme como les va ? Que han hecho?
Fuerte abrazo y besos !!

Ultraviolence [Ran Haitani] [Rindou Haitani x T/N] [One Shots & Song Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora