Muy bien

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-Lo Lamento mucho, de verdad -dijo ella -, estoy buscando a mis hermanos, ¿Los ha visto? Son cuatro, todos hombres, dos de ellos con aspecto salvaje -ella se puso de pie y ayudó a James a que hiciera lo mismo.

-No he visto a mis hijos, ¿Como voy a ver a otros niños, señorita? -dijo, sacudiéndose la tierra -Sin contar que, señorita, los pantalones que lleva no son suyos, sino de un servidor

-Un momento -dijo, acercándose a él -, ¿Usted es una de esas personas que estaba en el campamento? -él no respondió -Lo siento, creo que tengo que ayudarle yo ¿Son dos o tres?

-Seis para ser más exactos -dijo, con toda la tranquilidad del mundo.

-¡¿Seis?! -ella estaba muy asombrada -De acuerdo, vamos a buscar a los niños -ella miró a James y sonrió -, a lo mejor están con mis hermanos, nunca se sabe.

-Si, nunca se sabe -hubo un pequeño silencio incómodo que él lo tuvo que romper -, ¿Nos ponemos en marcha?

-Claro -dijo ella. Los dos comenzaron a buscar a los niños.
***

Mientras tanto, los niños buscaban la estación cuando, de repente, dos niños salvajes y tres animales les cortaron el paso. Pablo y Gonzalo se asustaron cuando dos de los animales les gruñeron, de modo abrazaron a su hermana mayor.

-Nos van a comer los lobos -dijo Gonzalo cuando abrazaba la mano de su hermana.

-No son lobos -informó Mariana -, son coyotes o canis...

-¿Quieres dejar la explicación para otro momento? -la interrumpió Gustavo, después miró a su hermana mayor -Mariel, que hacemos?

-Llamar a papá -respondió Gonzalo. Los gemelos y Emili llamaban a su padre a gritos mientras Mariel y Gustavo escondían a sus hermanos detrás de ellos.

James y la joven escucharon los gritos de los niños y corrieron en su busca. Cuando los encontraron, vieron que unos niños y unos animales los tenían acorralados contra un árbol. James tomó a la joven de la mano y se colocó frente a los niños, intentando proteger a los siete.

-¿Pero que esta haciendo? -preguntó mientras lo soltaba con un movimiento brusco

-Protegerlos -respondió -¿Sabes que son? -ella se quedó en silencio -Tres coyotes y dos salvajes, seguramente caníbales

-Son mis hermanos -dijo seria

-Queda te atrás de mí y... -él reaccionó y parpadeó dos veces -¿Como que tus hermanos?

-Si -ella se acercó a ellos. Dos de los coyotes la lamieron, uno de los niños la abrazó y el otro le dijo algo en una lengua extraña.

James estaba confuso. Ella parecía estar en el bosque unos pocos años, ya que sabía hablar español pero los otros niños no sabían hablarlo, después resulta que dos de sus hermanos son coyotes. Por un momento dudó si la joven lo pensaba tonto, le quería jugar una broma o si estaba loca.

-¿Me puedes decir que está pasando? -ella lo miró de reojo -Por favor

-Claro -dijo ella mientras se ponía de pie. Ella los presentó a todos. Su nombre era Marilein, el del hermano mediano era Felipe, el otro era José, el coyote gris oscuro era Asa, el de pelaje castaño era Milo y el de pelaje gris claro era Nula, que no era de la familia. Los niños de James y James la miraron un algo confusos.

-Lo de los coyotes es broma... -dijo Mariel -¿Verdad? -Marilein se acercó demasiado a su cara

-¿Que están haciendo aquí? -preguntó seria

-Creeme -respondió en broma -, yo también quiero saberlo

James tomó la palabra y explicó que tenían que llegar a la ciudad. Marilein les deseó mucha suerte con una ligera carcajada y comenzó a escalar un árbol. Los dos niños hicieron lo mismo y los coyotes se escondieron por entre las hojas de algunas plantas

-¡Espera! -dijo -No sabemos donde estamos ni como salir de aquí -ella bajó del árbol y los miró fijamente a todos.

-Claro! -dijo con algo de furia -Y que nos ayuden los salvajes, no?

-Nos harían un gran favor si nos llevan -dijo James con un tono de voz algo manipulador mientras la miraba a los ojos.

Marilein puso una cara de queja, después miró a James y luego a los niños. Miró a lo dos pequeños y vio en sus ojos miedo, una cantidad de miedo que ella conocía y que hacia tiempo que no veía.

-Esta bien -dijo -, los guiaremos a la ciudad -los niños de James se alegraron pero los hermanos de Marilein no. -Dejen me un segundo -ella se agachó y habló con los cinco en una lengua extraña.

Los dos hijos mayores de James pensaban que estaba loca, los gemelos la miraban con miedo, James la miraba con mucho, quizás demasiado asombro y las dos medianas se estaban muriendo de risa por dentro. Cuando acabaron de hablar, dos de los coyotes y los niños bajaron la cabeza y se pusieron a caminar.

-¿Que hacen? -preguntó Emili -¿Te van a abandonar?

-No -dijo Marilein con mucha seguridad -, nos van a acompañar

-Por pura curiosidad -interrumpió Gustavo -¿Cuanto tardáremos?

-Pues -comenzó la joven -, si no páramos ni para comer... Tres días pero hay que parar a dormir y buscar comida y... -ella miró a los gemelos -¿Que edad tienen los pequeños?

-Tenemos 5 años -dijeron al unísono, uno con miedo y otro con una sonrisa

-A menos que los carguemos cada dos por tres -dijo pensativa -, tardáremos dos semanas

-Muy bien -dijo James, con desánimo -, no pasará nada si decimos que no sirve el teleférico.

Dicho esto, todos se pusieron en camino, incluidas Nula, que más bien iba a acompañar a Milo.

La nueva mamáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora