15. Un corazón herido y un lobo con piel de cordero

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—Estás más animado de lo que esperaba.

Seokmin arrugó su ceño y se volteó para enfrentar a su recién llegada amiga.

—Eso es bastante ofensivo.

La rubia rió y sacudió su mano con suavidad—. No lo tomes de esa forma.— pidió con un pequeño atisbo de diversión en su dulce voz—. Como no te agradan los cumpleaños, me sorprende que estés emocionado por el tuyo.

Al más bajo seguían sin gustarle o interesarle los cumpleaños, eso no cambiaría pronto. Tal vez nunca lo haría. Pero la realidad es que no estaba emocionado por su fiesta, ésta era tan común y protocolar como muchas otras lo habían sido. Su emoción o pequeña exaltación se debía al hecho de que ya era mayor de edad. Sus veintiún años habían aparecido al fin.

Siendo objetivo, su vida no cambiaría mucho por ello, pero es también cierto que ya podía hacer cosas que antes no. Ya era un adulto ante la ley, uno joven pero un adulto al final del día. Y le agradaba por el simple hecho de que esperaba que sus padres lo trataran como uno. Ya iba siendo tiempo.

—Soy mayor de edad, es lo único emocionante aquí.

—Eras un año más viejo, felicidades.

—Deberías felicitarme con propiedad— replicó el festejado, sus brazos cruzados y su ceño arrugado con molestia fingida—. Eso fue desalentador.

MinHee carraspeó y se colocó ante él, apoyando sus delgadas manos sobre sus hombros con seguridad—. Mi buen amigo, ya tienes veintiún años. Felicidades, espero que te diviertas y tengas un rato agradable con quienes vinieron a celebrarte el día de hoy.— pronunció por lo bajo, apacible y sonriente—. No olvides que te quiero. ¿Puedo tirar de tus orejas ahora?

Seokmin apartó las manos de la rubia y se alejó tres pasos de ella. La última vez que la chica le tiró de las orejas él se llevó un arañón en su mejilla, le ardió como el infierno y tardó casi tres días en desaparecer.

El estaba distraído y ella tenía las uñas muy largas en ese entonces, fue culpa de los dos.
Él por sobresaltarse y ella por errar al sostener su oreja, aún así quien se llevó la peor parte de ambos fue él. Por lo que ni en sus sueños volvía a permitir que su amiga hiciera tal cosa.

—Ni pensarlo, pero gracias por tus palabras.— murmuró con aprecio sincero. Sonriéndole—. Yo también te quiero.

—Lo sé, lo sé. ¿Llorarás?

El de hebras rosas resopló y meneó su cabeza, resignado con la clase de amiga que tenía.

—De ninguna manera.

—Lástima.

Ambos amigos compartieron sonrisas cómplices y cuando al más bajo se lo nombró por su título de príncipe, ambos se voltearon al mismo tiempo y enfrentaron al nuevo recién llegado. Sorprendiéndolo por eso.

—Wonwoo— exclamó el festejado con asombro—. Que agradable volverte a ver. ¿Cómo estás?

—Bien, agradezco su invitación...

—Antes que continúes, sería genial que me llamarás por mi nombre.— interrumpió con amabilidad. El chico le caía bien y la formalidad que tenía para con él no la sentía correcta. Aunque lo fuera.

El rubio separó sus labios y parpadeó un par de veces, sorprendido por la petición.
Seokmin sonrió aún más y el chico evadió su mirada antes de carraspear para volver a hablar.

—No creo poder y no tengo la confianza suficiente para hacerlo.— replicó cuando su voz se oyó estable—. Pero procuraré esforzarme para un día hacerlo.

Real engagement - SeoksooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora