Casi 40 K!!! Gracias por el apoyo chicas.
Y también a las futuras lectoras, gracias.
No hay nada mas bonito que ver un amor crecer de manera lenta pero profunda. Amargishima y Pesadayama. Se veía como un simple amor de adolescentes. Pero vaya, cin...
Desde pequeña siempre fui muy torpe y distraída tanto así que me quedé atrapada en un edificio en llamas, por eso Tobio es tan sobreprotector conmigo, pero bueno, ese no es el tema.
La cosa es que en aquel accidente mis piernas sufrieron una despigmentación y tengo varias manchas que oculto con maquillaje y me tatuó la piel (temporalmente), cada mes voy a darme una nueva capa de color, pero últimamente lo dejo pasar, ciertamente me gusta tenerlas de esos colores, pero Madre, no para de recordarme que no es normal y que no es nada bonito.
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- Madre... Me gustaría dejar de tatuarme las piernas
- ¿Y por qué? ¿No te sentías bien con eso? Tipo, ¿más normal?
- no madre, al contrario, me siento falsa
- de acuerdo pues, quítate el maquillaje y los otros productos, si aguantas una semana completa sin ellos, te las dejaré así - dió media vuelta y caminó glamurosamente haciendo resonar sus tacones por el suelo.
Me dirigí al baño y me borré todo el maquillaje, cuando ví mi piel, la toqué con tanta melancolía, ¿Cómo puede ser esto feo?
Al día siguiente
- haiyaku Tobio arribarem tard a classe
- espérate que - cortó su frase cuando vió tus piernas sin ningún maquillaje ni medias largas - estás hermosa enana
Una sonrisa penosa se dibujo en tus labios y agradeciste
- ¿Crees que me dirán algo?
- seguro ni se dan cuenta, y si te dicen algo, tienes a tu grandioso hermano y todo su equipo para ayudarte
- has creado todo un ejército para defenderme ¿A qué si? - el azabache asintió y siguió caminando.
Al llegar al instituto sentiste casi al instante las fijas miradas de los demás sobre tus piernas, tomaste con fuerza tu maletín y seguiste caminado hasta tu clase, pero tú torpeza y mente que no paraban de recordarte la voz de tu madre diciendo que eras rara
- perdoni
- no et preocupis baixeta - sentiste la ronca voz de Kei y subiste la mirada insegura
- buenos días Tsukki
- buenos días Kageyama mujer ¿Hay algo taladrandote la cabeza que te vuelve torpe?
- Siempre, y lo sabes muy bien - Kei se acercó a ti, posó su mano en tu hombro y susurró "amablemente"
- te ves bien, así que deja de pensar en los demás, la cabeza alta, con lo baja que eres, así jorobada pareces una tachuela - soltó una risa y te miró entretenido - JA, tachuelayama, que gran apodo
- pesado - bufaste algo sonriente
- pesadayama, que bueno
- hoy estás que te sales Kei, luego te la devolveré
