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[Vanilla smut <3]

Se escondía debajo de la mesa del comedor. Lloraba. Sus alas, de un hermoso color dorado, envolvían su cuerpo. Abrazaba sus rodillas.

Inhala. Uno, dos, tres, cuatro.

Sosténlo. Uno, dos, tres, cuatro.

Exhala. Uno, dos, tres, cuatro.

"Voy a estar bien. Voy a estar bien..."

Contuvo la respiración al escuchar pasos acercarse. Cerró los ojos. Escondió su rostro.

"¡Pumpkin!" Escuchó gritar. "¡No te escondas, amor mío!"

Intentaba no hacer ruido. Se tranquilizaba un poco pensando que el mantel era lo suficientemente largo como para cubrirlo. No tenía que preocuparse por el hecho de que podría ser visible su sombra, las luces estaban apagadas.

"¡Carajo, Quackity!"

Lo que le siguió al grito fue un vidrio rompiéndose. Su cuerpo temblaba. Su corazón acelerado.

Los pasos se acercaron más. Levantó un poco la mirada.

"¿Aquí se va a acabar todo?" Pensó.

Él tomó el mantel por el borde. Lo levantó. Lo miró con una sonrisa.

"¡Aquí estás, pumpkin!"

Sus alas dejaron de cubrirlo por un momento. Salió por el otro lado, tirando una silla al pasar junto a esta. Algunas plumas se desprendieron. Corrió por el largo pasillo, con Schlatt pisándole los talones.

Llegó, finalmente, hasta su habitación. Intentó abrir la puerta, en vano.

Miró sobre sus hombros, y ahí estaba él.

Tomó su muñeca con fuerza. Lo llevó hasta la cocina, ignorando su llanto y sus gritos. Quackity logró ver un cuchillo en su mano.

"¿Vas a...me vas a matar?"

Su voz salía con dificultad de su garganta. Schlatt lo miró mientras una sonrisa retorcida se formaba en sus labios.

"Claro que no, pumpkin. Te voy a ayudar a ser mejor"

Le quitó el corset y la camisa. Hizo que le diera la espalda e inclinó su cuerpo contra la pequeña mesa en la desayunaban. Quackity gritaba y lloraba y pedía que no lo lastimara.

Entonces sintió un dolor punzante en su espalda.

Soltó un grito desgarrador, que opacó el ruido de algo pesado al caer al suelo de madera.

Un charco de sangre se formaba a su alrededor.

"Quiero que limpies el desastre que hiciste. Ni una sola mancha debe quedar al final. Y tira eso a la basura. Nunca más quiero volver a verlas"

Lo dejó solo, llorando, sangrando. Se volteó para ver qué había pasado, aunque ya tenía una idea. Cayó sobre sus rodillas.

Schlatt le había cortado las alas, de forma literal.

Le había quitado lo que más amaba de sí mismo.

Se quedó llorando toda la noche.

Despertó llorando.

Cerró con fuerza los ojos. Después, miró el reloj.

10: 57 P.M.

No sabía con seguridad a qué hora se había quedado dormido. Wilbur no estaba a su lado y la televisión estaba encendida en el canal de MTV.

Dirty| QuackburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora