E x t r a: I n q u i e t o

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Felix rodó sobre la cama con un gruñido, molesto por no poder conciliar el sueño a causa de que sus cachorros estaban pateando demasiado su vientre

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Felix rodó sobre la cama con un gruñido, molesto por no poder conciliar el sueño a causa de que sus cachorros estaban pateando demasiado su vientre. Casi se puso a llorar en ese momento, queriendo dormir si no fuera porque sus bebés estaban inquietos y por más que les hablara, estos parecían inquietarse más.

—Por favor, papá aún no viene, pero llegará pronto.—Habló con un puchero, acunando su vientre de la parte baja mientras trataba de relajarse, cerrando sus ojos.

Cuando recibió un par de patadas en respuesta, soltó un sollozo antes de recostarse contra el respaldo de la cama, pegando su espalda al cabecero al mismo tiempo que escuchó la puerta de la casa abrirse, alertándolo.

Observó fijamente a la puerta, hasta que el característico aroma de su alfa lo envolvió y sonrió, ansioso por poder verlo; y como si sus cachorros también pudieran percibirlo, se movieron dentro suyo provocándole una punzada de dolor. Sintió como la puerta de la habitación fue abierta, viendo a través de la abertura el rostro del azabache con una sonrisa.

—Hey, ¿Por qué sigues despierto, cariño? Es tarde.—Se encaminó hasta estar a un lado suyo, dejando sus pertenencias sobre la mesita de noche, tomando asiento en la orilla de la cama.

—Los cachorros no me dejan dormir, están muy inquietos.—Comentó con un puchero, alzando sus manos para posarlas sobre el rostro del alfa.

Comprendiendo su gesto, sonrió antes de inclinarse sobre él, depositando un beso sobre sus labios. Había extrañado a su omega todo el día, odiaba quedarse hasta tarde en su oficina, pero tenía que adelantar todo el trabajo posible para la licencia de paternidad que pidió solo unas semanas atrás. No podía dejarlo solamente a la deriva, tenía que prepararlo todo para que MinHo pudiera encabezar la empresa en su ausencia, por suerte esos días de salir tarde estarían llegando a su fin, y tendría tantos días libres al lado de Felix que estaba emocionado de que ya llegaran.

Envolvió su brazo por detrás de su espalda, colocando su mano libre sobre su vientre hasta que sintió un golpe debajo de su palma, rompiendo el beso. Soltó una carcajada, acuclillándose para quedar a la altura del vientre y depositar un beso sobre este, sintiendo las manos del castaño recorrer su cabello azabache, mismo que había cambiado solo un par de meses atrás.

—¿Mis cachorros están molestando a papá?—Cuestionó divertido, propinando leves caricias.—No es el momento indicado, papá quiere dormir y no es muy amigable si no tiene sus horas de sueño adecuadas.

—Cállate.—Bufó en su contra, golpeando su hombro.

HyunJin se limitó a reír, negando.—Es momento de descansar, cachorros. No puedo esperar para poder tenerlos con nosotros, sé que están cómodos ahí adentro, pero les prometo que aquí tampoco les faltará nada y hay muchas cosas que queremos enseñarles, pero todo a su tiempo. No puedo esperar para abrazarlos y consentirlos, aunque su padre me mire mal por decir que los consentiré tanto que serán mimados.

—Me estás dejando muy mal parado esta noche, cuidado con eso, alfa.—Le mandó una mirada desaprobatoria, cruzádose de brazos.

Con un último beso sobre el vientre, se incorporó hasta quedar a la altura del rostro de Felix y picoteó sus labios, divertido.—Perdón, amor.

—Como sea, aprovecharé que ahora están quietos para poder dormir.—Se giró para darle la espalda, sintiendo como el alfa lo abrazaba desde atrás.—Apártate, tienes que cambiarte, o ¿Piensas dormir con tu traje de oficina?

—Solo si prometes no estar enojado conmigo.—Murmuró sobre su cuello, justo en la fuente de su aroma. Adoraba poder impregnarse de la vainilla y aquel aroma a leche a causa de sus cachorros, podía vivir ahí facilmente, no quería desprender jamás de los aromas de su omega, mucho menos del de sus bebés.

—No lo estoy, ahora vete a cambiar y así podamos dormir juntos.—Susurró por lo bajo.

Tomándolo por una victora, besó el área de su cuello expuesto y se alejó rumbo al baño, dispuesto a cambiarse de ropa y regresar rápido a la cama. Felix tenía seis meses de gestión, entendía el cansancio que su omega sentía todos los días y sus cambios de humor, no era fácil cargar con dos cachorros al mismo tiempo y no poder moverse más allá de toda la casa sin motivo para salir. El trabajo había quedado suspendido hasta que sus hijos nacieran y más allá de su nacimiento, todavía quedaban meses por delante antes de que viera la posibilidad de volver a su cafetería; Lo bueno de todo, era que cada día que pasaba era uno menos para tener a su alfa a su lado, además de las próximas citas con el médico previas al parto.

No tardó mucho cuando el azabache volvió a la habitación, apagando las luces antes de tomar lugar detrás del cuerpo del castaño, envolviendo sus brazos alrededor de su vientre, propinando leves caricias antes de pegarlo lo más que podía a su cuerpo.

—Buenas noches, cariño.

—Buenas noches, alfa.—Fue apenas un susurro entre la neblina de la consciencia y del sueño, cayendo profundamente entre los brazos del azabache para por fin descansar.

—Fue apenas un susurro entre la neblina de la consciencia y del sueño, cayendo profundamente entre los brazos del azabache para por fin descansar

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Coffee¹ › HyunLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora