[ Portada y Descripción Temporal. ]
¿Alguna vez soñaste con ser la novia de Yakko o Wakko Warner?
Este libro contiene One Shorts o Headcanons sobre el tipo de novio que serían los hermanos Warner en la vida cotidiana para hacerte feliz.
✴ Cabe aclar...
Estás distraída y quieren tu atención ¿Cómo lo conseguirán?
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Te miraba con algo de enojo acostado en el sillón y usando tus piernas como almohada.
Tú ni siquiera lo notabas, ya que estabas distraída viendo tus redes sociales en el teléfono. Aún así, tu mano libre acariciaba la cabeza de Yakko entre sus orejas.
Al ver que le prestabas más atención a tu teléfono, Yakko empezó a tocar tu mejilla con su dedo índice.
Suspiraste al mismo tiempo que sonreías, pues ya sabías que era lo que quería. Sin embargo, mantuviste tu mirada en el teléfono.
— ¿Qué pasa, cariño? — Preguntaste con calma, fingiendo demencia.
— Necesito atención. — Toca tu mejilla con el dedo índice en repetidas ocasiones con algo de molestia.
— Ve a jugar con tus hermanitos o ve a molestar a Ralph. — Respondiste sin dejar de sonreír y sin apartar la mirada de tu teléfono.
— No. Yo quiero TÚ atención. — Dijo con un tono de berrinche.
No evitaste reír y lo miraste de reojo con una sonrisa juguetona sin apagar el teléfono. Eso no lo hizo sentir mejor y pudiste verlo, ya que dejó de tocar tu mejilla para verte con seriedad.
— _______ ...
Yakko suele llamarte por tu apellido cuando se molesta o hace berrinche. Será mejor obedecer cuando eso pasa si no quieres una gran escena dramática como si fuera el mismísimo Shakespear.
Manteniendo aquella sonrisa juguetona en tu rostro, le mostraste la pantalla de tu teléfono para que sea testigo de como lo apagabas y él miraba cada acción con seriedad.
La pantalla se volvió negro y Yakko extendió la mano hacia ti con la palma hacia arriba. Entendiste perfectamente lo que estaba exigiendo porque no era la primera vez que pasaba algo así. Así que sencillamente le entregaste tu teléfono, pero esta vez, algo cambio.
— No, no quiero esto. — Dijo al recibir tu teléfono con frustración, acompañado de berrinche.
Lanzó con cuidado tu teléfono hacia la otra esquina del sillón y extendió su mano de nuevo, esta vez para tomar tu mano y obligarte a acariciar su mejilla.
Sólo pudiste soltar una pequeña risa y obedeciste a aquella caricatura, empezando a acariciar con mucho cuidado y cariño su mejilla pálida.
Yakko no se quedó atrás, pues cerró los ojos para disfrutar de aquella caricia y se acomodó, ahora aplastando su mejilla contraria contra tus piernas, las cuales seguían siendo su almohada preferida. Ahora tenía su nariz rozando tu vientre y su lenta respiración chocando contra dicha zona te causaba escalofríos a pesar de la tela de tu ropa que los separaba. Los escalofríos fueron un poco más intensos cuando sentiste como sus manos se metieron bajo tu blusa para acariciar sutilmente tu espalda baja con sus manos enguantadas.
