μόνο

2K 106 4
                                    

No entiendo cómo fue que esto me pareció una buena idea. Ahora que veo los lentes solamente puedo sentir vergüenza de mis asquerosos fetiches.

Lo único que puedo hacer por el momento es esconder el estuche que contiene los lentes dentro donde sea casi seguro que mi novio no los encontrará y rezar porque eso sea así.

Una vez terminé de hacerlo solté un suspiro y acomode mi cabello despeinado por culpa del nerviosismo.

— Que puta vergüenza, ¿en qué pensabas, Jeon?– Murmure.

Decidí ocupar mi mente en otra cosa mientras esperaba que mi hermoso novio llegara a casa, así que me dispuse a hacer ejercicio.

Luego de una hora, escuché el tintineo de las llaves y luego como la puerta principal se abría para luego cerrarse.

— ¡Estoy en casa, amor!– La sube y cariñosa voz de mi novio fue todo lo que necesité para soltar las mancuernas y salir corriendo hacia él.

— ¡Amor! Te extrañe tanto, cariño.– Dije agudizando mi voz mientras hacía un puchero. Lo abracé fuertemente.

— Solo estuve fuera de casa por cinco horas, bonito.– susurro mientras cerrada sus ojitos y acomodaba sus brazos en mi hombro; correspondiendo el abrazo.– Aunque yo también te extrañe, mi bebé.

Llevé mis manos hacia sus muslos para poder alzarlo, él se dejó sin poner peros. Me separe ligeramente del abrazo para poder mirar su carita detenidamente.

— Eres tan hermoso, pequeño. Amo todo de ti.– Acaricie sus gorditas mejillas con mi mano haciendo que Jimin incline su cabeza sobre esta. – Absolutamente todo en ti es hermoso. Desde tu precioso y esponjoso cabello hasta tus tiernos dedos de los pies.

Jimin soltó unas tiernas carcajadas para luego tapar su boquita con una mano.

— Eres todo un galan, Jeon Jungkook.– Su voz era coqueta y con un toque de gracia. – Tú también eres absolutamente precioso; todo en ti lo es.– llevo su visita hacia mis labios y con la mano, que antes estaba en su boca, acarició mis finos belfos.– Especialmente tus dulces labios y fuertes brazos.

—¿Es eso así?– susurre pegando más nuestros cuerpos. Lentamente acerqué mis labios hacia su cuello y dejé pequeños besos en ese lugar.

— Uhm...– Contestó Jimin un poco agitado mientras empezaba a acariciar mis cabellos.

Sonreí complacido. Ahora mis besos se convirtieron en suaves chupadas, creando marcas rosáceas que pronto se convertirán en marcas moradas. Las caricias de Jimin también habían cambiado, ahora eran tirones no-intencionales.

— Koo, quiero besos en mi boca, porfavor.– suplicó con voz suave, y yo simplemente no me puedo negar.

Antes de separarme de su cuello dejé un besito en ese lugar. Una vez salí de mi escondite me dirigí a sus mejillas dejando muchos besitos en estas, haciendo que Jimin soltara risitas tiernas; dejándose hacer.

Me alejé un poco de su cara para mirarlo unos segundos antes de besar suavemente sus gorditos labios. Jimin me correspondió rápidamente.

Jimin intentaba subir el beso de nivel pero yo simplemente me negaba, debido a que aún no me sacaba de la cabeza la estúpida compra que ahora se encuentra escondida encima de mi lado del closet.

El beso terminó cuando Jimin se alejó con el ceño fruncido y un puchero en sus labios. Deslizó sus piernas de mi cintura, se alejó unos 10 pasos de mi para luego cruzar sus brazos.

Hubiera sonreído de la ternura si la situación fuera otra y yo no sea la causa del tierno enojo de mi precioso novio.

— ¿Sucede algo, cariño?–pregunté fingiendo demencia.

Camara Glasses 🌟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora