merveilleux

121 8 0
                                    

Después se que su íntimo encuentro se viera interrumpido, la pareja una vez vestidos comenzaron a tomar camino hacia el anillo de la lujuria, un lugar donde si no hubiera sido gracias a la curiosa atención que habían tomado en ellos, nunca hubieran conocido por cuenta propia.

Al llegar al lugar ambos se quedaron observando su entorno con asombro, cada edificio lucía más lujoso que el anterior, luces neón decoraban hasta el más mínimo rincón de ese lugar, dejando destellos azules y morados que eran los que más terminaban llenado de color ese lugar, el piso lucía húmedo, como si una lluvia tuviera poco tiempo de haber terminado, una ligera brisa fresca erizó la piel del par.
-Así que... ¿Esto es lujuria? ¿Un lugar húmedo y frío? Imaginaria que así sería avaricia... O pereza.- Bromeó Blitzo
-Si, pensé que aquí habría más penes o vaginas por doquier, aquí solo parece un lugar de riquillos e hijos de papi...- Rápidamente Fizzarolli guardó silencio al divisar frente a él una escena sexual y fetichista, sonrojado y avergonzado miró hacia otro lado, tomando la mano de Blitzo mientras seguía a su Cash, que ya había tomado bastante distancia en lo que ellos mantenían su conversación.

Aun tomados de la mano caminaban con nerviosismo, las edificaciones que tanto les habían sorprendido ahora sentían que los atrapaba, laberintos de departamentos, cada uno más grande que el otro, parejas teniendo sexo en cada esquina de cada calle que pisaban, el color púrpura lastimando sus pupilas, Fizz solo quería salir de ahí, no era que no le agradase, solo no tenía un buen presentimiento, aunque todo pensamiento fue olvidado apenas logró divisar un edificio, uno diferente al resto, ostentoso, elegante, las tiras a sus costados parecían un par de listones danzando agraciadamente a los costados, dándole una forma ovalada a aquella innovadora estructura.

-Si siguen caminando así de lento los voy a dejar aquí a su suerte, necesito rapidez, esta será nuestra oportunidad y no la voy a desperdiciar por culpa de ustedes dos.- La voz de Cash retumbó en los oídos de la pareja, como un pequeño acto de protección Blitzo dio un leve apretón a la mano de su compañero, tratando también de transmitir algo de paz.

Un par de metros más adelante lograron observar a bastantes demonios de todos los anillos del infierno, desde la ira hasta la pereza, todos esperando con paciencia el poder arribar a los aposentos de tan lujoso y aclamado lugar, las luces habían cambiado a un brillante rosa y dorado, sin dejar de lado aquel púrpura que tanto caracterizaba aquel anillo, ignorando las quejas los tres pasaron sin preocupación frente a todos, Fizzarolli logró sentir las miradas lascivas que caían sobre él, tratando de ignorarlas una vez que quedó de pie al frente de la fila, con su cola intentó rodear sus piernas, una costumbre que llevaba haciendo desde su infancia cada que se sentía nervioso o preocupado.

-¿Reservación?- Habló el incubo que custodiaba la entrada
-El dueño nos llamó, quiere que esté par haga una presentación en su maravilloso lugar- Dijo Cash
-"Vaya lame botas, papá"- Pensó Blitzo, sin haberse dado cuenta que Fizz había soltado su mano en esos instantes, ya que una vez el Incubo había dado entrada al trío, Cash sin dudarlo tomó a Fizzarolli arrastrándolo dentro de aquel lugar, sin dudarlo Blitzo corrió detrás de ellos, hasta estar lo suficientemente cerca de ellos dos de nuevo, Fizzarolli se veía notoriamente nervioso, nuevamente el púrpura llenaba su vista, comenzaba a sentirse mareado de solo poder mirar ese color en cada rincón de ese lugar, tomando aire (y valor) Fizz se reincorporó, siguiendo con paso firme a una súcubo que los guiaba a la entrada de lo que parecería el camerino de aquel misterioso hombre, aquel magnate que sería el dueño de ese bar para la clase más alta.

Cash lanzó a Fizzarolli dentro de ese camerino, antes de que este pudiera objetar, el hombre cerró la puerta en su cara mientras tomaba por los hombros a Blitzo, llevándolo a su propio camerino.
Cash sabía lo que podía pasar con ellos, así que con una pequeña mentira logró que tuvieran camerinos separados, y sabía de antemano que decirles podría haber arruinado por completo sus planes, manteniendo en silencio hasta este punto, el único tiempo que compartirían juntos a partir de ese momento sería sobre el escenario, no más, no menos.

Estar en un lugar completamente nuevo era aterrador, sobre todo para Fizzarolli, toda su vida sus actos habían sido en compañía de Blitzo, jamás había actuado tan lejos de su hogar, o sin Blitzo, aún fuera para rescatarlo de sus malos chistes, o para evitar que cayera al abismo, eran los dos, nunca los habían separado.

Por su parte Blitzo mantenía una pelea con su padre, la rabia lo controlaba, y su deseo de estar junto a Fizzarolli era más fuerte que otra cosa en el mundo.
-¡Jamás hemos actuado por separado! ¿¡Es tanta tu necesidad de estar tomando que nos vendiste por separado a algún tipo de pervertido!?-
-No, solo necesito que hagan sus cosas de payaso por separado.
-¿Y por qué no solo hacemos el acto solos y nos dejas en un solo camerino? ¿¡Eh!?
-¡Por que no quiero que los lleguen a ver copulando! ¡Par de calenturientos!-
Gritos, y no de placer eran los único que salían de esa habitación, Fizzarolli escuchaba todo, su corazón latiendo a mil, su respiración agitándose hasta comenzar a hiperventilar, un ataque de pánico estaba a punto de golpearlo, pero aún con sus emociones a flor de piel, con su cuerpo temblando, comenzó a vestirse, a lo que había logrado escuchar a través de los gritos Cash mencionaba que tenían poco tiempo para salir al escenario.

Tratando de controlarse y con esfuerzo había apenas colocado su traje, aún por la parte del pecho se le dificultaba, sus manos no respondían y no lograba subirlo, derrotado se sentó frente al enorme espejo que decoraba su camerino, pese a ser un espejo pequeño, era mucho más elegante que el pedazo de vidrio que compartía con Blitzo.

Tratando de distraerse observó ese lugar, los gritos habían cesado hace tiempo ya y el silencio finalmente reinaba aunque fuera por algunos segundos, curiosamente ese lugar era decorado por varias luces azules, no había mucho que dijera sobre quien era el dueño de ese lugar, o como sería, dejando a la expectativa al pequeño diablillo, perdido en sus pensamientos no había notado el tiempo que había pasado hasta que alguien abrió abruptamente su puerta, sin tener el cuidado de haber tocado o avisado primero.

-Necesito que alguno de ustedes dos salga ahora al escenario, tu compañero se rehúsa rotundamente, así que serás tú o nadie.-
Una melodiosa voz llenó la habitación, acompañado de un enorme y corpulento sujeto, observaba su teléfono con desdén, no había ni siquiera mirado al demonio frente a él hasta que no escuchó alguna respuesta.
-Necesito que salgas a... Escena...-
El cuerpo semidesnudo de Fizzarolli lo había dejado sin palabras, logrando hacerlo tartamudear, algo prácticamente imposible para el, Asmodeo, el rey de la lujuria.
Fizzarolli se sonrojó y cubrió como pudo ante la intensa mirada de aquel enorme hombre, sin decir absolutamente nada, Asmodeo notó esto.
-Una disculpa... Tienes cinco minutos para salir a escena, por... ¿favor? Si necesitas algo no dudes en llamarme... o llamar a alguien.-
Sonrojado Asmodeo se disponía a abandonar la escena, hasta que la voz de Fizz lo hizo regresar, como si de un imán para él se tratase.
-¿P-podría... Ayudarme con mi traje?... No puedo subirlo solo...- Fizzarolli habló con timidez, sin mirar a Asmodeo a los ojos, sus temblorosas manos eran torpes, y dificultaban el poder colocar un simple botón.

Asmodeo asintió en silencio, cambiando su tamaño a algo más decente para poder entrar a la habitación, acercándose con cautela hacia Fizz, evitando asustarlo o ponerlo más nervioso por su presencia.
Una vez que estuvo a una distancia prudente comenzó con su labor, a pesar de usar los guantes podía sentir el calor que emanaba la piel de diablillo, sentía su nerviosismo debido a los pequeños sobresaltos que daba, y el leve pero notorio temblor en sus extremidades.

El cuerpo de Fizz temblaba pese a lo mucho que intentaba frenarlo, sentir la respiración de aquel hombre sobre su empeoraba la situación de Fizzarolli, escondía sus manos bajo sus piernas, su rostro luciría mucho más rojo de no ser por que el ya era rojo de nacimiento, una vez sintió que Asmodeo terminó su trabajo se alejó de él, mirándolo por unos segundos, segundos que bastaron para petrificarlo, Asmodeo respondió de la misma forma, segundos se habían convertido en horas para ellos, el tiempo deteniéndose apenas sus miradas se cruzaron, maravillados por la persona que tenían el uno frente al otro.
















🔮🔮🔮

No se que acabo de escribir jajaja
No tenía mucha inspiración y di demasiadas vueltas siento yo, me vengo recuperando de una infección que me tiró en cama por cuatro días, de los cuales no comí tres, y por la fiebre seguramente se me murieron varias neuronas, espero les guste, ya me pondré a actualizar más este fic

Ayos

Convoitises.  (BlitzFizz) (Fizzmodeus) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora