Capítulo 34 - Protector solar

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"¡Miren esto!" Mina se animó. "Kaminari lo encontró cuando estaba buscando el lugar perfecto para orinar".

Mina los había llevado a través de un claro de pinos hasta una gran cuenca con una cascada. El sonido del agua casi opacó sus palabras: tenía casi 20 metros de alto y era lo suficientemente ancha como para crear un lago.

Era precioso.

"No vine aquí para avergonzarme por mis preferencias de baño", se quejó Kaminari, pero Mina lo ignoró.

"¡Protección solar!" Llamó, lanzando varias botellas a la clase. Todos habían caminado allí en sus trajes de baño, sudando y agotados por el paseo. El agua estaba destinada a proporcionar algo de alivio. "No voy a dejar que nadie entre en el agua hasta que su piel esté protegida de rayos UV".

"No me digas qué hacer", chasqueó Bakugo mientras se frotaba el protector solar en los hombros. Tiró la botella detrás de él, que Kirishima atrapó, a punto de entrar en el lago.

"No te pusiste protector solar en, literalmente, ningún otro lugar que no fueran tus hombros", regañó _______. "Vuelve aquí antes de asarte, tonto".

Él no dijo nada, solo dio la vuelta. _______. le echó un vistazo y él parecía ceder, enviándole una mirada de fastidio mientras ella echaba protector solar en su mano para frotarle la espalda.

Esa mañana, los dos se habían despertado en la tienda de campaña de _______ durmiendo a unos metros de distancia. Habían hablado hasta bien entrada la noche después de su pesadilla. Ella no sabía si era porque él se sentía obligado a ayudar o si quería cuidar de ella, pero de cualquier manera, quedarse era un gesto que ella apreciaba.

Le había hablado de esa noche. Que el discurso de Aizawa la había molestado, ella había recordado esa parte, y que él la encontró borracha fuera del edificio. La llevó a su habitación, le quitó el maquillaje y la acostó en su cama. Ella lo había besado entonces, y cuando él se alejó, le pidió que se quedara, así que lo hizo. La almohada en el suelo había sido de él. A la mañana siguiente, se escabulló antes de que ella se diera cuenta.

Él la cuidó.

Salió de su tienda sin decir nada, y parecía que las cosas habían vuelto a la normalidad. Estaban discutiendo como de costumbre de nuevo, y muchos de sus amigos parecían aliviados al ver su regreso dinámico.

"No puedo creer que la escuche, nunca lo he visto escuchar a nadie", le susurró Sero a Kirishima, que estaba tratando de no sonreír.

"Creo que tiene una debilidad por ella", respondió Eijiro, estirando los brazos por encima de su cabeza.

"Puedo oírte. Será mejor que cierres la puta boca antes de que te explote", gruñó Bakugo, creando pequeñas explosiones en sus palmas, pero _______ le dio un golpe en el brazo para detenerlo mientras ella continuaba poniendole su protector solar.

"Volteate", ordenó. Él escuchó, pero no parecía ni un poco feliz por ello. Estaba frente a ella ahora, y mientras frotaba el protector solar en su pecho, _______ trataba de no pensar en lo duro que estaba. Su cara comenzó a sonrojarse, y Bakugo se percató de ello.

"¿Disfrutando la vista, Tinkerbell?" Bromeó, con la voz lo suficientemente baja como para que nadie más la escuchara.

"Vete a la mierda", replicó. "Ponte un poco en la nariz o te verás como un tomate". Le puso el bloqueador en las manos y se alejó para tomar una botella de agua, fingiendo que no estaba nerviosa por tocarlo.

Bakugo sonrió. No era un idiota. Sabía que estaba en forma; trabajaba en su físico durante horas todos los días, y se enorgullecía del hecho de poder aplastar a cualquiera que conociera como un bicho. Ver cómo afectó a _______ solo hizo que se le subiera a la cabeza. Hacer que se sonrojara se estaba convirtiendo rápidamente en una de sus actividades favoritas. La observó mientras entraba en el lago con Kirishima.

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