Círculo de Vida

Capitulo 9

Aviso: Abuso sexual y lenguaje explicito

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Lo'ak sintió que la rabia crecía dentro de él mientras miraba fijamente el cañón del arma que le apuntaba. El soldado que estaba frente a él sólo se rió de él, y todo lo que Lo'ak quería hacer era arrancarle la garganta y rociar el suelo con su sangre.

Siseó cuando el soldado empezó a reírse de él nuevamente y lo jaló por la cola.

- Te mataré, demonio-gruñó en Na'vi. Lo haria aunque sea lo último que haga.

Vio por el rabillo del ojo que Neteyam lo miraba subrepticiamente y sacudía levemente la cabeza. Bien. No podían armar un escándalo. No podian  frustrar los planes de su madre.

Los tres ahora estaban arrodillados en el suelo con los brazos atados y aparentemente sin posibilidad de escapar. Flotando sobre ellos había seis Na'vi alienígenas, quienes constantemente se burlaban de ellos y ocasionalmente tiraban de ellos por la cola o por las orejas. Mientras esperaban a su madre, se les unieron tres soldados más. Este coronel, el enemigo de la madre, estaba sentado cerca. Estaba constantemente alerta y reaccionaba incluso al más mínimo ruido. A pesar de que aparentemente no podía esperar para luchar contra su madre, los ojos vigilantes de Lo'ak captaron la reacción ante la vieja flecha de su madre. Los peligrosos Na'vi estaban muy asustados de su madre.

Eso hizo que Lo'ak sintiera una enfermiza satisfacción. Le agradaba muchísimo que su madre inspirara tanto miedo a sus enemigos que incluso sus flechas los hacían temblar de miedo. Nunca se había sentido más orgulloso de ser hijo del gran Toruk Makto.

Al mismo tiempo, sintió un miedo envolvente, pero lo enmascaró con ira, como era su costumbre. Tenía miedo por su madre. Si su madre viniera a salvarlos, y él seguramente vendría, inmediatamente caería en una trampa. Las armas de estos Avatares eran completamente diferentes de lo que había logrado ver con sus ojos desde el mundo de Sky People. Parecía amenazador y su madre estaba solo.

Lo'ak bajó la cabeza y se mordió el labio en busca de sangre. Esto fue su culpa. Si tan solo se hubiera quedado en casa, si hubiera escuchado a su madre, nada de esto habría sucedido. No habrían caído en sus manos y su madre no se habría visto obligada a arriesgar su propia vida para salvar la de ellos. Lo'ak se odiaba a sí mismo tanto como siempre. Nunca se perdonaría a sí mismo si algo le sucediera a su madre hoy por su culpa. Nunca.

- Gran guerrero no estés triste. El gran Toruk Makto nos liberará y matará a sus enemigos. No te preocupes y ten fe- de repente escuchó la voz tranquila de Neteyam. Cuando Lo'ak levantó la cabeza vio que su hermano le sonreía, como siempre seguro y sin miedo en su corazón.

 Lo'ak se tragó las lágrimas que le apretaban los ojos. Como de costumbre, su hermano demostró que era quien mejor lo conocía y alivió, aunque sólo un poco, las ansiedades de su corazón.

- Hermano, ¿y si...?-su garganta ni siquiera podía graznar las horribles palabras. Estaba demasiado débil para hacerlo.

 Neteyam les guiñó un ojo a él y a Kiri, quien también los miraba con incertidumbre.

- Tener fe. Nuestra madre es la guerrera más grande en los anales de nuestra historia. No hay nadie a quien no haya derrotado.

Lo'ak y Kiri escucharon como encantados por las palabras de su hermano mayor, quien hablaba con tanta seguridad como si no tuviera ni un atisbo de duda en su corazón. Pero él, además de su padre, era el mayor admirador de su madre. Él conocía mejor sus capacidades. Y como dijo que la madre no tendría problemas en matar a seis Avatares, definitivamente era cierto.