Los vampiros son reales.
Existen.
Sí, de esos que tienen colmillos y chupan sangre para alimentarse.
Son reales y no son aterradores como los describen en esos libros. Incluso me atrevería a decir que más que aterradores, son adorables.
Ya lo sé. Suena irreal. Pero de verdad existen y es increíble. En un inicio yo también me había mostrado incrédulo, pero mis ojos no mentían. Descubrí a mi jefe chupándole sangre a un chico y eso no había sido ningún sueño. Fue la realidad. Fue tan real como el trato que hice con ese hermoso vampiro, que es mi jefe. Y fue tan real como lo que iba a suceder.
Bajé del ascensor y con pasos lentos caminé buscando la puerta 37 del penthouse donde vivía mi jefe. Cuando estuve frente a una gran puerta de color negro con el número 37 en ella, me detuve. La miré fijamente durante unos segundos sin hacer nada y luego suspiré. Metí mis dedos temblorosos en el bolsillo delantero de mi pantalón y saqué una tarjeta azul. La deslicé por la cerradura eléctrica y la puerta hizo 'clic'. Me estremecí. Tomé una profunda bocanada de aire y la expulsé por la boca. Tenía que admitir que estaba un poco nervioso por entrar, pero también tenía que decir que estaba emocionado. Puse la palma de mi mano sobre la puerta y me quedé inmóvil. Mi euforia triunfó sobre mis nervios y por fin me decidí a empujar la puerta oscura para abrirla.
Mirar, fue mejor que imaginar.
Lo que mis ojos vieron al entrar, me dejó por completo sin aliento; mi jefe se encontraba sentado sobre un sillón de seda negra vistiendo un conjunto de lencería roja que resaltaba la hermosa figura de su cuerpo. De verdad se le veía muy sensual, tanto que el solo presenciar esa escena, hizo poner dura a mi p*lla de golpe.
—Llegaste... —dijo Dylan, mi jefe, con voz queda. Su cuerpo tembló deliciosamente mientras me dirigió una mirada llena de timidez.— ¿De verdad tengo que usar esto...? —preguntó luciendo avergonzado e intentando inútilmente cubrir su cuerpo.
—Sí. Te queda perfecto —le dije casi jadeando y esbozando una pequeña sonrisa llena de picardía.
Si alguien antes me hubiera dicho que terminaría en esta situación, me habría reído en la cara de esa persona por pensar que se trataba de un mal chiste. Pero ahora no podía verlo así. Esto era real. Antes de venir a este lugar, me había asegurado de eso pegándome tres bofetadas, y sí, si me habían dolido como era de esperarse. Eso solo significaba que esto era completamente verdadero y no un sueño.
El trato que había hecho con mi jefe era este, un acuerdo donde ambas partes salíamos beneficiadas.
Después de sorprender a este lindo vampiro bebiendo de la sangre de alguien a quien no conocía en la oficina donde yo trabajo y salir corriendo por el susto que eso me había dado, él me había perseguido hasta alcanzarme y tenerme arrinconado en un callejón sin salida. En ese momento me encontraba más asustado que nunca, pero las palabras que mi jefe soltó en ese instante hicieron que quisiera reírme.
"¿Eres gay?" fue lo que preguntó mi jefe cuando por fin me tenía sin escapatoria en esa oscuridad producida por la noche. ¿Quién preguntaba eso en una situación como esa?. Su pregunta había sido tan ridícula, que la situación había pasado de aterradora a cómica. En un tartamudeo le había contestado que sí y esa respuesta fue la que me hizo terminar aquí. Mi jefe me había tomado de la mano y me terminó llevando a un café donde comenzó a platicarme de cosas sin sentido hasta llegar al punto; el trato. Era un acuerdo simple, él podía beber de mi sangre y yo podía acostarme con él.
En ese momento me sentí como en un sueño, todo había sido tan repentino e irreal que no podía acabar de creérmelo. ¡Mi jefe era un vampiro y quería hacer un trato sexual y alimenticio conmigo!. Después de una crisis existencial y profundos pensamientos, acepté la idea de que lo que estaba sucediendo no era producto de mi imaginación. Saber eso hizo que mis nervios regresaran. ¡Mi jefe era un vampiro, por Dios!. Era un entendimiento desquiciado y me perturbaba. Pero esa intranquilidad no duró mucho. La serenidad en las palabras de mi jefe terminaron por transmitirme calma. "Si no aceptas lo entiendo perfectamente. Sé que tienes miedo. Yo también lo tendría. Esto fue repentino, pero a decir verdad, desde hace mucho yo tenía ganas de intenta algo contigo y no sabía como acercarme. Tú sabes... soy tu jefe y tengo un secreto que ahora sabes" él rio suavemente y continuó hablando "El que me hayas visto en una situación así, me facilitó las cosas. Me ayudó a tener un motivo para acercarme a tí"
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Pacto De Sangre [BL]
RomanceNo me bastaba solo con tener a mi jefe en la cama, ahora anhelaba más de él. La pasión, el deseo y las ganas de amarlo eran tan fuertes que no podía ir en contra de ellas. Quería ser solo suyo y que él fuera solo mío.