ALGO QUE DECIR.

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El dolor se había marchado, la soledad se había esfumado, e incluso cuando el cielo estaba gris, a mí me parecía lindo.

Todo iba bien —demasiado bien— entre Dylan y yo, o eso es lo que había creído hasta ahora.

—Johann Darío —dijo Dylan con una expresión seria en el rostro que me hizo estremecer. Nunca me hablaba utilizando mis dos nombres y mucho menos me había hablado con esa seriedad-. Tengo que decirte algo esta noche.

¿Algo...?

—¿Todo está bien? —pregunté confundido por la manera en la que se había dirigido a mí.

Dylan asintió con la cabeza. Intenté mirarlo a los ojos, pero él evitó mi mirada y se dio la vuelta hacia su escritorio.

—Te veo a las 10:00 p.m. en mi casa. Eso es todo, puedes regresar tu trabajo.

Sentí una fuerte pulsada en mi corazón. Su voz no era suave como de costumbre... Había algo raro.

Di la vuelta y caminé hacia la puerta para salir de la oficina de Dylan.

¿Qué era lo que él tenía que decirme...?

Por alguna razón sus palabras me tenían preocupado...

Tenía miedo.

Volví a mi labor, pero durante todo el día de trabajo que me restaba no había podido concentrarme en absolutamente nada.

Cuando dieron las seis de la tarde, salí de la empresa para irme a mi casa. Estaba tan sumido en mis pensamientos que apenas era conciente de lo que sucedía a mi alrededor. Cuando estaba cruzando la calle, el claxon de un coche me hizo volver a la realida. Caminé rápidamente para llegar al otro extremo de la banqueta. Ese coche casi me atropellaba...

No podía concentrarme en mi entorno, todo lo que estaba en mi cabeza era la rara forma en la que Dylan me había tratado...

Llegué a mi casa, se sentía demasiado vació... Era raro estar aquí solo. Dylan siempre venía a pasar la noche en mi casa o yo la pasaba en la suya.

Suspiré y fui al baño para ducharme.

En dos horas más saldría hacia la casa de Dylan.

¿Por qué él había actuado así?

¿Qué era lo qué quería decirme?

¿Quería terminar todo...?

Las dudas me consumían. No pude evitar sentirme triste. Casi cumplíamos un año estando juntos.

¿Juntos?

¿Juntos de qué forma?

¿Siquiera sabes que relación tienes con él?

¿Son pareja?

Las preguntas me atacaron. No sabía que relación tenía con él...

Era cierto que parecíamos novios, ¿pero realmente lo éramos?

Eso era algo que nunca habíamos platicado y yo no podía asumir eso sin saber lo que Dylan pensaba al respecto.

Yo lo amaba, ¿pero él me amaba a mí?

Quizá el motivo por el cual tenía esa expresión tan seria al decirme que quería hablarme de algo era porque quería dejar todo conmigo...

Eso era algo que sonaba convincente, si no, ¿de qué otra cosa me hablaría...?

No podía evitar sentirme inseguro...

Salí de mi casa a las nueve. Iría caminando hasta la casa de Dylan. Necesitaba respirar aire fresco para intentar despejar mi cabeza.

Subí por el elevador hasta llegar al penthouse donde vivía Dylan. Caminé a pasos lentos hacia su vivienda.

De no ser por el miedo que sentía ahora, me hubiera reído de la situación.

Mis manos temblaban y lo único que hacía en este momento era mirar la gran puerta negra con el número 37 en ella.

Era como la primera vez que vine aquí, pero con una diferencia muy significativa. Antes había sentido nervios por comenzar algo, ahora los sentía por tener que finalizarlo...

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Pacto De Sangre [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora