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Top Suguru . bottom Satoru

A la mierda con todos

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A la mierda con todos.

Satoru maldecía mientras caminaba por la ciudad decorada con luces navideñas. Normalmente esto le alegraría, pero en esos momentos los grupos de personas felices que pasaban a esas horas de la noche deslumbrados por la iluminación sólo le parecían molestos. Intentaba mantenerse optimista, pero era una mierda pasar su cumpleaños solo; Shoko tenía trabajo en el hospital, a ella la perdonaba, y al resto de sus amistades que también estaban ocupados un jueves por la noche (aunque eso no quitaba que se sintiera solo), pero que sus padres se negaran a retrasar un día sus vacaciones al extranjero sí le había jodido, especialmente después de que se había pasado toda su vida intentando cumplir con sus exigencias, incluso sus "travesuras" las había mantenido en secreto para no afectar la imagen de la familia.

Pero sin duda lo que más irritaba a Gojo no era la ausencia de sus amigos o la frialdad de sus padres, sino sus propias acciones pues si bien había salido en busca de algún ligue casual para divertirse a su manera la noche de su cumpleaños el lugar, a diferencia de su acompañante, no era elegido al azar. Iba al lugar que Shoko le había mencionado en busca del primer hijo de puta que lo hizo sentirse solo.

Geto Suguru había sido lo mejor y lo peor que le había pasado en la vida, lo conoció en su primer año de preparatoria, momento hasta el cual estaba acostumbrado a las amistades superficiales y la indiferencia de sus padres, y de pronto llegó Suguru quien conectó con él a un nivel íntimo que lo hizo descubrir lo a gusto que se estaba siendo querido... Y un día simplemente lo dejó y no pudo olvidar aquella cálida sensación, desde entonces esa soledad a la que se había acostumbrado le pareció tan insoportablemente dolorosa que buscó refugio en relaciones sexuales pasajeras, riesgosas e intensas que lo adormecieran aunque sea unas horas. Al recordar eso maldecía una vez más a Shoko, quien fue la que le comentó que había visto en un par de ocasiones a Geto en el bar al que ahora se dirigía. ¡Ni siquiera sabía para qué iba! No quería hablarle, no iba a hacer las paces ni a buscar que se lo cogiera, tampoco quería pelear. Pero necesitaba verlo, su cuerpo entero se estremecía ante la idea de tenerlo cerca una vez más.

No sabía cuánto llevaba caminando por ir concentrado recordando pero ya no sentía su nariz por el frío y eso le indicaba que más del que había pensado. Comenzaba a dudar de su plan cuando divisó a lo lejos las luces que su amiga le dijo que decoraban la entrada. Se acercó caminando cada vez más lento, sabía que, si Geto estaba dentro, estaría tomando una decisión que le traería grandes consecuencias, fuera para bien o para mal. Ese pensamiento le dio un subidón de adrenalina, definitivamente estaba tomando la decisión equivocada y las posibles maneras en las que podría arruinarle la vida eran infinitas, era perfecto para un idiota que vivía del riesgo como él.

El corazón de Gojo latía a mil por hora, se encontrara a Suguru o no, haría que esa noche fuera inolvidable. Atravesaba la puerta con confianza en sí mismo, se había auto convencido de que pasara lo que pasara él tenía el control.

⠀ ⠀⠀  𝘪   𝐂𝐀𝐔𝐓𝐈𝐕𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora