La música vibraba en el aire de la pequeña galería de arte, como un murmullo constante que envolvía cada rincón. Los acordes del jazz suave se mezclaban con el murmullo de las voces de las personas en la inmensa sala. Camila se sentía un poco fuera de lugar entre en bullicio de las risas y las charlas animadas de las personas a su alrededor. La decoración era elegante, le gustaba aquella estética de las galerías y esos estilos que las pinturas demostraban, aún así ella sólo podía concentrarse en la sensación de no encajar. Ella llevaba un vestido azul celeste que le había regalado su madre, le hacía sentir hermosa, pero la timidez en ella era más profunda en cada minuto que pasaba.
Mientras observaba una pintura abstracta que no entendía del todo, un murmullo detrás de ella la hizo girar su cuerpo, vio instantáneamente una melena obscura. Observó por unos segundos a esa mujer, era Lauren. Allí estaba ella de pie con una copa de vino en la mano, su mirada estuvo fija en la pintura al frente de ella. Camila sintió la necesidad de acercarse y verla, porque al menos por detrás, Lauren era completamente su tipo. Cuando la vio, fue imposible no notar la seguridad que emanaba de ella, un aura que atraía a la gente como polillas a la luz.
Con su cabello lacio obscuro en un ligero desorden Lauren parecía completamente ajena a la multitud que la rodeaba.—¿Sabes qué representa? —Preguntó Camila, su voz temblando ligeramente, tratando de reunir el valor suficiente para crear una conversación.
Lauren volteó su cabeza lentamente a dirección de aquella voz, sus ojos, un intenso verde, se encontraron con los castaños de Camila. Al ver a aquella chica que le pareció hermosa una sonrisa amable cruzó su rostro.
—Sí, me costó entenderlo pero sí, ¿tú lo entiendes? —preguntó Lauren queriendo alargar más la conversación.
—Sí, supongo, aunque le doy mi propio significado al arte que llame mi atención. —respondió con timidez. Camila sin querer olvidar el rostro de Lauren dejó su mirada puesta en sus ojos verdes.
—¿Y estás en ésta galería porque te gusta o tienes otro motivo? —Lauren cuestionó dejando una sorpresa en Camila, pues ella no esperó que la mujer quisiera seguir con su conversación.
—No me desagrada el arte, me parece interesante y bonito, pero estoy aquí porque vine a acompañar a una amiga que está mostrando por primera vez una de sus pinturas. —respondió Camila con dulzura, dejando a Lauren cautivada por esa delicadeza que empezó a notar en la joven.
—Muy bien, felicidades para ella, ¿cuál es su pintura? —Camila al escucharla sonrió con dulzura, Lauren sin saber que iba dedicada a ella.
Lauren siguió a Camila a través de la galería, sus pasos resonando suavemente sobre el suelo del mármol. Cuando Camila en una ocasión estuvo a unos pasos más adelante que Lauren, la mujer no desaprovechó la oportunidad de mirar el cuerpo de la chica que minutos atrás se había acercado an ella. Lauren se sentía más que satisfecha por aquella situación.
La multitud a su alrededor parecía desvanecerse en un murmullo distante cuando la joven señaló con delicadeza una pintura colgada en la esquina de la sala. A penas vio el cuadro, algo en el pecho de Lauren se tensó, como si el aire se hubiese puesto más denso de repente. Sus ojos, siempre acostumbrados a examinar su alrededor con fría curiosidad ahora se detenían en cada punto que formaba la pintura.Era una obra de puntillismo. El sol y la luna estaban entrelazados, dos cuerpos celestes en una danza interminable, pero no solo era eso que la atrapaba, los miles de puntos de colores daban vida a un amanecer y a un atardecer en simultáneo. Los rayos dorados del sol acariciaban los tonos plateados de la luna.
—Es hermoso. —dijo Lauren con su vista aún en aquel lienzo.
—Gracias, ayudé con la inspiración. —Fueron las palabras de Camila, aún sin notar lo mucho que a Lauren le había gustado.
—Me siento un poco familiarizada, es que encaja en algunas cosas que me gustan... —añadió Lauren ahora sintiéndose intimidada por la mirada tan bonita de Camila.
—Me halaga saberlo, me gusta saber que una mujer tan preciosa como tú se sienta familiarizada con algo que tengo que ver. —confesó la castaña.
—Me gusta que hayas tenido el atrevimiento de hablarme, ¿o es que eso siempre lo haces? —preguntó Lauren frunciendo ligeramente su ceño, en un gesto de curiosidad y diversión. Camila sintió un leve nerviosismo al escuchar sus palabras, a pesar de aquella expresión de Lauren, no pudo evitar percibir algo más profundo, un juego sutil que empezaba a crearse entre ellas.
—Te soy honesta, no... —dijo Camila, sintiendo como la presión en su cuerpo se relajaba al salir las palabras. —,pero contigo no pude pasar la oportunidad, sólo te digo eso. —levantó la mirada, esperando ver la reacción del rostro de Lauren. Verla sonreír la hizo sentir una satisfacción exquisita, como si hubiera logrado algo que ni siquiera sabía que deseaba.
Lauren, por su parte, permitió que el halago se asentara dentro de ella como una caricia inesperada. Sus ojos recorrieron el rostro de Camila con lentitud, apreciando los detalles en ese rostro que le parecía hermoso. La copa de vino en su mano, olvidada por completo, de repente recordó su existencia cuando un impulso la obligó a tomar un sorbo. El líquido bajó por su garganta, pero en vez de sentirse satisfecha, solo hizo que su boca se siéntese más seca.
—Es un placer conocerte, soy Camila. —la castaña tendió su mano esperando sentir el tacto de Lauren.
—Créeme que es un gran placer conocerte. Me llamo Lauren. —su voz bajó ligeramente sujetando la mano de Camila, que era solo un poco más pequeña que la suya.
—Es un bonito nombre. —pronunció Camila haciendo que Lauren sintiese ternura al ver como sus mejillas se tornaron de un leve color rojizo. La castaña aún sintiendo el roce de la piel con Lauren sonrió ligeramente.
—Gracias, preciosa. —agradeció Lauren. —Además de estos lugares, ¿cuáles otros sueles visitar? Pareces algo interesante.
—Pues sí, tienes razón, a parte de bonita sí soy interesante. —añadió con firmeza sacando una sonrisa de Lauren. —suelo ir mucho a las montañas, para desconectar. —las palabras surgieron sin que las pensara mucho, como si fueran parte de una verdad que no compartía constantemente.
—¿Desconectar de qué? —preguntó sin entender del todo pero queriendo saber más.
—No sé, de todo, de las personas, del entorno que me parece repetitivo, de lo que me cansa. —respondió cuando aquellas palabras estuvieron en su mente. Había un matiz de cansancio en su voz, pero también un deseo de encontrar algo más pronfundo, algo que tal vez no lograba alcanzar todavía.
—No me gustaría ser motivo para que vayas a desconectar. —dijo Lauren haciendo un énfasis en la última palabra.
—Estoy segura que no, un ángel como tú siempre me haría sentir muy bien. —la mirada de Camila bajó por un instante hasta los labios de Lauren, observando sus contornos, algo como unos susurros silenciosos que parecían invitarla a besarlos.
Lauren notó la dirección de la mirada de Camila, y una sonrisa a penas perceptible se formó en sus labios.
—¿Cómo estás tan segura si no me conoces?
—Lo sé, así que por eso tómalo como un halago. —dijo Camila ahora restándole importancia, como si solo ya no quisiera seguir hablando más. Pero eso solo eran traumas que ella necesitaba sanar.
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Entre sombras y luces.
RomanceTras un encuentro inesperado en una galería de arte, Camila queda fascinada con Lauren, una mujer enigmática que parece esconder más de lo que muestra.