Capítulo 2

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Después de aquel encuentro, Camila no había dejado en ningún momento de pensar en Lauren, como si la imagen de esa mujer se hubiera anclado en su mente, realmente se sentía atraída por ella. Su rutina los días siguientes siguió igual, con el único cambio de que en su cabeza permanecía Lauren.
Camila se sorprendía mirando su teléfono, sus dedos deslizando por la pantalla, revisando una y otra vez el contacto de Lauren, ese número que había guardado porque tuvo la valentía de pedírselo pero que ahora no se atrevía a escribirle, en su cabeza aparecían esos pensamientos intrusivos, haciendo que sintiera vergüenza o que si le dejara algún mensaje molestaría de alguna manera. Esos pensamientos que la llenaban de inseguridad, como si un simple mensaje pudiera desmoronar lo que ni siquiera había comenzado.

Lauren, por su parte, no había pensado mucho en el encuentro con Camila, su vida se movía a un ritmo acelerado, los días pasaban sin que apenas se diera cuenta. Trabajo, clientes, días cortos, era una rutina que la envolvía. Aunque en algunos momentos de calma la imagen de Camila aparecía en su mente. Sin embargo, esos recuerdos no duraban mucho, barridos rápidamente por el siguiente cliente.

Aquella noche Camila había decidido asistir a un evento de música electrónica que había esperado durante semanas. Uno de sus Djs favoritos tocaría ese día, Black Coffee, y la idea de oírlo en vivo le generaba cierta satisfacción y placer, la música de aquel hombre la transportaba a otro lugar, donde todo lo que le preocupaba desaparecía.

Al estar allí, las luces y el retumbar de los bajos la envolvieron por completo. El ritmo profundo y vibrante de la música ya resonaban en su cuerpo.
Allí entre la multitud nada más importaba, ni sus pensamientos que permanecían en su cabeza día tras día.

La noche había sido perfecta para Camila, como si el mundo entero girara en sincronía con la música que retumbaba en sus oídos. Faltaban poco minutos para las cinco de la madrugada y la pista de baile seguía vibrando con mucha energía, igual que su cuerpo que no había dejado de moverse en toda la noche. Se sentía libre, e inclusive en algunos momentos era como si su cuerpo se moviera por sí solo, desconectado de su mente, pero eso solo era un efecto amplificado por las sustancias que había ingerido unas horas antes. El éxtasis de la música y el ambiente la había llevado a un estado casi de trance.

—Necesito ir al baño. —le avisó a Sabrina, su amiga.

—¿Te acompaño? —preguntó haciendo que Camila negase.

—Solo espérame aquí. —fueron sus palabras antes de dirigirse al baño.

Cada paso que daba hacía el baño hacía que sus ganas de orinar aumentaran. El ambiente se sentía más pesado conforme se alejaba de la pista principal. Para su sorpresa cuando llegó, el baño no estaba lleno, a penas un par de chicas retocándose su maquillaje, se alivió por completo cuando encontró un cubículo disponible.

Dentro cuando hacía sus necesidades, se dio cuenta que no estaba tan drogada como pensaba. Su mente seguía funcionando, aunque los efectos seguían presentes, suavizando los bordes de la realidad. Cuando salió del cubículo sintió como su corazón se aceleraba por completo.

Ahí estaba Lauren, lavándose las manos bajo el agua fría. El pulso de Camila se disparó instantáneamente. Aunque no podía ver esos ojos verdes por los lentes negros de sol que los cubrían, reconoció su figura al instante. Notó como el rostro de Lauren llevaba una capa de maquillaje, su rostro estaba inexpresivo, como si nada a su alrededor pudiera perturbarla. Camila se quedó inmóvil unos segundos, pues no esperaba encontrarse a la mujer que se había adueñado de su mente esos días.

Entre sombras y luces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora