—¿Con quién estabas ese día que nos topamos en aquella fiesta? —preguntó Lauren de pronto, rompiendo la tranquilidad del momento. Ella se había perdido en sus pensamientos, y ahora en lo único que pensaba era en lo diferente que se sentía esa noche.
Ella no sentía que fuera una scort, no sentía que sólo sería otro más de esos momentos en los que debía fingir que disfrutaba todos esos toques de manos desconocidas... Su voz sonó suave, casi tímida, un tono que no solía permitirse, pero ésta vez, la curiosidad la vencía.La pregunta resonó en Camila, y sus ojos llenos de brillo buscaron los de Lauren. Sentir que Lauren se interesaba, que deseaba saber, le provocó un calor reconfortante en el pecho. Se mordió levemente el labio, controlando el impulso de sonreír demasiado.
—Estaba con una amiga. —respondió la castaña, con una ligereza casi cómplice. Pero, apenas una pausa después, añadió en un susurro, dejando que sus ojos se suavizaran mientras confesaba:.. —¿y tú? Te fuiste sin razón, creí que te había incomodado.
—No, Camila. —dijo con una intensidad que hizo estremecer a Camila. —eres preciosa, nunca me incomodarías. —añadió segundos después. Cada palabra era un reflejo de la sinceridad que emanaba de ella. Era un cumplido, claro, pero más que eso, era una declaración de cómo la veía realmente. Sin pretensiones, sin falsedades. —Estaba con Julieta, mi amiga que vive aquí... Ella estaba muy borracha y ya necesitaba irse a casa.
La respuesta de la mujer fue un alivio para Camila. Saber que tendría a Lauren para ella esa noche, sin las interrupciones de otros, la llenaba de una tranquilidad que apenas podía disimular.
Camila dejó que su mirada recorriera el perfil de Lauren, grabando cada línea, cada curva. La silueta de la mujer frente a ella le resultaba fascinante, un misterio que anhelaba descubrir poco a poco. Imaginaba la suavidad de su piel, el aroma sutil que desprendía, y la forma en que su piel se erizaba por la noche, ahora fría. Algo en su interior le indicó que era momento de invitarla a su espacio.
—La noche se vuelve un poco más fría, ¿te gustaría pasar? —ofreció Camila con voz suave, pero expectante, mientras sus ojos buscaban una confirmación en los orbes verdes.
—Me parece lo mejor. —fue su respuesta, con un ligero gesto que invitaba a Camila a guiarla.
Camila lideró el camino hacia el interior del apartamento, cuando cruzaron el umbral de la puerta, el ambiente se sintió distinto, íntimo, como si el calor acogedor de las paredes pasteles las envolviera en un abrazo invisible... Lauren observaba cada detalle mientras iba detrás de Camila, notando como cada rincón parecía reflejar una parte de ella.
Durante el camino por el pasillo, los pensamientos de Camila se amontonaron, dudando un segundo de si era precipitado invitar a Lauren a su habitación, porque después de todo, no la conocía, pero aún así cada segundo a su lado se sentía tan natural, necesario, que el pensamiento de duda se esfumó casi de inmediato.
Aquella noche era perfecta, el deseo de compartir su espacio, de abrirse y dejarse conocer, era más fuerte que cualquier inseguridad.Al entrar a la habitación Lauren sintió que su respiración se pausaba un momento. La habitación, de un tamaño algo grande, le pareció un lugar donde fácilmente podría quedarse por horas, incluso días... A su derecha, una cama matrimonial ocupaba la esquina, mientras que en el lado opuesto un sillón junto a una televisión plana. Pero lo que realmente capturó su atención fue el ventanal.
Cuando lo miró, supo que, de ser por ella, jamás saldría de ese espacio. Aquella vista que ofrecía una perspectiva íntima de la ciudad tenía un encanto hipnótico.
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Entre sombras y luces.
RomanceTras un encuentro inesperado en una galería de arte, Camila queda fascinada con Lauren, una mujer enigmática que parece esconder más de lo que muestra.