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Era el 9 de agosto de 1973, ese día Lexie Campbell cumplía cinco años. Se encontraba en el patio jugando con su mejor amigo Noah Daft, cuando su abuelo William se acercó con una cajita en sus manos.
—Feliz cumpleaños, princesa. —le sonrió a la pequeña entregando el presente.
—¡Gracias abuelo!—lo abrazó la niña para luego abrir la cajita y ver un delicado collar de cuarzo. Se quedó quieta un instante y luego preguntó—. ¿Es ese collar?
Su abuelo se limitó a asentir sonriente para luego entrar a la casa.
—¿Qué collar?—preguntó el niño.
—El collar—respondió Lexie—. El de las historias.
  Noah se quedó boquiabierto, no podía ser ese collar, era imposible.
  Lex cerró los ojos unos instantes y avisó después:
—Mamá está por servir el pastel, hay que ir.

Matthew Campbell iba y venía, pensaba y pensaba cómo darle la noticia a Lexie; “Hija, llamaron del hospital. Dijeron que mamá tuvo un... accidente... No, Matthew, no puedes mentirle... Lex, mamá se suicidó... no...”
En ese momento la puerta se abrió: Lexie. Apenas entró, corrió hacia los brazos de su padre y lo abrazó con mucha fuerza.
—Hija...
—No digas nada papá, ya lo sé... Ya lo sé.

A finales de 1976, Lexie Campbell le pedía a su abuelo que le contara su cuento favorito, aquel que le contaba todas las noches.
—Hace un largo tiempo atrás, en un lugar que desconozco pero sí conozco, había un espíritu malvado, que hacía a la gente malvada, era oscuro, tanto en su interior como en el exterior. Pero un valiente adolescente decidió acabar con él, acabar con toda esa maldad, pero claro que no podría hacerlo sólo, es por eso que buscó las cinco joyas del poder: los anillos de rubí, zafiro y diamante, y los collares de esmeralda y cuarzo, —Lexie tomó con fuerza su collar—, los cuales estaban distribuidos por toda la ciudad cuyo nombre no sé, y si supiera no podría decir.
Después de un largo relato de aventuras, peleas y mucha fantasía, William llegó al final:
—... entonces, después de reunir todas las joyas y decir aquellas palabras en el antiguo y respetado lenguaje, el espíritu oscuro fue destruido, el valiente adolescente se convirtió en héroe, y...
—Y todos vivieron felices para siempre—Terminó Lexie.
Con el paso del tiempo, Lexie fue escuchando relatos cada vez más diferentes; el “largo tiempo atrás” pasó a ser “hace unos cuantos años”, el “lugar desconocido pero conocido” se transformó en “nuestra ciudad”, pero el cambio más importante fue el final, ya que se convirtió en “el adolescente hizo todo lo que pudo, pero no logró derrotar definitivamente al espíritu”.

La Maldición de La SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora