6#Desesperación

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Esa frase fue un fuerte golpe de dolor para los que estaban allí. ¿Por qué pedía perdón? ¿Por qué él, si no tenía la culpa de absolutamente nada?

—No, no, no digas eso, nada de todo esto es tu culpa, ya no tienes que sufrir más. No te castigues de esa manera— sentenció su mamá, aunque sus lágrimas chorrearan por montónes como una cascada por sus mejillas, anonadada por tal primera reacción ante su primer reencuentro.

En la cara de Yamaguchi, se notaba que quería llorar, pero parecía como si lo estuviese aguantando, como si se estuviese forzando a no hacerlo.

—Tadashi, aun no saludaste a alguien— aportó su padre, para demostrar la presencia del rubio en la sala, ya que notó que no lo había visto y pensó que a Tadashi le gustaría ver otra cara conocida allí a su lado.

Lentamente el pecoso movió su cabeza a la izquierda, donde su mano estaba siendo agarrada, no muy fuerte, pero era notorio que se estaba aferrando mucho a su amigo, sin intenciones de soltarlo.

Yamaguchi vio en su dirección, sin ver directamente a los ojos del rubio y este sonrió nada más ver su mirada puesta en su persona. En cambio el pecoso, por fin soltó las lágrimas que estaba reteniendo. Sabía que quería decir algo, pero las palabras realmente no importaban, sólo sus expresiones y presencia bastaban.

Tenían mucho dolor, pero se tenían el uno al otro como siempre y saben que con eso bastaba. Pero, ¿Será que en esta ocasión eso iba a bastar?

Tsukishima no se atrevió a abrazarlo, tenía miedo de hacerle doler. Sólo apretó su mano y le daba pequeñas caricias, sin dejar de miraralo, sin dejar de mirarse.

Hasta que llegó el doctor, saludando a todos en la sala, pero centrando su atención al paciente que había despertado del shock. Luego pidió amablemente a quienes estaban de visita, que se retiraran de la sala, pues debían revisar las heridas del pecoso.

—¿Doctor, podemos quedarnos? Por favor...— dijo la madre suplicando. Tsukki no había dejado de agarrar su mano, pero sabía que debía hacerlo, él tampoco se quería ir.

—Está bien, pero deben quedarse a un costado, mientras nosotros lo revisamos— los padres asintieron y se separaron de la camilla. Con pesar, el rubio soltó su mano, el pecoso ni siquiera intentó sostenerlo devuelta.

Aunque nadie se hubiera dado cuenta, Tadashi estaba sufriendo por el agarre del rubio, era como si toda su mano ardiera fuertemente y quisiera arrancarsela. Al darse cuenta de lo que pensaba siguió llorando, pero no era por el dolor, era por la culpa que sentía.

—¿Tadashi, te duele alguna parte del cuerpo?— preguntó el doctor, mientras revisaba la intravenosa y la bolsa de sangre que estaban a un costado de Yams.

Tadashi no respondió, sólo mostraba expresiones de dolor y se hicieron presentes algunos sonidos pequeños de quejas. El doctor no presionó por una respuesta.

—...Todo...— logró susurrar el pecoso. A lo que su madre soltó un sollozo. A todos los que estaban atras les dolió que dijera eso.

—¿Una zona en específico que te duela más?— volvió a preguntar, mientras revisaba las pupilas de Yamaguchi con una linterna.

—...Espalda...muslo...— se notaba el esfuerzo que hacía al hablar, aunque sólo sea para susurros.

El doctor inclinó la cama del pecoso, para que estuviera en una posición más inclinada. Lo agarró de un hombro, de foma que Yams se pueda apoyar en su brazo. Y sólo desató las ataduras del camisón, pues tal ropa tenía descubierta la espalda.

Yams reaccionó mal ya que comenzó a moverse inquietamente, pero se aguantó y sólo apretó las sábanas con sus puños. Tsukishima lo notó. 

Las heridas están bien, como estuviste hechado es lógico que te duela, pero te daremos morfina para que el dolor cese— dijo, bajandole el camisón e inclinando su camilla nuevamente. 

Primero bajó la sábana, sin destaparlo completamente, y comenzó a subirle la parte baja del camisón, el cual le llegaba hasta las rodillas. Había una quemadura, en todo su muslo derecho, parecía severa, como de tercer grado.

Pero al parecer esta acción no le gustó a Yamaguchi y esta vez no pudo soportarlo. Comenzó a moverse mucho, apartando con sus manos las manos del doctor muy desesperadamente hasta el punto en que lo estaba rasguñando. 

El rubio escuchaba los sollozos de los padres y vio el rostro de Yamaguchi... lo que vio le hizo doler el corazón, sólo veia dolor y miedo. 

De la nada entraron unos enfermeros que apartaron a Tsukki, ya que estaba más cerca de la entrada, y agarraron los brazos del pecoso, comenzando a sedarlo. El rubio vio la boca de Yams que en ningún momento se dejó de mover, él no paraba de decir: "No, no, no, no, no. no, no". ¿Cuándo pararía su sufrimiento? 

Vio cómo los forcegeos del pecoso se debilitaban rápidamente y se quedaba completamente quieto. Nuevamente indefenso. 

No sabía cómo reaccionar a todo lo que había pasado en tan sólo unos minutos, eran muchas cosas, así que sólo salió de la habitación y sin saber a donde iba, caminó. 

Llegó a los baños y se miró al espejo, hace mucho que no se veía así, destrozado y completamente asustado. 

—¿Por qué?— sin parar se preguntó internamente. 

Ya estaba cansado, pero se dejó de lamentar cuando recordó el rostro de Yamaguchi, así que se lavó el rostro y volvió despues de un rato. Sin saber todo lo que aun faltaba por pasar.

Otro capítulo más sin saber todo por lo que pasó Yamaguchi... pero muy pronto lo sabrán, sólo esperen. 
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Cuerpo usado [Yamaguchi Tadashi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora