Los días pasaron tristes, los entrenamientos ya no tenían la misma energía que antes, todo el ambiente era muy deprimente, incluso el clima casi siempre estaba nublado, lloviendo dando a todo esto un semblante aun más triste de lo que de por sí ya era.
Tsukishima ya no era como antes, en lo absoluto, no podía permitirse algo como eso. No podía bromear o burlarse de los demás, no tenía fuerzas para hacerlo ni las ganas. Pensar en que Yamaguchi siempre reía a su lado sobre tales bromas lo destrozaba porque ya iban a ser dos semanas en las que el pecoso estaba desaparecido.
Los policias buscaron, pusieron carteles y preguntaron a todas las personas, puerta por puerta, si no habían escuchado o visto algo el 31 de Octubre.
Pero nadie sabía nada, comenzaron a buscar sospechosos de secuertro, buscaron en cada rincón de cada casa que era sospechosa... pero seguían sin encontrar algun rastro del menor... ni siquera el más mínimo.
Los padres estaban destrozados, no sabían qué hacer, lo único que podían hacer era estar el uno para el otro y esperar juntos a recibir una buena notícia, ellos anhelaban una buena notícia.
Tsukishima se encargó de visitarlos cada día, incluso los días que no tenía clases, iba temprano e intentaba acompañarlos y hablar de lo que estaba haciendo la policía, pero nunca mencionaban algo que interpretara que se habían rendido, nunca hablaban de él como si ya no estuviera en este mundo... se negaban a hacerlo.
. . .
Era otro día de entrenamiento, igual que como había sido esas dos semanas y dos días desde la desaparición de Yamaguchi. Para la suerte de Tsukishima, nadie nunca decía nada que lo moleste o lo ponga peor de lo que ya estaba.
Luego de terminar una parte de su entrenamiento diario tuvieron un momento de descanso, algunos aprovecharon para tomar un poco de agua y otros como Hinata y Kageyama seguían practicando sin parar.
El rubio estaba tomando agua, a un costado, alejado de todos, como había estado haciendo desde ESE día, hasta que recibió una llamada. Se había acostumbrado a llevar siempre consigo su celular, pues él recibía de vez en cuando llamadas de la señora, sólo para ver cómo estaba él. Sentía que era una forma de preguntar indirectamente a su hijo si estaba bien, aun así jamás dejó de contestar. Y justamente era la madre de Yamaguchi quien llamaba. Con miedo, atendió la llamada, el peso que sintió en el estómago lo hacía retorcerse un poco, algo le decía que no iba a ser una llamada normal, tenía un presentimiento.
—Hola... ¿Pasó algo?— preguntó con el corazón en la boca.
Tenía miedo, era inevitable que su mente pensara cosas malas, cosas que capaz ni sucedían, pero no podía evitar pensar lo peor.
—¡Encontraron a Tadashi, ven rápido al hospital central!— eso fue todo lo que dijo y luego colgó, sin esperar respuesta alguna.
Tsukishima estaba atónito, fue una noticia muy fuerte, pero sin siquiera dudarlo, se fue corriendo al salón del club, agarró sus cosas y se fué sin despedirse o siquiera cambiarse, directo al hospital central, sin saber qué esperar o qué decir.
¿Yamaguchi iba a estar bien? era una pregunta estúpida, pero tenía la pequeña esperanza de que así fuera. Corría sin parar, aunque no le gustara correr, no le importaba en ese momento, nada era más importante que llegar al hospital y verlo... vivo.
Al llegar fue directo con la recepcionista, respirando con dificultad preguntó por Tadashi Yamaguchi, pero antes de que ella pudiera ver sus registros, ya el papá del pecoso le llamó desde un costado suyo. Al parecer había estado esperando su llegada, lo condujo hacia la sala de esperas, donde se encontraron con la señora que lo había llamado.
Observó atentamente y vio que la mamá lloraba desconsoladamente, al igual que el padre, Tsukishima recien se daba cuenta de cómo su rostro estaba empapado de lágrimas, aunque intentaba controlarse en frente del rubio.
Tsukishima se acercó con cautela, aun respirando agitadamente y preguntó:
—¿É-Él está... está bien?...— logró preguntar en un hilo de voz, sin saber cómo siquiera logró pronunciar eso.
—...Está en la sala de urgencias siendo atendido... aun no sabemos cómo está, sólo sabemos que está ahí... pero está vivo— lo último lo dijo con mucho alivio.
La madre se mantenía callada, sollozando en una silla, siendo abrazada por su esposo, sin comentar nada.
Esperaron casi tres horas, hasta que la doctora los encontró y les dijo que todo salió bien, miró a Tsukishima y saltó algo que estaba a punto de decir, él se dio cuenta, pero no le dio importancia.
—Ya lo llevamos a una habitación, pueden pasar a verlo, pero está sedado así que no creo que puedan hablar con él por hoy— los padres le dieron reverencias y no paraban de agradecer, hasta que la doctora los empezó a llevar a la habitación.
Tsukishima no quería interrumpir en el rencuentro de la familia, pero quería verlo, necesitaba verlo y los padres eran consientes de eso. Llegaron a una puerta en la cual aparecía "104", ignorando eso la doctora les dijo que podían entrar, lo cual no tardaron en hacer.
El rubio se quedó atrás con ansias de verlo, pero al mismo tiempo con miedo de ver en qué estado estaba, tenía miedo de asomarse y econtrarse con algo malo, pero ignoró todo eso y entró lentamente en la sala.
Apenas poner un pie dentro, fue como si hubiera recibido un balde de agua fria en todo su cuerpo... o como si le hubieran atravesado miles de dagas en el corazón.
Estaba echado, completamente quieto, con los ojos cerrados como si estuviera durmiendo. Lo más doloroso fue ver que necesitaba una máscara de oxigeno para poder respirar correctamente, estaba sumamente delgado, parecía un esqueleto humano, sus mejillas estaban hundidas y podía ver perfectamente sus clavículas. Sus ojeras eran enormes y muy oscuras. Estaba pálido y había perdido por completo su hermoso color de piel. Tenía varias partes del cuerpo vendadas, pero los moretones y heridas no recientes no estaban tapadas.
Tenía casi toda la cara cubierta de moretones y heridas, de diferentes colores. Su ojo izquierdo estaba cubierto por un moretón morado que ya casi desaparecía y otro en su pómulo derecho de igual manera.
Verlo de esa forma era muy doloroso para todos. Ya sólo se escuchaba a ambos padres sollozando a ambos lados de la cama, y diciendo tantas palabras de cosuelo como: "Estamos aquí Tadashi", "Ya no estas sólo" o "Ya estas a salvo"...
Estaba paralizado, no sabía qué hacer. Si se acercaba sentía que iba a interrumpir a la familia, pero si se iba pensaba que iba a parecer grosero y no quería perderlo de vista, sentía que si lo hacía, otra vez lo iba a perder o que iba a despertar de un sueño que nunca pasó.
Así que se quedó quieto cerca de la puerta. Hasta que unos minutos despúes una doctora llamó a los papás para que salieran y hablaran un momento. Momento que la doctora aprovechó para hablar el tema que no quiso hablar delante de un menor, o sea, Tsukishima.
Cuando se fueron, por fin tuvo el valor de acercarse a su amigo, no paraba de mirarle la cara, pues si veía su cuerpo, su corazón se iba a romper más de lo que ya estaba. Notó que sus labios estaban muy secos y con muchas heridas. Con miedo agarró la mano del chico, la apretó suavemente para estar seguro de que estaba allí... Lo estaba.
Su mano estaba fria y sumamente delgada, estaba séca y podía sentir algunas costras en las partes que acariciaba. Tenía marcas de cigarrillos, rasguños y todos sus dedos tenían un rastro de quemaduras de segundo grado.
—...Estoy aquí, estoy contigo... no te volveré a dejar...— y con eso rompió a llorar, pero sin soltar su mano. Sin soltar ese agarre que tanto estuvo anhelando, por fin se le hizo realidad.
Pero Yamaguchi nunca respondío, ni dio ninguna señal de que estaba despierto, sólo estaba echado, sumamente fragil, sin saber que aun no había acabado su sufrimiento.
Qué les parece? Espero les guste bdbbdbd
En fin, otro cap más, con suspenso sobre lo que habrá vivido Yams esos 16 días.1378
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Cuerpo usado [Yamaguchi Tadashi]
Fanfic¿Vale la pena tener tanto rencor a una persona que no te a hecho nada? ¿Tanto vale tu orgullo como para poder hacer tales actos? Yamaguchi no merecía sufrir de tal forma, las personas que le hicieron eso... No merecen ni ser llamados mounstros. Los...