Despertó del sueño. No podía sentir gran parte de su abdomen, ni tampoco su mano, apenas y podía moverla. Desde la quemadura en sus dedos que no puede sentir el tacto de nada. La quemadura en su muslo a penas y le permitía moverse, era como si aun estuviera en llamas, seguía ardiendo muy fuertemente; las otras heridas, aunque sean igualmente graves, eran opacadas por ese mayor dolor. Era como si ahora su cuerpo sólo pudiera sentir dolor.
Deseaba irse, anhelaba irse, pero ya lo había intentado y no lo había logrado, tenía la oportunidad al alcanze de sus dedos, pero ni de esa forma pudo lograrlo. Sus esperanzas de lograrlo de otra forma ya no eran muy palpables. En especial ahora que estaba nuevamente en el sótano, arriba era mucho más fácil, sin embargo, ahora no sabía cuánto más esperaría para que lo llevasen arriba nuevamente, si es que lo hacían de nuevo.
¿Qué podía hacer? ¿No veía solución alguna? Todo lo estaba consumiendo, muy lentamente.
Tuvo una leve idea en mente, podría intentarlo, no garantizaba que lo lograra y, de hecho, hasta se veía imposible, pero debía intentarlo, sólo dabía dar sus últimos esfuerzos para hacerlo.
Se paró a duras penas y agradeció que no lo encadenaran. Cada paso dolía como si un auto lo hubiera atropellado con todas sus fuerzas más de dos veces seguidas. No paraba de cojear.
Cada hueso, músculo, articulación, todas las fibras de su cuerpo, dolían. Y lo peor de todo era que durante todos esos días, debía lidiar con el dolor de cabeza que tenía por tanto llorar y gritar, al igual que su garganta y parte trasera. A penas podía caminar sin sentir que en cada paso caería por las punzadas de dolor.
Se posicionó al lado de la puerta, apegado a la pared, esperando el momento en el que entraran, para poder hacer su movimiento.
Como si el mundo viera sus intenciones y quisiera de alguna manera ayudarlo -sólo por esta vez- escuchó los pasos acechándose por el pasillo. Estaban llegando. A tres pasos de la puerta. Su corazón latía fuertemente, estaba apunto de rendirse, pero justo en ese momento ya estaban abriendo la puerta y entrando. Ya no podía desistir.
Entraron las personas, sin percatarse de la presencia a un costado. Corrió a sus espaldas y cerró la puerta de golpe, con cerrojo para que no pudieran salir de allí.
Su corazón estaba a punto de matarlo. A pesar de que era difícil que lo alcanzaran, él comenzó a correr -lo que le permitía su cuerpo- con tal de salir de allí. El pasillo se le hacía infinito, hasta que llegó a las gradas de madera por las que fue arrojado.
Las subió como pudo, tropezando en los últimos escalones. Vio a su alrededor, buscando una puerta que indique la salida. La vio, estaba a tan sólo unas zancadas.
Su respiración estaba acelerada, al igual que todo su cuerpo. Quería llorar, pero por primera vez no sería de dolor, sino de alivio.
Corrió y agarró la perilla con sus manos, a punto de lograr abrirla, y cuando lo hizo, una leve brisa chocó contra su cuerpo y rostro, dandole un sentimiento que nunca había sentido antes, o por lo menos no con tanta intensidad. A un paso de abrirla por completo.
Una mano ajena la cerró de golpe, empujandolo hacia atrás, logrando que cayera al suelo, evitando su huida.
No, no podía ser, ellos estaban encerrados ¿Cómo habían escapado? No escaparon. No había encerrado a tres personas... Sólo a dos, ahora tenía delante suyo al tercero, quien acababa de arruinar todo por completo. Todo.
Comenzó a arrastrase hacia la habitación más cercana, buscando esconderse, pero no iba a poder lograrlo, lo sabía, aun así lo intentó... Pero falló.
Fue agarrado de sus tobillos, arrastrandolo hacia las gradas nuevamente, con sus heridas rozando el sucio suelo ¿Estarán infectadas? No lo sabía, el dolor era ya irreconocible.
No podía parar de llorar y gritar, no podía dejar de sufrir y pensar que nuevamente había fallado, nuevamente había perdido contra ellos. Otra vez.
Llegaron al sótano donde el sujeto abrió la puerta sin soltar a Yamaguchi. Lo agarró ahora de sus cabellos y lo lanzó dentro de la habitación.
Hablaban entre ellos, no entendía nada, no podía escuchar nada más que sus pensamentos, que lo torturaban, diciendo que era un fracaso. Dos intentos seguidos fallidos. Que gracia.
¿Debía volver a intentarlo? ¿De qué serviría? ¿Sería otro intento fallido? ¿Pero si esta vez lo lograba? ¿Qué debía hacer?
Vuelta tras vuelta, su mente no paraba, su cuerpo ya no aguantaba.
Sin aviso los golpes comenzaron, intentó proteger su abdomen sobre todo, porque no quería que el dolor de esa zona empeorara. Pero el dolor era inevitable. Siguieron golpeandolo por mucho tiempo más. Sin remordimiento alguno.
Luego siguieron violandolo, pues se cansaron de sólo abusarlo de esa manera. Siguieron haciendolo por un día entero, incluso fueron dos, no estaba seguro.
¿Por qué?
Yamaguchi no podía más, estaba al borde de la locura, no podía aguantar todo eso, pero ni siquiera tenía la posibilidad de rechistar como para que ellos dejaran de torturarlo tanto, no importa qué acción haga o cuán mínima sea, el castigo era horrible. Ahora lo sabía mucho mejor.
Cuando terminaron de ultrajar su intimidad, se largaron, pero al momento volvió uno, sólo uno.
Sin embargo no sentía que viniera a seguir haciendole daño, al contrario. El sujeto le regaló media botella de agua... Agua, por fin.
Estaba tan feliz que ignoró todos los dolores físicos y lo agarró con desesperación, tomando todo de un sólo trago. Era deliciosa.
El sujeto se fue, no dijo o hizo nada más. Lo dejaron en paz, por fin tenía un momento para él solo. Pero no lo quería, no quería estar sólo con su mente, lo odiaba, odiaba mucho su mente, pues en vez de ayudar, sólo empeoraba su salud mental, estaba cada vez más cansado, más agotado, con menos esperanzas. Se estaba rindiendo. Lo sabía muy bien.
Un poco corto el cap wbdbwndbnwbd pero igualmente me gustó jwhdjwjdjs
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Pd: perdón por la tardanza, pero aquí está, lochento TT
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Cuerpo usado [Yamaguchi Tadashi]
Fanfiction¿Vale la pena tener tanto rencor a una persona que no te a hecho nada? ¿Tanto vale tu orgullo como para poder hacer tales actos? Yamaguchi no merecía sufrir de tal forma, las personas que le hicieron eso... No merecen ni ser llamados mounstros. Los...