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Naruto no podría olvidar ese olor por más milenios que pasaran. Ese aroma lo tendría en su memoria siempre...
Se detuvo, dejando que la bella dama que iba con él esa noche siguiera caminando sin darse cuenta de cómo él ya no la seguía. Giró su cabeza, buscando la fuente de ese aroma que lo atormentaba cada vez que iba a dormir. Había mucha gente, demasiado ruido para intentar concentrarse...
La música sonaba fuerte, aturdiendo sus sentidos, se dijo cuando no vio ningún signo de ella. Por un momento golpeó en su frío corazón algo parecido a la nostalgia, pero se la sacudió con rapidez cuando, delgados brazos, volvieron a tomar su antebrazo.
Desde su estatura miró hacia los ojos violetas, su rostro parecía resplandecer, casi enamorada y él sonrió. Él no sentía amor, jamás podría amar a nadie, pero necesitaba la disposición de la mujer que lo acompañaba hoy. No le era difícil conseguir compañía femenina, era rico, era atractivo, y por sobre todas las cosas, era un caballero con modales de otro tiempo.
Naruto apoyó sus fríos dedos sobre la mano de la mujer e intentó sonreír con más calidez, expresando con sus ojos una disculpa por distraerse. Notó como las mejillas se volvían más rojas, la sangre acumulándose en sus mejillas dulces y apetecibles... Naruto pasó su lengua por su colmillo con disimulo y volvió a guiar el camino.
Miró de soslayo hacia la mujer, y por un momento, se sintió defraudado. Las mujeres ya no representaban un reto para él. Tantos años haciendo esto, había perfeccionado su técnica y era imposible que lo rechazaran. Pero ya no era lo mismo, la adrenalina de la caza, de ser el depredador.. no era lo mismo que la presa se pusiera en un plato y agitará sus pestañas para llamar su atención.
Naruto movió la silla de su acompañante y espero con una sonrisa tranquila que ella tomará asiento. Cuando se volvió para ir a la suya, puso los ojos en blanco al ver que ella agitaba esas largas pestañas postizas. Volvió a su expresión tranquila cuando se sentó en su silla, la música era baja en ese apartado. Tomó la carta, sin leer en realidad, no quería ver cómo la mujer seguía intentando seducirlo..
La idea de salir a cazar, era ser depredador, no la presa...
Bajo un poco la carta y miró por arriba a la mujer rubia sentada frente a él, aprovechando que ella parecía tan concentrada leyendo lo mismo que él. Desde esa corta distancia, pudo ver en su cuello blanco su yugular latiendo al costado. También notó las venas en sus manos, azules y cálidas. Sus ojos volvieron arriba, mirando ahora al profundo escote. Se mojó los labios al ver los globos grandes, pero frunció el ceño al darse cuenta de algo...
Subió la carta para ocultar su mueca, todo su rostro se arrugó con asco. Él había creído que la mujer era natural, pero se había equivocado..
¡No podía sentir la sangre corriendo por sus pechos!
Eso no estaba bien.. ¿Cómo se suponía que tomaría su alimento? Debía follarla, no se oponía a ello, pero mientras lo hacía, debía alimentarse. ¿Qué gracia tendría chupar silicona? Se estaba crispando, se dió cuenta. No estaba del mejor humor. Tomó aire, e intentó relajarse.. buscaría otra forma. No era la primera vez (desgraciadamente) y sospechaba, como iban las cosas en estos tiempos, que no sería la última.
Cerró la carta de golpe cuando tuvo su rostro controlado, volviendo a sonreír a la rubia cuando está levantó su mirada a él.
—¿Ya has decidido qué comer?— preguntó con suavidad.
La chica dudó, mirando las manos de Naruto sobre la mesa. No le pasó desapercibido el brillo de la lujuria, aunque ella quiso ocultarlo. Aunque, había tenido muchos muchos años seduciendo a mujeres, aún no podía comprender porqué a todas ellas le llaman la atención sus manos. Él también les dió una mirada, notando sus diez dedos largos allí, sin nada raro. Se encogió de hombros interiormente, levantó el brazo para llamar a un mozo y volvió su atención a la mujer cuando el Barman hizo una señal con la cabeza.
—¿Y bien?— volvió a preguntar.
— Una ensalada estará bien— contentó ella con voz algo ahogada.
Sus pestañas bajaron, mirándola con sospecha.
— ¿Para la entrada?— quería saber.
—¿En-entrada?— murmuró ella sin comprender—. No, para cenar. Una ensalada. Soy vegana y aquí al parecer no hacen comida vegana.
Naruto volvio a respirar profundo y bajó sus ojos a la carta, para que ella no viera su desilución. Esperaba que la mujer no estuviera anemica. Eso no le daría buen sabor a su cena...
— Si eso quieres— le contestó con voz profunda.
Maldita sea, ya empezaba de arrepentirse de esa presa. No representaba un reto. No estaba bien alimentada.. y sus tetas eran falsas. Probablemente, debería buscar otra presa, cenar con esta y luego llevarla a la casa y agradecer por su compañía. Tenía hambre, demonios de verdad que sí, habia dejado pasar demasiado tiempo de la última vez. Pero no sé arriesgaría a tener una mala cena. Eran tan escasas, que estás se debían disfrutar, no..
— Buenas noches. Bienvenidos a Byakugaran. ¿Qué puedo servirles está noche, chicos?
Naruto volvió su expresión amigable, intentando que no se notará como ya estaba planeando sacarse de encima a su cita, cuando levantó la mirada para dar el pedido a la moza.
Se quedó congelado, mirando fijamente a la mujer que están frente a él. Sus extremidades se aflojaron y agradeció estar sentado. Por un momento, creyó que su corazón volvía a la vida después de tantos centenares de años que estuvo apagado. Inspiró por la nariz, profundo y casi suelta un gemido.
Era ella..
—¿Hime?— murmuró.
La chica sonreía, una sonrisa suave y que estaba destinado a los clientes, pero Naruto pudo ver.. hasta pudo escuchar el latido alocado de su corazón golpeando en el pecho ella. Hime, su Hime, parpadeó y ladeó el rostro.
— Mi nombre es Hinata, seré su moza hoy. ¿Ya tienen decidido qué comerán?
Historia corta( está de verdad será corta porque iba a ser un One-shot, pero lo alargue un poco más jajaja)
