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A pesar de que en el pasado Sasuke se había caracterizado por ser un niño alegre con mucho entusiasmo empezó a volverse frío como el hielo que lentamente habitaba en su corazón.

Dejo de hablar con los demás, pues no tenía gran cosa que decirse con ellos y sus conversaciones triviales lo molestaban.

—Sasuke-kun... —se podía oír la voz chillona a distancia mientras los pasos se detenían al no tener respuesta.

Perseguido, acosado, fastidiado.

«Necesito mejorar, necesito enfocarme»vagaba hasta buscar un lugar vacío para si mismo.

No importaba dónde fuere, solo quería un poco de paz.

—Sasuke-kun —una voz distinta, sutil, llama a su izquierda.

Inevitablemente no pudo evitar sorprenderse.

«Como...»sola, sin haberla visto allí Hinata se encontraba a sus ojos.

Indecisa, tímida, avergonzada da un par de pasos dónde él.

No por nada la comparaba a un ratón escurridiso.

«¿Acaso me buscaba?»nunca cruzaban palabra en la academia de no ser necesario.

Mucho menos ella lo hacía con cualquiera en particular.

Observa las manos pequeñas y blancas moverse, a simple vista delicadas pero en la palma llena de ampollas y callos, un apretón de labios que anunciaba nerviosismo por una decisión, toma aire y suelta.

—Prepare algunos extras, por si deseas comer —extiende un almuerzo pulcro y agradable a la vista.

Sin duda no se comparaba a lo que él traía. Después de todo el almuerzo es algo que ellos deben hacer por si mismos, una de tantas reglas y una que aún no podía perfeccionar.

Inmóvil y en silencio permanece incapaz de saber que hacer, hasta que opta por tomar lo que se le ofrece.

«Esta rico...»califica sin esperar la primer mordida, con solo el olor acariciar su nariz lo sabía. «Este olor»una sensación familiar y desconocida allana.

Al tiempo Hinata da vuelta para alejarse, sin esperar palabra, ni un simple gracias.

Amabilidad, nunca entendía como está chica sobrevivía en ese mismo lugar que él.
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Dos veces por semana se enfrentaba con Neji. Siempre perdía.

«¡Maldición, maldición, maldición!»sus emociones siempre al desborde querían dominarlo.

Neji podía activar su Byakugan, incluso Hinata podía activar su Byakugan, pero sus ojos negros seguían dormidos sin poder despertar el sharingan.

Por las mañanas antes de ir a la Academia se despertaba y corría con Hinata y Neji, luego iban a la Academia y cuando regresaban seguían entrenando. Sasuke sentía que los huesos se le molían, pero Neji siempre tenía esa expresión que no demostraba nada.

«Todo un arrogante»transmitia su descontento a Neji con un vistazo.

«Debil»respondian orgullosos los orbes blancos con desden.

Ni siquiera el sudor parecía escurrir por su cara, ni sus prendas se ensuciaban incluso si atravesaran el bosque a gran velocidad.

Tan perfecto, tan insoportable.

«¡Maldición!»admira la espalda alejarse segundo tras segundo por más que diera todo de si para alcanzarle.

—¿Cómo lo aguantas? —a veces le preguntaba a Hinata con verdadero desencanto, pero la niña invariablemente se encerraba en un triste silencio y solía decir que ella tenía la culpa de la infelicidad de Neji.

Ojos FantasmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora