𝑷𝒓𝒆𝒇𝒂𝒄𝒊𝒐

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En un mundo contrario al que nosotros conocemos, los alfas solo tienen derecho al trono, y los omegas pueden mantenerse al margen

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En un mundo contrario al que nosotros conocemos, los alfas solo tienen derecho al trono, y los omegas pueden mantenerse al margen.

Esta fue una ley cambiada por la Emperatriz Gulbahar, una de las gobernantes más poderosas que tuvieron los otomanos. La antigua ley dictaba que solo las alfas mujeres podían ascender al trono; los alfas hombres y los omegas de ambos sexos no podían ni siquiera acercarse. Sin embargo, Gulbahar solo tuvo alfas machos, nunca una mujer. Por lo tanto, modificó la ley para que ambos sexos de alfas pudieran ascender al trono.

Esto hizo que la batalla por el trono fuera mil veces peor que las anteriores, pero para la fallecida Gulbahar, eso ahora no era importante.

Después de su reinado, siguió el de su hijo Ahmed, y luego de este, el de su hija Ayse Hafsa, la cual ahora estaba en su lecho de muerte, esperando que la muerte viniera por ella.

Una leona pelirroja miró con tristeza a su madre. Si bien sabía que era necesario para que su estrella naciera en el imperio, nunca querría que su madre muriera. Pero la vida es así, y la anterior emperatriz ha dado su último suspiro.

Con esto, la leona pelirroja ascendió al trono otomano, trayendo consigo una guerra interna en el imperio para secuestrar a los omegas más fértiles y guapos del imperio, entre esos omegas estaba Halit.

¿La Sultana y el esclavo persa tendrían un buen final?

¿Ellos tendrían un amor tan mágico como el que nos relata nuestra historia original?

¿Ellos tendrían un amor tan mágico como el que nos relata nuestra historia original?

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𝐔𝐧 𝐜𝐚𝐦𝐛𝐢𝐨||𝐒𝐮𝐥𝐞𝐢𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora