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Felicidad. No recuerda la última vez que se sintió realmente feliz. Satisfecho, sí. Pero la emoción, esa sensación de tranquilidad que inunda todo su cuerpo, es completamente extraña. Mira al omega bonito, acurrucado a su lado, con una mano en su pecho y una pierna metida entre las del alfa, y se le calienta el corazón.

-Tengo que levantarme -susurra depositando un beso en la parte superior de la cabeza de Sergio-. Rose llegará con Yuki en media hora.

El omega le mira, sonríe y le toma la mano para inspeccionar sus dedos. Al comprobar que las tiritas siguen en su sitio, se levanta, haciéndole un gesto para que se de la vuelta. Las persianas de la ventana están subidas y toda la habitación está bañada en luz, lo que deja a la vista todas las marcas de su piel. Aun así, se pone boca abajo y, mirando a la ventana, espera.

Sergio coloca la palma de su mano en la parte baja de la espalda de Max y la mueve lentamente hacia arriba, con un toque imposiblemente ligero. El rubio siente el cosquilleo cuando el cabello del castaño cae sobre su piel, y luego sus labios, depositando un beso entre sus omóplatos.

-Por favor, no hagas eso...

La sensación de cosquilleo se extiende hacia arriba cuando las puntas de su cabello rozan la piel justo debajo de su hombro, y el omega se inclina y le susurra al oído. -¿Por qué? Me gustas, Max -dice el de pecas, su voz apenas audible-. Cada parte de ti, así que, por favor, no me alejes.

...

El sonido de la risa de Yuki llega a sus oídos y se sienta en la cama. Se ha pasado dos horas tumbado en la cama de su habitación, mirando al techo. Después de haber dicho aquellas palabras, Max se levantó y se fue a duchar, sin siquiera decirle algo, así que Sergio decidió hacer lo mismo y se fue a su habitación.

-Pero quiero hotcakes -le llega la voz de Yuki a través de la puerta-. Por favor, papi Max.

No escucha lo que dice el alfa, solo la respuesta infeliz de Yuki.

-Está bien, papi.

Cuando sale de la habitación de invitados, ve al alfa de pie junto a la encimera, con una sartén y un cartón de huevos delante. Yuki está sentado en la alfombra del salón, pintando el libro que compraron hacía unos días atrás, pero cuando el pequeño niño siente la presencia del omega, se levanta de un salto y corre en su dirección.

-Checo, ¿Puedes hacer hotcakes? Papi no sabe hacerlos. ¿Puedes hacerlos tú? Por favor.

El omega sonríe, rozando con el dorso de su mano en la mejilla sonrojada de Yuki y asiento con la cabeza. El menor lo abraza por las piernas, restregando su cabeza en el omega, sonriéndole de alegría. Yuki lo agarra de la mano y lo empieza a arrastrar hacia la cocina.

-Papi. Checo va a hacer los hotcakes. - le cuenta al alfa aún aferrado a la mano del omega pecoso.

Max los miro unos segundos, sintiendo como su alfa quería marcar con su aroma a las dos personas que tenía delante.

- Yuki puedes volver a colorear, yo te llamo cuando estén. - el mencionado asintió y salió corriendo de la cocina.

-No hace falta -dice Max sin mirarlo-. Le haré huevos revueltos.

El omega lo ignora y este va hacia el otro lado de la cocina para tomar la batidora del cajón, luego abre el armario para sacar un bol. Está en el segundo estante, así que se pone de puntas para tomarlo. Dos grandes manos le rodean la cintura mientras Max lo levanta los últimos centímetros. Una vez que consigue lo que buscaba, el alfa lo baja sin decir nada, luego sale de la cocina y se dirige a sentarse en el suelo junto a Yuki. El pequeño toma su libro y se sienta en el regazo de su padre, y lo observa mientras Yuki señala algo en la página, haciendo ruidos de animales. Yuki se ríe y le da un beso en la mejilla, y luego señala otra cosa.

Scary Love | chestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora