Lirio Potter era una chica con bases de heroísmo bien marcados, siendo criada para un futuro próspero, todo plan armado se ve hecho trizas al recibir notitas en cada momento con el pequeño título de "Querida Señorita Potter"
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"Querida Señorita Potter
Darle dos notas en el mismo día no es mi estilo, pero grandes noticias me han sido comunicadas, espero que ellos no afecten su estado de ánimo, con cariño.D."
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—¡Péinate bien! —dijo imperiosamente tía Petunia en cuanto llegó al vestíbulo.
Lirio comprendió qué ella se lo gritaba a Dudley, cuyo cabello se negaba a aplastarse contra el cuero cabelludo y por lo tanto el gel se estaba agotando en su cabeza.
A tía Molly le encantaba criticar a Lirio, no importaba cuanto se arreglara, ni que se pusiera las mejores ropas, su Tía encontraría la forma de hallar algo malo en ella. Oyó crujir la gravilla bajo las ruedas del coche de tío Vernon. Luego, los golpes de las puertas del coche y pasos por el camino del jardín.
—¡Abre la puerta! —susurró tía Petunia a Lirio con cierta lástima.
A tía Petunia tampoco le agradaba Tía Molly, la odiaba, por su trato hacía su sobrina o por su horripilante apariencia, qué Tía Petunia creía poder criticar a su gusto.
Lirio abrió la puerta con un sentimiento de pesadumbre. En el umbral de la puerta estaba tía Molly. Se parecía mucho a tío Vernon: era grande, robusta y tenía la cara colorada. Incluso tenía bigote, aunque no tan poblado como el de tío Vernon. En una mano llevaba una maleta enorme; y debajo de la otra se hallaba un perro viejo y con malas pulgas, detrás de ella estaba su marido.
—¿Dónde está mi Dudders? —rugió tía Molly—. ¿Dónde está mi sobrino querido?
Dudley se acercó andando como un pato, con el pelo rubio totalmente pegado al gordo cráneo y una pajarita que apenas se veía debajo de las múltiples papadas y del cual un botón ya había caído frente a Lirio. Tía Molly tiró la maleta contra el estómago de Lirio (y le cortó la respiración), estrechó a Dudley fuertemente con un solo brazo, y le plantó en la mejilla un beso sonoro, su esposo, detrás de ella se acerco a Lirio y le dio su espesa chaqueta de cuero negra. El esposo de tía Molly, (la habían obligado a también llamarlo tío) era Tío Gregori, era un hombre de canas y flacucho, no tenía cara y parecía más un hueso en vida, poseía con orgullo su medalla de honor por participar en la guerra.
