CAPITULO III: 𝑼𝒏𝒂 𝒄𝒐𝒏𝒗𝒆𝒓𝒔𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒄𝒊𝒗𝒊𝒍𝒊𝒛𝒂𝒅𝒂

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Agatha Mercury

Miré una vez más mi reflejo en el espejo y no me reconocía. Además del vestido al cuerpo con frunce al costado de color negro que estaba usando, Mel se había tardado una hora reloj en "dejarme lista." Primero, ondas al agua en mi largo pelo colorado y, luego, me hizo un delineado de gato perfecto y me pintó con un labial borravino. Tengo que admitir que mi imagen en sí no me desagrada. Obvio que usaba zapatillas, claramente no iba a acceder a un "cámbiame el look" con zapatos de tacos incluidos.

Eran las 20:45 del sábado. Estaba recostada con Mel en mi habitación, esperando que sean las 21 para ponernos en marcha a casa de Erik, pero por alguna razón mi mente se encontraba muy inquieta y escuché a Mel:

- Agy, te ves preciosa. Sólo por esta noche finjamos que somos parte del montón. Te mereces un break, después de todo eres una adolescente de 17 años que también necesita vivir lo suyo, OK?

- No es que no tengas razón Mel, es que son muchas cosas que carcomen mi cabeza y es muy difícil hacer de cuenta que..

- Alto ahí. Si, eres una vampiro, nadie dice que no. Pero también eres una chica de 17 años que está a nada de crecer sin vivir lo suficiente y te conozco como para saber que estas reteniéndote a ti misma, privándote de dejar entrar a alguien más a tu vida - sentía sus ojos clavados en mi pero yo me di la vuelta, dándole la espalda y le dije:

- ¿Y si sale mal?, ¿y si al decirle sobre mí, termino por espantarlo? Y si... ¿pierdo el control? No quiero lastimar a nadie..

- Si ese fuera el caso, no estaría aquí, ¿no lo crees? 5 años de amistad Agy, y nunca me hiciste daño ni tampoco alguna vez me asuste de ti, solo tiene que darte una oportunidad para conocerte - dijo, mientras me acariaba suavemente las puntas onduladas de mi pelo- Cuando conocemos a alguien, sabemos inconscientemente a lo que nos estamos exponiendo. No porque seas diferente, eso va a ser mejor o peor para él. Es más, me atrevo a decir que nunca terminas de conocer a alguien realmente, y eso es lo excitante de vivir.
El miedo, el dolor, el amor forma parte también. Darle la oportunidad a alguien de entrar a tu vida es cómo manejar un coche en automático. Te subes, no sabes dónde vas a terminar o qué puede llegar a pasar, pero el camino o el destino final, quizás te sorprendan. Darle cierto poder sobre ti, no solamente de herirte o que permita indirectamente que tú lo hieras a él, te da la posibilidad de encontrar a esa persona que te va a acompañar durante un sendero oscuro o a ciegas, pero guiándote de la mano. Es muy fácil perderse a veces, Agy, es bueno contar con gente que, de vez en cuando, te ayude a volver a tu eje.

Lo que Mel me dijo daba vueltas en mi mente ¿Cuándo había dejado de vivir exactamente? O ¿alguna vez viví realmente?, ¿Erik me miraba con otros ojos, y no me había percatado de eso? Quizás el miedo me había enceguecido. Qué ironía, yo tengo miedo de qué no me acepte por lo que soy cuando ni siquiera yo me acepto en mi totalidad.

Mirando por la ventana de su auto, me percaté de que ya habíamos llegado a casa de Erik.

Y lo vi. Y no sé si estaba sugestionada por la charla con mi bestie, pero desprendía un aura de luz, de tranquilidad, pisando con seguridad como si no importara nada de lo que lo rodea. Iba vestido de un pantalón con un jean, una remera negra holgada y una campera de cuero negro muy vintage. Me gustaba cómo su pelo negro brillaba con la poca luz que lo alumbraba, al igual de cómo sus ojos eran dos faroles sumergidos en la oscuridad de la noche. No sabía si él me miraba con los mismos ojos que yo en este momento, y sí, me daba miedo pero a la vez me daba una sensación rara en el estómago. Me sentía viva. Él me hacía sentir viva con su tan sola presencia a metros de mí.

Durante el trayecto a casa de Morgan, lo miré tanto por el espejo retrovisor del auto que tranquilamente me podrían escribir acosadora en la frente y tendrían razón en decírmelo.

Aᴍᴀᴍᴇ ᴍᴀs ᴀʟʟᴀ ᴅᴇ ʟᴀ ᴏsᴄᴜʀɪᴅᴀᴅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora