Aᴍᴀᴍᴇ ᴍᴀs ᴀʟʟᴀ ᴅᴇ ʟᴀ ᴏsᴄᴜʀɪᴅᴀᴅ

CAPITULO IV: 𝑨𝒍𝒈𝒐 𝒊𝒏𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒐 𝒚 𝒂𝒕𝒓𝒂𝒑𝒂𝒏𝒕𝒆

Agatha Mercury

Estábamos a mitad de semana, y todavía no sabía nada de Erik. La duda no me dejaba conciliar el sueño, ¿había hecho algo mal? ¿Tomó mal mi falta de respuesta? Ni siquiera pude despedirme de él el sábado.

Estaba a punto de dormirme cuando sentí que mi celular comenzó a vibrar. Era él, me había mandado 4 mensajes juntos: "Hola Agatha. Disculpa la hora pero, me gustaría saber si estabas desocupada. Necesito hablar con alguien y...la verdad es que en esta ciudad, no conozco a mucha gente. Dime si puedo llegarme por tu casa, es tarde pero prefiero estar en cualquier sitio antes que en mi casa."

Miré el reloj y eran las 00:30. Tenía que tomar una decisión rápido, era tarde y mis padres podrían llegar en cualquier momento y no quería malos entendidos. Agarré el celular y teclee: "Erik, te paso mi ubicación. No estás muy lejos así que en 10 minutos deberías llegar. Avísame cuando estés en la puerta y bajaré a abrirte. "

Agarré una remera básica blanca y unos shorts de mi armario, recogí mi pelo en un rodete alto porque me había duchado y mi pelo no estaba en su mejor condición para dejarlo suelto.

Pude sentir a lo lejos la respiración y los pasos de Erik acercándose a la puerta de casa, así que bajé rápidamente y antes de que él pudiera llamarme, abrí la puerta y su cara de sorpresa me hizo gracia. Tontito, si tan solo supieras...

- Hola Erik, bienvenido a la casa de los Locos Adams pero sin los locos, mis padres no se encuentran así que entra y ponte cómodo - Noté que debajo de sus ojos azules tenía un par de ojeras muy marcadas, se encontraba muy pálido y me preocupe un poco.

- Gracias, Agatha, de verdad - dijo mientras entraba tímidamente y miraba todo a su alrededor.

- No tienes porqué agradecerme, para eso estamos los amigos, ¿no? Bueno, creo que me gané el título si te dejo entrar a mi casa a las una de la mañana.

- Claro que sí, frutillita, ¿te molesta si paso al baño?

- Al fondo del pasillo, a la izquierda ¿Quieres algo de comer, tomar?

- Lo que quieras, por mí está bien.

Miré como se perdía en el pasillo y fui al refri a buscar algo de comida decente. Hmmm, gaseosa y una pizza a medio comer, eso bastaba. Metí la pizza al microondas y me senté en el desayunador mientras sentía que Erik se acercaba y le grité que estaba en la cocina.

- Muy bien chico misterioso, soy toda oídos si necesitas hablar con alguien. Quizás no soy la mejor dando consejos pero puedo escucharte si de algo te sirve mi humilde aporte.

- Agatha, no sé por dónde empezar. Primero quisiera pedirte perdón por desaparecer sin dejar rastro alguno, pero los problemas familiares terminaron por absorberme y no tenía cabeza para nada. Además no vengo sintiéndome del todo bien...

- Si, te entiendo perfectamente...hay cosas que también me gustaría contarte pero no estamos aquí para hablar de mí, si no de ti - por alguna extraña razón podía sentir su tristeza atravesándome pero no podía escuchar lo que pensaba, lo cual nunca me había pasado antes. Sentir lo que alguien más siente pero sin escuchar con claridad lo que piensa...

- Creo que esto va a ser más como un monólogo sobre mi vida - se rio desganadamente - como ya sabías, mi padre consiguió un trabajo en el Instituto y consideraron que era oportuno mudarnos aquí. Dejé atrás mi escuela, mis amigos, la chica con la que estaba... pero traté de no cobrar resentimiento contra de ellos ya que, ya sabes, son mis padres y creo que me dieron una vida decente y me dije a mí mismo que los cambios vienen bien de vez en cuando - me paré a sacar la pizza del microondas y la puse en el medio de nosotros mientras le hice un gesto para que continuara - pero en el viaje hasta aquí, mis padres conversaban sobre que hacía mucho tiempo que no visitaban la ciudad en la que crecieron, que extrañamente es aquí, Lochley, y digo esto porque nunca me habían comentado que crecieron y se conocieron en esta ciudad hasta que mi madre quedó embarazada de mi o eso creía...