Saliendo de la cueva.

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Después de escuchar las voces de mis pensamientos más abrumadores, el tocar de la puerta de mi departamento me regreso a mi realidad.

Miraba en todo mi pequeño departamento y notaba que era la puerta de la entrada de la que se trataba, "No e pedido nada en línea hoy, y el trabajo me lo envían por mi correo", dije en mi cabeza dudando si ir a abrir. Pero el incesante toque de la puerta seguía, sin más me levanté de mi melancólica cama e iba asia la puerta, fijando mi ojo en el cristal de este esperando saber quién era.

Al ver notaba dos rostros familiares. era un chico de piel blanca aún que algo bronceada, cabellos rubios oscuros, ojos verdes e sonrisa de ganador, era alto y de complexión Delgado. seguía tocando la puerta aún sin tener respuesta, pero no paraba de tocar.

-Por favor Quezali.., sabemos que estas en casa boba.- decía aquel chico con gran desespero mientras seguía tocando.

-Si no abris, te juro que te rompo la puerta, y sho no me encargo ni al pedo de pagarla-, decía mientras seguía tocando la puerta incesantemente hasta que una chica algo alta y de tes blanca pálida, cabello castaño, delgada y con una mirada de enojo le golpeaba en la cabeza.

-Se trata de verse amables, no de asustarla pedazo de animal!-, decía la chica enojada calmandolo.

-Ey Quezal!, podría abrir?, si no el imbecil de Leo va a terminar rompiendo algo.. -, decia calmada la chica.

ambos se quedaban callados esperando tener alguna respuesta, solo escuchaban como era quitado unos seguros y se abría la puerta. ambos se miraban entre sí y sin más entraban.

no podían ver nada más que muy poca iluminación y montones de pilas de cosas, pisaban algunos papeles y hasta basura.

-Boluda pero que en que vertedero vivis, esto no es ni habitable-, decía Leo entre asco y preocupación.

ambos llegaban hasta una pequeña mesa de la cual se veía un poco más limpia que todo lo del departamento. derrepente cerraba la puerta del departamento e iba con ellos en silencio. estos al verme se lanzaban dándome un gran y fuerte abrazo.

-Quezal!, que bueno que estés bien, tei trañe mucho pedazo de Conchuda..-, decía la chica aliviada con aún gran abrazo amoroso.

-Bueno aun que para mi esto no se ve sano, me alegra verte Quezali-, decía Leo con una sonrisa dándole un abrazo.

-Que hacen aquí?- dijo Quezali con gran confusión mientras se safaba de su abrazo.

-Bueno la Valeria me dijo que desde hace meses que no sales, así que venimos a verte-, decía leo con manera tan despreocupada de siempre.

-Y además..., ya vimos lo de su nuevo compromiso..- decía Valeria intentando suavizar las cosas y tomando la mano de su amiga.

Al escuchar eso solo caía en una silla mirando al suelo sabiendo que lo que estaba viviendo ya no era un sueño...

-Agradesco que vengan, pero yo estoy bien!-, dije con mi tono más amargo y con algo de enojo incluido esperando a que me dejaran de nuevo en mi cueva segura.

-A que le llamas sano, pedazo de pelotuda!?, sabes cuánto tiempo llevas aquí?!-, dijo Leo enojado.

-No lo sé y no me importa-, dije sin mirarle y con enojo.

-8 meses.., casi lo de un año!- dijo leo enojado.

-Mira Quezal.., te estás pudriendo aquí.., mientrai el wuebudo de tu ex pololo esta ya hasta por casarse weona..-, Decía Valeria también enojada mientras intentaba levantarme.

-Pero..- les miraba cansada mientras me resistía aún.

-Que no tai cansada de esperar a alguien que está muy claro que no volverá?, de alguien que al parecer nunca sintió lo mismo que tú?-, dijo valeria mirándome con seria mientras me seguía intentado sacar.

-Pero aún lo amo..- dije con llanto.

-pero el a ti no mi amor.., y no podemos cambiar eso- dijo Victoria tomándome de mis hombros.

Al escucharla solo salían lágrimas y le abrazaba mientras lloraba sin parar, Valeria me correspondía el abrazo mientras me intentaba calmar.

-Okey calma nena, mira.. te llevaré a mi departamento para que pases unos días ahí y te relajes, ya que aquí no es ya ni habitable- decía valeria de manera calmada.

-Uy!, una pishamada!!- decia Leo emocionado, -sho re obvio que voy-

-Buena idea, y le hablamos a la mare y a las otras-, decía Valeria también emocionada.

mientras ambos hablaban de las cosas que podrían hacer, yo solo miraba a la entrada de donde radicaba más luz. iluminando la habitación sucia, me giraba un poco e veía mi cama llena de comida y basura, pilas de ropa, y por más increíble que pueda ser, ni mi suelo podía ver.

me giraba intentando no llorar, mientras seguía caminando con los que fueron mis salvadores cuando me seguía ahogando en mis propias lágrimas. cerrando al fin mi puerta y tocando en suelo de afuera de nuevo..

Al caraj#@ con el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora