𝓝𝓸 𝓼𝓮𝓻á 𝓾𝓷𝓪 𝓽𝓻𝓪𝓶𝓹𝓪...

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Tras dejar sus maletas en la habitación que Sherry les había asignado para compartir, Leon y Claire bajaron a la sala de estar, donde ya los aguardaban sus anfitriones, y también Chris y Jill. Al verse, Leon y Chris se observaron el uno al otro suspicaces.

—¿Qué pasa? —Jill preguntó al capitán, temiendo que fuese a montar una escenita al rubio por el hecho de verse obligado a compartir cuarto con su hermana pequeña.

—¿Esta es la primera vez en veinte años que nos vemos como civiles, tío? —el moreno preguntó a Leon ignorando la pregunta de su compañera.

—Me has leído el pensamiento. Pues va a ser que sí —respondió con una sonrisa alegre. Caminó hasta él y le tendió la mano, que Chris estrechó con fuerza—. ¿Cómo va ese hombro?

—Dando guerra, pero mejor.

—Me alegro mucho. Hola, Jill —saludó a la castaña tendiéndole la mano también. Ella la estrechó encantada de verlo.

Claire abrazó a su hermano —quien la rodeó en un abrazo de oso— y sonrió a Jill a modo de saludo.

—Qué maravilla, que ya estamos todos —Sherry llamó su atención abrazándose a Jake, quien de inmediato le correspondió con un abrazo protector.

—A ver: ¿qué pasa por esa mente hiperactiva tuya, señorita Birkin? —Leon le preguntó cruzándose de brazos y mirándola jocoso—. ¿Por qué tanto secretismo? ¿Para qué nos habéis reunido?

—A ti, para que seas mi padrino de boda, que se celebrará mañana. Y a los demás, para que compartan ese momento tan familiar con nosotros —le respondió radiante de felicidad.

Todos miraron a la pareja sorprendidos, menos el agente.

—Algo así he sospechado nada más llegar —afirmó con una mirada traviesa.

—Lo que no has sido capaz de adivinar, agente listillo, es que también vas a ser el padrino de nuestro hijo cuando nazca: estoy embarazada —le soltó con una sonrisa radiante.

Leon la miró con los ojos como platos, y aprovechó que las chicas se abalanzaron sobre ella para felicitarla, para retirarse y situarse al lado de Chris. Ambos hombres se miraron muy serios, sospechando que se habían entendido sin palabras.

—Felicidades —dijo por fin a la rubia, forzando una sonrisa lo más genuina posible.

—Sí, felicidades —Chris lo secundó de inmediato. Saltaba a la vista que se sentía incómodo con la noticia.

Claire y Jill, dándose perfecta cuenta de que ambos hombres se comportaban de un modo extraño, quizá reticente, acapararon toda la atención de la joven rubia para que no lo notase. Claire la cogió por una mano y le dijo entusiasmada:

—Ven, vamos las tres a mi cuarto y nos lo contarás todo con pelos y señales. Dejemos a los chicos que se las apañen solitos por un rato.

Así que, las mujeres se marcharon dejando a los tres hombres a solas.

—¿Hace unas cervezas? —Jake les propuso—. Vamos a la cocina y tomémoslas tranquilamente.

—Sí, vamos —Leon aceptó pensativo, y Chris asintió con la cabeza.


—Todavía no se te nota nada, ¿de cuántos meses estás? —Jill preguntó a Sherry, las tres mujeres sentadas con las piernas cruzadas sobre la cama que Jill y Chris ocupaban.

—De dos meses. Todavía es pronto para que se note y no sabremos el sexo del bebé hasta las veinte semanas —ella respondió soñadora—. Todos vosotros habéis sido los primeros en saberlo.

𝓜𝓐𝓖𝓘𝓐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora