Era sencillo catalogar vidas ajenas, especialmente en el mundo de la farándula y los negocios; decir que la vida de Charlie era un paraíso terrenal mientras criticaban abiertamente como es que el poder puede ser una pésima combinación con un Omega, solo era un plus que la envidia y los sueños rotos de muchos periodistas, agregaban a sus historias para hacer de sus notas las mas importantes hasta que una nueva noticia surgiera y opacara a la anterior con una espantosa facilidad que te hacía reconsiderar dos veces aquello que estuvieses consumiendo en la televisión.
Se escuchaba opiniones de expertos que según eran profesionales en el área del chisme y las notas amarillistas, pero ninguno relataba como es que Charlie debía realizar teatro y vueltas para hacer que su vida, aparentara ser lo que tanto se presumía a través de la televisión.
Las largas jornadas de trabajo, jamás se mencionaron ni por error ante ese tonto programa que tantos insistían en checar, y ni hablar del cuidado que debía de dar a cada uno de sus "perfectos" hijos, quiénes se galardonaban de ser dueños de una importante fábrica que era líder de un mercado tan monstruoso como lo era lo económico.
Su papel en el programa se estableció como solo un Omega que disfrutaba de los lujos y la fábrica que se disfrazaba de mansión. No hubo más que se le agregara a ese papel y todos los televidentes, se colocaron de acuerdo para decir que su vida como esposo del gran Chocolatero Willy Wonka, era una vida se ensueño y un paraíso terrenal.
"Qué equivocados están..."
Susurro Charlie al apagar la televisión para salir de su habitación y dirigirse hasta donde la vida de ensueño le esperaba con bastante papeleo y las quejas de cada uno de sus hijos que parecían se formaron uno tras otro a lo largo de su cómoda oficina. Mientras la agenda del día era dictada por un Oompa-Loompa que mantenía gafas y una espantosa sonrisa.
"Mi señora, es un gusto verle. Veo que ha despertado con mucha energía, permítame decirle cuales son las actividades del día..."
"Mamá..." Hablo uno de sus hijos, ignoro quién, pues todos se amontonaron al rededor de él.
"¿Sí?"
Contestó con el mismo tono de voz que usaba exclusivamente con sus preciados niños, y ordenando al Oompa-Loompa que le acompañaba como su secretario personal, le pidió esperara en lo que atendía como su papel demandaba, a cada uno de los niños que le miraban con vibrante inocencia.
"¿Sabes que la fecha de entrega del proyecto de Ciencias está cerca? Prometiste ayudarme a crear algo nuevo y completamente delicioso, pero lo único que he recibido son largas y una mala disculpa, ¿realmente vas a ayudarme o le pido ayuda a Papá?"
Charlie, que sabía que su hija mayor, una Alfa de diecisiete años de edad, terminaba pronto el ciclo escolar, suspiró antes de contestar:
"Anne, mi niña. ¿Y acaso me has buscado en el laboratorio? No creas que no soy consciente de que huyes con tu padre apenas ven una nueva idea para un chocolate."
"¡Ah! ¿Cómo lo sabes?" La mayor de los niños se sorprendió, y dejando ver un poco mas de sus enigmáticos ojos morados, heredados de su querido padre, dio un paso atrás, y sintiendo que ya no podría reclamar ante su propia irresponsabilidad, se rindió. "Ah. No es justo, ¿como sabes que huyo con papá? ¿Acaso un pajarito de lo dijo?"
"Sí. Un pajarito me lo dijo." Charlie asintió, y observando de soslayo la deprimente expresión de su primogénita, sonrió. "Pero no debes preocuparte que ya corrí a ese pajarito, así que solo encontraré un espacio para poder ayudarte con tu proyecto de Ciencias."
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El Chocolatero Agridulce y la Complejidad de su Sabor [Willy X Charlie]
FanfictionUn viaje en el tiempo suena descabellado, improbable y hasta imposible; sin embargo, para alguien tan magnánimo como lo era Willy Wonka, nada en este mundo era imposible. Sin embargo, el hecho de que tal vez Willy no haya querido inventar nada rela...