Capitulo 5. (descubriendo que pretende mi secuestrador)... editado...

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Muchas gracias por el apoyo
El libro lo han leído muchas personas y estoy muy agradecida de verdad, aquí les vengo con otro cap, espero que les guste.

(***)

Me desperté tras el sonido de la puerta al abrirse.Seguí mirando al suelo y ignore que el había vuelto, ya que mi cabello cubría mi cara supuse que no notaria que estaba conciente.

Se acercó a mi y alzó mi cara con su mano.

Hizo una mueca y me miro fijamente.

—¿Estuviste  llorando?.¿Cierto?— me preguntó, se veía triste y preocupado.

(***)

POV Brayan

Estaba con ella en el sofá, la miraba fijamente y no niego que estaba furioso, pero aún asi solo detallaba lo hermosa que era, lo espectacular que era su cuerpo simplemente era perfecta, me enloquecio que no fuera mia y que llegara hacer de alguien más, por eso la traje aqui, y no le arrepiento por que es mía ¡Simplemente solo mía!, quería que le quedara claro esa parte, ella no puede ser de otro chico ni de nadie.

Ella no decía nada, notaba como jugaba con sus manos y miraba al suelo lo que siempre hacía cuando se ponía nerviosa, me encantaba verla así nerviosa, se veia tan tierna e inocente.

—mi nombre es Brayan— solte rompiendo el hielo.

Me miro y no dijo nada.

—me dijiste que no sabías mi nombre y ahora lo sabes.

—de acuerdo —de una forma tan, Pero tan cortante, tratando de hacerse la difícil, aunque eso no será por mucho tiempo, mi plan iba a funcionar.

—Ahora ya sabes mi nombre, ahora vas a vivir conmigo ¿De que acuerdo?. Lami mis labios resecos.—porque tu eres de mi pertenencia Mariana, eres mía.

—Q-QUE—se escuchó como Grito sorprendida

—Que eres mía — volví a repetir para ponerla mas nerviosa

Note que se empezó a comportar raro de la nada, su cuerpo temblaba, miraba a todos lados y no reaccionaba.

—Muñeca¿estás bien?— le pregunté preocupado.

Se levanto y se dirigía a la puerta, pero no percato que habia una pequeña mesa.

—¡MARIANA CUIDADO!— Grite

Cuando me percaté que ya estaba en el suelo, fui rápidamente a mirar que estuviera bien.

—¿Por qué no te quedas quieta por un segundo preciosa?.

La lleve nuevamente al sofá y la recosté, allí me senté en el suelo y la miraba, solo amaba verla, mi mano por su cabello su largo y liso cabello, miraba su rostro tan pálido, sus pestañas largas y enchiladas, sus cachetes rojos naturalmente y sus labios rosados como si se colocara labial, esos labios que tanto me provocaba besar.

—Me vuelves loco Mariana, ¿Que me hiciste?— seguía acariciando su cabello.

—me estás provocando, y si lo sigues haciendo no creo poder contenerme y  cuándo eso pase...

Mi teléfono comenzó a sonar una llamada, Henry, uno de mis clientes más importantes, tenía que salir a una reunión para aclarar ciertas cosas, y porque su paquete no pudo llegar antes y tenia que salir de urgencia.

—¡Mierda!, perdóname muñeca tengo que irme.

La lleve a una habitación vacía, dónde solita tener una silla pegada al suelo, solia utilizarla para poner objetos y dispararles, era oscura y la única luz que llegaba era la de una ventana en el techo.

¿Soy tú debilidad? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora