Capitulo 7 (nueva version)

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Airana

El tiempo en la sala de espera se estira como un hilo de dolor, cada segundo pesando sobre mi pecho. La ansiedad me devora, y mis manos se aferran al borde de la silla. Mi amiga, mi confidente, está luchando por su vida en alguna habitación de este hospital. Los médicos hablan en susurros, y yo escucho cada palabra como un eco distante.

Las lágrimas amenazan con desbordarse, pero las contengo. No puedo permitirme colapsar ahora. Denisse, con su risa contagiosa y su espíritu inquebrantable, no merece que yo me derrumbe en su hora más oscura. No soy una persona religiosa, pero rezo en silencio, pidiendo que encuentre una solución, que la vida no me arrebate a otra alma querida.

Y entonces, él entra a sala. Su mirada se encuentra con la mía, y en ese instante, todo se detiene. El corazón me late con fuerza, como si quisiera escapar de mi pecho.

Pero no está solo. Maddyson, con su brazo entrelazado al suyo, le sigue. Mi mirada se posa en su vientre, que juraría lo veo abultado. Un recordatorio tangible de su nueva vida. Ella es la mujer que lleva a su hijo, mientras yo espero noticias sobre la vida de mi amiga.

Detrás de ellos logro divisar a mi padre y hermanos. Corro hacia ellos y busco refugio en sus brazos.

—Alessandro nos contó lo que hiciste. Estamos orgullosos de ti principessa —me susurra padre al oído mientras nos abrazamos y acaricia mi cabello.

Las horas pasan, y las noticias sobre mi amiga siguen sin llegar. En más momentos de los que me gustaría admitir, me he sorprendido a mí misma pensando en Alex.

El dolor me atraviesa como una daga, ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Cómo pasamos de sueños compartidos a esta sala de espera lúgubre? La mujer a su lado es la prueba de que el tiempo no se detiene, incluso cuando nuestros corazones están rotos.

Denisse lucha por su vida, y yo lucho por el nudo en mi garganta.

La sala de espera se llena de suspiros, de miradas que dicen más de lo que las palabras pueden expresar. Denisse, querida amiga, ¿sabes que estas en el centro de este torbellino de emociones? Alex, ¿entiendes el peso de tus decisiones?

La puerta de la sala de espera se abrió con un suspiro, y todos los ojos se volvieron hacia la figura que entraba. La enfermera, con su uniforme blanco y rostro serio, traía consigo la noticia que todos ansiábamos.

Mi corazón latía con fuerza mientras ella se acercaba. Denisse, mi amiga, estaba en el borde del abismo, y yo estaba atrapada en este limbo de incertidumbre.

—Familiares y amigos de Denisse —la voz de la enfermera resonó en la sala— quiero informarles sobre su estado actual.

Todos nos inclinamos hacia delante, esperando.

—Denisse ha pasado por una cirugía delicada. Su condición sigue siendo critica, pero estable. Los médicos están haciendo todo lo posible para mantenerla con vida.

El alivio y la angustia se entrelazaron dentro de mí. Denisse estaba viva, pero su lucha aún no había terminado. Y entonces, la enferma menciono algo.

—La señorita Denisse desea ver a alguien llamado Luca Morales.

—Soy yo —habla mi amigo, quien llegó junto con mi padre y mis hermanos— ¿puedo pasar a verla?

—Ella esta consiente, puede recibir visitas. Pero le advierto, su condición es frágil.

Mientras Luca sigue a la enfermera, yo me acerco a mi padre. Una idea ha estado tomando forma en mi mente en las últimas horas. Espero que padre logre entenderme.

—Papá, ¿podemos hablar? —pregunto.

Él asiente y nos lleva a una esquina de la sala, donde nadie puede escucharnos.

—¿Qué ocurre principessa?

—Quiero irme de la ciudad —le suelto— no me siento cómoda estando aquí con todo lo que está pasando —menciono, refiriéndome a la situación con Alex. Padre asiente, por lo que sigo hablando— estaba pensando en algo como Paris. Planeaba llevar a Denisse conmigo para que pueda recuperarse allá.

—¿Tanto deseas irte? —me pregunta en susurros. El dolor en su tono es evidente.

—Él me hizo odiar esta ciudad. Por favor, papá…

Padre suspira, y al cabo de un rato termina aceptando. Así como también acepta no decirle a nadie más que a mis hermanos sobre mi paradero.

—Iré por algo de agua en la máquina expendedora, ¿alguien quiere algo? —pregunto en general.

Todos niegan y me dirijo hacia el pasillo en donde vi la maquina hace un par de horas. De la nada, unos brazos me voltean de forma rápida. Mis instintos de alerta se activan, hasta que veo que se trata de Maddyson.

—¿Qué quieres ahora? No es momento para tu necesidad de atención Maddyson.

—Solo quería darte las buenas nuevas —me muestra su mano, en donde un fino y llamativo anillo descansa en su dedo anular. No hace falta ser adivina para entender lo que quiere decir.

—Felicidades —doy media vuelta y retomo el camino.

—Eres hipócrita —dice a mis espaldas y me detengo, encarándola.

—¿Perdona?

—Estuve investigando, y resulta que hace poco más de tres años, circulaban rumores de un matrimonio de Alessandro Lamprou. Los rumores decían que se casó y tuvo una hija con una afortunada chica. Lo raro es, que, de la noche a la mañana, todo artículo sobre el supuesto matrimonio o nacimiento de la niña fueron borrados, como si nunca hubiesen existido.

—¿Eso que tiene que ver conmigo? —intento disimular los nervios.

—La chica de esos rumores eras tú. Tú le diste una hija a Alessandro. Sigo sin descubrir que pasó con esa niña y por qué se divorciaron, pero lo averiguare. Mi punto es, que, es hipócrita de tu parte criticarme cuando antes estuviste enamorada de Alessandro y hasta llegaste a darle a una hija.

—La diferencia, Maddyson, es que yo jamás tuve que mendigar por un poco de atención de su parte. Mucho menos tuve que usar a mi hija como un medio para que él se quedara conmigo. —me acerco a ella y acaricio un mechón de su cabello entre mis dedos— y te daré un consejo Maddyson: no sigas buscando ni investigando sobre mi hija, porque me olvidare de que estas embarazada y te torturaré hasta que ruegues la muerte. Cuando se trata de mi hija, las cosas cambian.

La dejo sola en el pasillo y regreso a la sala con mi familia. El dolor carcomiéndome por dentro al recordar a mi hija. Mi pequeña princesa…

Inevitable Destrucción (Nueva Version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora