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Hao tenía los ojos hinchados, había llorado demasiado en la noche por lo sucedido el día anterior. Hoy era el último día, la clausura del colegio, después de salir de vacaciones tenían pensado pasar navidad juntos, sin embargo, esa idea ahora estaba más lejos de lo que hubieran esperado.

Hanbin todavía no llegaba al salón, el pelirojo se estaba preocupando por eso, aunque estuviera triste y un poco enojado con él, no quería que que la estuviera pasando mal con todo esto.

—Zhang Hao, a la dirección —el mencionado se levantó respirando hondo, el aula se quedó en silencio presenciando aquella escena

Su mamá estaba esperando frente a la puerta y cuando este llegó ambos entraron, Hanbin estaba sentado ahí con su mamá y su papá en ambos entremos. Hao tragó saliva y se sentó a su lado, este ni siquiera lo volteó a ver, tenía la cabeza baja y permanencia inmóvil.

—Señores... —comenzó a hablar el director —los mandé a llamar para mencionarles acerca del comportamiento de sus hijos, el cual me parece inaudito y en contra de las reglas de esta escuela —se aclaró la garganta —como ustedes sabrán, este colegio es cristiano y siempre inculcamos los valores que Dios dejó entre nosotros, y todo aquel pecador que se burle del poder del señor será castigado —exhaló —así que iré directo al grano, tengan en cuenta que cuento esto para que velen por el bienestar de sus hijos y los guíen por el camino del bien

La mamá del pelirojo observaba extrañada a Hao, este negaba con la cabeza para evitar que ella crea lo que estaba pasando por su mente. Mientras que Hanbin seguía sin decir ni una sola palabra.

—Ayer, el profesor de Biología me comentó que encontró sus hijos besándose después de clases —al escuchar aquello los padres de Hanbin miraron horrorizados a su hijo, en cambio, la mamá de Hao se sintió aliviada al saber que era eso y no algo horrible

—Pero... ¿por eso nos mandó a llamar? —preguntó ella confundida

—Señora, ¿usted no entiende la gravedad del asunto?, su hijo se estaba besando con otro chico —dijo con preocupación pero ella seguía como si nada —estuvieron a punto de ser expulsados pero preferí hablar con ustedes primero, de todas formas no creo que ellos puedan seguir estudiando aquí después de tal acto

—¿Por darse un besito? —habló ella de nuevo haciendo que todos los presentes voltearan a mirarla de forma juzgadora

—No es sólo un besito, señora, ellos son hombres, ¿okey?, y si quiere meterle ideas erróneas a su hijo en la cabeza hágalo en otro lado, no quiero que su hijo descarrile a otros del camino normal

—¿Normal?

—Claro que sí director, hablaré con mi hijo —respondió el padre de Hanbin pidiéndole que se levante para irse los tres del lugar

Hao volvió a su salón tranquilamente, su mamá sólo le dijo que no hiciera caso a lo que decía el viejo ese y que culmine bien mis materias y así ella me pueda cambiar de escuela para no meterme en cualquiera sólo porque estaba cerca.

El pelirojo volvió al salón, el examen ya había empezado pero Hanbin no estaba, y no se apareció en ninguna de las tres materias. Él nunca faltaba a nada.

Tuvo un mal presentimiento.

...

—¿Me puedes explicar que pasó exactamente, hijo? —dijo la mujer mientras su marido azotaba a la puerta al entrar

—No te tiene que dar ninguna explicación Suyeong, creo que está bastante claro que lo pariste mal

—No digas esas cosas, amor, tenemos que hablar con él, quizás el director se confundió o el profesor vio mal...

—No, mamá —interrumpió el pelinegro —no vio mal, Hao y yo nos estábamos besando

—Lo sabía —rió con furia el hombre —sabía que tenías un problema en la cabeza

—Quizás ese niño te besó y tu no supiste como reaccionar, puede pasar

—No, mamá, yo fui quien lo besó a él, estoy enamorado de Hao, nada más

—¿Nada más? —su papá se enojaba aún más con cada minuto que pasaba —¿crees que es algo normal?, ¿cuando has visto a dos hombres besándose?, ¿te volviste loco?

—Yo no pedí ser así, si fuera una elección no la quiero, y menos sabiendo que se van a poner así —se le formó un nudo en la garganta

—¿Vas a llorar? —frunció el ceño —¡los hombres no lloran, Sung Hanbin! y si vas a seguir con esas estupideces es mejor que te largues de mi casa

—Amor, no puedes hacer eso, es nuestro hijo —suplicó

—¡Silencio! —ella se quedó muda —esta es mi casa y es mi última palabra, este ser ya no es mi hijo, yo no quiero un hijo maricón

Hanbin miró a su mamá buscando ayuda, pero ella sólo bajó la mirada. En ese momento supo que sus dos padres le habían dado la espalda.

Regresó a su habitación y al cerrar la puerta comenzó a llorar en silencio para que nadie lo escuche. Se quedó sólo. No tenía a donde ir, ni dinero, ni comida. Pero estaba seguro que no podía quedarse en esa casa.

Sacó una maleta y la empezó a llenar de ropa, lo suficiente para sobrevivir, aunque no sabía cuánto iba a durar allá afuera con todo el frío que estaba haciendo.

Esperó a que los dos se durmieran para escapar, no sabía si lo que le dijo su papá acerca de irse era verdad, pero no quería quedarse hasta el día siguiente a comprobarlo.

En la noche era donde más nieve caía, el suelo estaba totalmente blanco y sólo podía guiarse por algunas luces navideñas colgadas en las ventanas de las casas.

Su celular ya no tenía batería. Se sentó en un pequeño asiento dentro de un parque a pensar que se suponía que iba a hacer. De repente, a su mente vino una persona, aunque no estaba seguro si esa persona quería verlo, aún así fue a su casa. Era su última salvación.

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Dulce Navidad 🎄 HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora