—¿Quieres hamburguesa o pasta?
—Solo quiero una ensalada de pollo, ¿hay eso? —Papá asiente y avisa al mesero sobre lo que queremos.
En realidad yo no quiero nada, no tengo apetito pero se lo que me espera si me niego. ¿Por qué es tan complicado? Saco mi teléfono del bolsillo y veo vídeos en las redes.
—¿Cómo te fue hoy?
—Bien —Miento sin siquiera verle.
—Mañana inicias tu primer día en el bufete, ¿estás lista?
Dejo mi teléfono en la mesa y suelto un largo suspiro, ¿tan rápido se fue el tiempo? ¿Qué hace que estuve en un juzgado sirviendo de testigo en contra de mi propia madre? Cielos, siempre regreso a ella. Me aclaró mi garganta en un intento de aliviar el nudo que siento.
—Lo estoy.
—Ágata cariño, ¿quieres hablar? —Pregunta cauteloso, alzó mis ojos a los suyos y me sorprende ver tanta preocupación en ellos, ¿o solo es mi mente jugando conmigo para hacerme sentir mejor?—. Si quieres podemos planear un viaje juntos y...
—¿Por qué? —Suelto interrumpiéndolo—. Estuve bien y estaré bien, no necesito un viaje para hacerme olvidar lo arruinada que estoy papá.
—Eso no es lo que quise decir —Baja su mirada y me muerdo el labio por hablarle de esta manera.
Quiero disculparme, decirle que no es mi intención herir sus sentimientos pero este orgullo no me lo permite. Porque entonces admitiría mi debilidad, admitiría un error y eso no puedo soportarlo. Ya mostré demasiado, es mi padre pero, ¿por qué cada vez lo detesto más? Basta, Ágata. No digas eso, solo estás estresada. Tu padre es tu todo, es lo único que te queda.
—Papá...
—No, no te preocupes —Se apresura—. Cambiemos de tema. Te traje hoy aquí para hablarte del chico nuevo en nuestro bufet, ya tú estás graduada y aunque eres nueva tienes mucha experiencia así que el quedará a tu cargo.
Sabía que hablaría de trabajo, que su preocupación solo era una farsa y su fachada de "padre bueno" se desvanecería en cualquier segundo. Muerdo el interior de mi mejilla molesta porque una cosa es saberlo y algo muy diferente es que se cumpla.
Mi pie sube y baja debajo de la mesa en ansiedad, mis manos las abro y las cierro tratando de distraer mi mente. ¿Chico nuevo? ¿Por qué quiere dejarme a cargo de alguien si a penas es mi primer día? Ni siquiera he empezado a trabajar, mi experiencia es extensa debo admitirlo pero eso no significa que sea una experta. ¿Por qué quiere complicarme aún más la vida?
Tengo suficiente con mis problemas como para que ahora me le sume esa sorpresa.
El mesero llega justo cuando abro mi boca para responder, doy gracias al cielo que lo hizo porque si no habría dicho algo de lo cual me arrepentiría. Respiro una, dos veces seguidas hasta que siento más autocontrol. ¿Por qué me siento tan molesta? Quizá el solo quiere disfrazar el chico nuevo para hacerme creer que está a mi cargo cuando en realidad lo manda a espiarme. Eso si nunca se lo perdonaría. Mientras más lo pienso, más ideas tontas se me vienen a la cabeza.
—¿Ágata? —Pregunta mi padre sirviéndome agua—. Te estás poniendo pálida, ¿segura que estás bien?
—Lo estoy —Aseguró más rápido de lo que pretendo—. Respondiendo a tu argumento anterior, ese chico nuevo, ¿de dónde es? ¿Qué tendré que enseñarle?
Quiero preguntarle si es una mentira pero siendo honesta no necesito su sinceridad ahora mismo. Tomo el agua y trago nerviosa por su respuesta. Papá me observa inseguro, asiente con su cabeza y me da una pequeña sonrisa.
Ahora que lo pienso, ¿hace cuánto no he vuelto a ver la sonrisa genuina de papá? Tal vez fue cuando tenía seis años, me llevo de pesca y atrapé un buen pez, sonrió tan orgulloso esa vez que nunca he podido olvidarlo.
—Su nombre es ...—Observó sus labios moverse pero no escucho nada, parpadeo un par de veces más pero todo está en silencio. Respira Ágata, todo está bien. Uno, dos, uno, dos. Tomo otro sorbo de agua, golpeo mi pierna, eso dolió—. También en el exterior, se ve que es un buen chico. Lleva varios años de abogado solo que ejercía en otro estado y cuando se mudó acá, tuvo que hacer el proceso para ejercer aquí. Conozco...
—¿Qué haré con el? —Preguntó alcanzada porque mis fuerzas se están debilitando—. Me hubieras dicho en casa, no era necesario venir a un restaurante para que lo hicieras.
Papá frunce el ceño, se nota molesto pero yo también lo estoy. ¿Por qué tiene que hablar tan bien de un extraño que a penas conoce? Su hija está enfrente, sufrió y aún así no se esmera por sacarla del hoyo en el que se encuentra metida.
Quiero llorar.
—Ágata, ¿por qué eres tan insensible?
Algo atraviesa mi corazón, enojo es lo único que flota de mi cerebro y exploto.
—¿Insensible? —Preguntó indignada—. ¡Tal vez porque hasta los quince años estuve en un sótano mientras tú viajabas por el mundo resolviendo problemas ajenos menos los de tu propio hogar!
Su cara cae en tristeza y quiero retractarme pero es demasiado tarde, por eso no quería venir. No me sentía completa para dar la función correcta y fingir que todo estaba bien. Sin esperarle me levanto del asiento y salgo fuera del local. Me siento tan abrumada que en cualquier momento siento colapsar.
Mi cabeza gira y no escucho más que el latido de mi corazón, ¿es normal? Cada día siento más miedo que el anterior, ¿qué haré? Mi madre no me quiere y mi padre lo hace solo que ya no sé si creerle o no. Ha estado tan ausente que sus palabras ya perdieron el efecto.
Sigo caminando sin rumbo.
Las calles se vuelven más oscuras, ¿desde cuándo el negro se volvió un color tan bonito y atrayente? Es envolvente, siento mis pies más pesado cuando avanzo por el duro asfalto del callejón. ¿En qué momento llegué aquí? ¿Por qué papá nunca viene por mi?
En esas noches oscuras, cuando los golpes dolían tanto que olvidaba la razón de mis días, en esos momentos cuando gritaba su nombre pero nadie me escuchaba...¿por qué sigo viva? ¿Por qué lucho si no hay alguien que valore mi existencia? ¿Qué propósito debo lograr para salir de esta miseria? Caigo rendida finalmente al suelo, no siento dolor pero se que mis rodillas están golpeadas.
Las lágrimas caen sin parar, mi garganta duele de los fuertes sollozos que desprende. ¿Qué nadie escucha en este lugar? Solo quiero un abrazo, solo quiero escuchar que todo va a salir bien. Quiero recuperar la esperanza que perdí, el amor que ya no existe en mi corazón. Más lágrimas nublan mi visión, la noche se vuelve más oscura. De pronto escucho unos pasos, trato de reprimir mi llanto pero no lo logro. De pronto escucho una leve risa a mi costado, asustada volteo a ver pero no hay nadie.
¿Se están riendo de mí?
Con miedo intento levantarme pero no lo consigo, caigo de nuevo esta vez si puedo sentir el dolor palpable en mis manos y rodillas. ¿Qué hago aquí? Intento levantarme una segunda vez y lo logro, volteo a ver a todos lados pero sigue sin haber nadie. Mi corazón late rápidamente.
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Sálvame
RomanceÁgata solo quería olvidar el dolor de su infancia, enfocarse en sus estudios y cuidar de su padre...no se le estaba haciendo fácil aparentarlo. Las heridas del pasado no le dejaban respirar tranquila. La monotonía de su vida, la rutina del día y el...